Capítulo 3

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Nick miraba sorprendido y asustado, su mamá le dijo que no debían verle, miro a su nuevo amigo listo para defenderlo pero no quería que nadie saliera herido.


Miro al grupo y la que le llamó la atención fue una con un aura poderosa y ojos plateados, otra pelirroja y una morena con una especie de corona la que su amigo había tirado de pelo negro y piel clara tenía un aura que ha Nicolas no le gustó y pudo ver muchas cosas malas que hizo.


Sin decir palabra el pequeño acompañado del ciervo que no se apartaba de su lado lo siguió Artemisa se puso de guardia pero el pequeño le tendió un saco que no había caído en la cuenta que llevaba con él.


Curiosa y con cautela lo cogió y rebuscó hasta que sacó un objeto que hizo que prácticamente se le saltaran las lágrimas.


En su mano había una esfera que brillaba con los rayos del sol y la luna dentro se veían imágenes de Apolo y ella de pequeños junto a su madre jugando en el prado, ese fue uno de sus mejores recuerdos y que estuviera atesorado en esa bola, la dejo sin palabras.


Pero la diosa no fue la única El pequeño le tendió a cada una un objeto Poephe se quedó sin palabras al recibir un carcaj de flechas como el que su madre le regaló. A Zoe a pesar de no querer aceptarlo, recibió unas semillas de sus flores favoritas que sólo crecían en el jardín de las Hespérides.


A Britomartis le regalo unos huevos de grifo y una red que él mismo había echo tejido con hilos de luz de luna.


Nick sonrió al ver como las cazadoras sonreían al ver sus obsequios con un brillo en sus ojos no eran malas lo percibía, sólo tenían un gran carácter pero la otra chica que intentó atacarlo pudo ver su oscuridad y malas acciones, ella si que no merecía regalos.


Nicolas se limitó a darle un trozo de carbón.


Y en una ráfaga el pequeño desapareció dejando atónitas incluso a la diosa de la luna.


—¡Jajajaja parece que ha Tieara sólo le ha dejado carbón!—Britomartis se reía a carcajadas—No lo culpo lo amenazaste sin ningún motivo—


La cazadora apretó los dientes y lanzó el mineral para después irse.


Artemisa en cambio decidió organizar una reunión para averiguar quién era el niño.



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Los Olímpicos estaban reunidos en la sala del trono Ares afilaba su espada, Dionisio bebía vino, Afrodita cotilleaba con Demeter mientras la otra intentaba que comiera cereales. Poseidón se reía de un chiste de Apolo y Hermes, Hefesto estaba trabajando con unas piezas, Atenea leía un pergamino mientras Hera molesta miraba a su marido seguramente había descubierto uno de sus escarceos.


El rey incómodo por el escrutinio decidió llamar al orden con su rayo.


—¡Orden!Hemos sido llamados por Artemisa ¿para qué nos convocaste?—


La diosa de la luna les contó todo desde el extraño niño y el Ceryneian Hind.


—¿El ciervo ciervo dorado luchó contra las cazadoras por ese niño?—Atenea estaba sorprendida que el ciervo se volviera contra las servidoras de su propia dueña era inusual.


Afrodita en cambio se reía encantada por lo que le sucedió a esas doncellas sobre todo cuando recibieron una cornada del ciervo.


—Pero lo más extraño es que el pequeño nos dio regalos a todas las allí presentes—


Les contó los regalos y les mostró el suyo Zeus lo revisó junto Atenea por si había algún truco o trampa pero todo parecía estar bien, Apolo se le iluminaron los ojos al ver el regalo.


—Sea quien sea no puede ser malo si os dio esos regalos a lo mejor solo os estaba pidiendo perdón—sugirió Hermes.


La diosa de la Luna negó con la cabeza.


—No a una de mis cazadoras Tieara le dejó un trozo de carbón—


Apolo resopló, no culpaba a ese niño de dejarle eso Tieara era con diferencia la más cruel de las servidoras de su hermana, en una ocasión estuvo a punto de degollar a uno de sus hijos sin ningún motivo, la habría matado de no ser por Artemisa. Ella le prometió mantenerla alejada y hablar con ella pero dudaba que eso funcionara.


—Bueno...ella fue algo agresiva con él y el Ceryneian Hind la derribó para protegerlo—


Afrodita,junto a Apolo, Hermes y Ares se echaron a reír. Zeus mandó silencio se masajeó las sienes queriendo acabar con esta reunión.


—Terminemos de una vez, Artemisa quiero que busques a ese muchacho por si es una amenaza y lo traigas ante nosotros—



Los dioses pusieron los ojos en blanco, Zeus y sus paranoias, los únicos que estaban intranquilos fueron Hefesto y Hestia, sabiendo que ese sólo pudo ser Nicolas tenían que avisar a Epimoní para mantener a salvo Nick. El no era ninguna amenaza pero con la paranoia de Zeus nunca se sabía además de las reacciones de los otros dioses.

El origen de Santa Claus y KrampusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora