20.Plan de ataque🔥

104 23 0
                                    

Después que regresamos a la estación, fui directo a la habitación y me paré frente al baño. Rápidamente empecé a quitarme el uniforme, estaba empapado de sudor y las gotas negras —debido al humo y cenizas— rodaban por mi frente. Mis compañeros estaban en las mismas condiciones que yo, así que no entendía porque estaban mirándome asombrados. En ese momento se me había olvidado que no tenía más que ropa interior bajo el uniforme, pues no me había dado tiempo de ponerme ni una camiseta cuando salimos ante la emergencia. Todos se me quedaban mirando y se relamían cuando me tuvieron casi desnudo frente a ellos, ya deberían estar acostumbrados, pero al parecer no se cansaban de apreciar mis movimientos y mi cuerpo.

Cuando me agaché para terminar de retirar mi overol, mi culo quedó levantado y escuché algunos gemidos ahogados. Al menos eso logró distraerme un poco de la impresión de minutos antes en el departamento de Mike. No quería pensar en lo que había presenciado, así que, —aunque llevaba días sin hacerlo— decidí que un poco de provocación no quedaba mal en ese momento. Quizá si no lograba mi objetivo, podría conseguir que Tay o God me dedicaran un tiempo a solas.

—¿Krist, te sientes bien? —preguntó Singto, acercándose a mí, por detrás, pero sin quitar la vista de todos los demás y tratando de cubrirme con su cuerpo, especialmente mi trasero y mi entrepierna.

Y en ese momento quedé más convencido, lo intentaría una última vez...

—Claro, muy, pero muy bien. —contesté tajantemente.

—¿En serio? —me volvió a preguntar.
Solo asentí, mirando la ducha, a la cual quería llegar de inmediato para empezar con mi plan de ataque.

—Está bien —dijo algo contrariado, porque al parecer creía que empezaba a tirar la toalla con respecto a él.

En ese momento God se acercó a nosotros y me tomó del brazo, luego susurró contra mi oreja:

—¿Ya se te quitaron las ganas de... Singto?

—No. Al contrario, pero ya no sé si solo es calentura o qué mierda. —vi a Singto dirigirse hacia su casillero— Pero he decidido que hoy, voy a darle de su propia medicina.

—¿A qué te refieres?

—Aún no se me olvida lo que me hizo el día de nuestra apuesta en la piscina.

—Entraré a la ducha, tu ve con él y háblale de lo bien que me como tu polla.
—Comías —dijo sonriendo— y después...

—Después entra en la ducha con él. Ah, y no olvides comentárselo a Tay.

Me quité la tanga y caminé hacia la ducha, ya estaba completamente desnudo así que, armándome de todo mi valor, decidí hacer lo que tenía pensado. Si Singto caía ante mi o terminaba despreciándome, lo sabría en ese mismo momento. Ya no estaba dispuesto a esperar más, lo haría, aunque Singto pensara que era un puto facilón.

»Algunos de nuestros compañeros ya estaban bañándose. Dejé correr el agua sobre mi cuerpo y vertí un poco de shampoo en mi mano, para luego llevarlo a mi cabeza.

—¡Krist! —oí decir a Yoongi en un grito cuando entró. Acostumbrábamos bañarnos con la ropa interior puesta cuando estábamos todos juntos en las regaderas, pero esa vez yo quise entrar completamente empelotado.

Llevaba sospechando que Singto se portaba raro cuando me veía cerca de nuestros compañeros, o cuando intentaba coquetear con alguno, porque sentía celos, pero podría ser que me estuviera equivocando, así que lo iba comprobar.

Enjuagué la espuma que cubría mis ojos y cuando vi hacía mi derecha —donde oí a Sngto— él ya estaba completamente desnudo, también, en la misma regadera que estaba usando yo. Aluciné al verlo completamente desnudo, ante todos, por primera vez. Su cuerpo bien formado, sus abdominales de infarto, sus brazos poderosos, sus piernas largas y musculosas y ese tatuaje tan seductor que nacía en su ingle y llegaba por encima de su pubis —completamente rasurado— mostrando ante mis ojos una enorme polla (a pesar de estar en reposo) estaban a punto de hacerme babear. Muchos de los chicos se giraron a verlo también, otros decidieron salir rápidamente y algunos ni siquiera llegaron a entrar al baño.

—Pero, Krist... —las palabras de Wooyoung  se quedaron atoradas en su garganta cuando nos vio juntos e intentó mirar hacia otro lado, mientras salía también.

Me enjuagué todo el shampoo bajo el chorro de agua, sin olvidarme de menear el trasero y girar de lado dejando que mi polla saludara mientras se ponía más firme. En algún momento una de mis fantasías más grandes fue estar rodeado de bomberos deseosos de hacerme suyo, la sola idea me volvía loco. Y estaba sucediendo en ese momento, sólo que ya no me importaba follar con nadie más que con Singto, estaba en una ducha con un montón de bomberos cachondos, casi empelotados, pero tenía al único que ocupaba mis pensamientos y se colaba en mis noches de sueños húmedos, parado junto a mí, mirándome ardientemente. Quizá mi fantasía y deseo de estar con Singto si iba a cumplirse en ese momento.

O quizá no... pero decidí que lo haría sufrir un poquito.

—¿Alguien quiere enjabonarme la espalda? —dije con voz inocente, tomando el jabón, pero dirigiendo la vista no a Singto, que estaba parado justo a mi lado, sino a God. Escuché a Singto resoplar, pero no se movió ni un milímetro. Y cuando God se metió conmigo bajo la ducha, bueno junto a ambos, y empezó a jabonarme, el resto nos miraban extasiados— ¡¿Alguien más?! —dije, guiñándole un ojo a Tay.

Era una completa locura. Singto no decía nada y seguía sin moverse. God salió y dejó que Tay entrara y cuando empezó a tocar mi cuerpo, me estremecí y vi que Singto nos miraba atentamente. Dejé que mi mirada viajara hasta su polla y ese delicioso pedazo de carne estaba totalmente tieso.

Tay se aventuró un poco y empezó a enjabonar mis nalgas, regalándome un rico masaje con sus grandes manos. Uno de sus dedos se deslizo —aventurándose aún más— por mi canal y yo estaba en la gloria. Al tacto, mi polla respondió levantándose más.

En ese momento quería estirar mi mano y acariciar la polla dura de Singto, tocar su cuerpo bien formado, comerme su boca y que me follara por fin, ahí delante de todos. Pero aún no estaba convencido de que Singto quisiera hacerlo. En ese momento ya ni siquiera notaba esa pizca de celos que antes había notado. Él seguía mirándome y yo lo miraba desafiante, en el fondo quería gritarle "¡Ven aquí idiota, quiero que seas tú quien me toque!", pero mi plan era ponerlo al límite, quería hacerlo rabiar, tanto o más que él a mí cuando me dejó en la piscina.

Cuando la mano de Tay se deslizó por mi ingle, no pude evitar un gemido y en ese momento Singto llevó su mano a su polla. ¿Empezaría a masturbarse? Deseaba que lo hiciera, aunque más quería que mis manos estuvieran alrededor, antes de que mi boca empezara a comérsela como si fuera un caramelo. 

Todo era tan excitante... por fin estaba provocándole sensaciones que quizá terminarían con nosotros follando.

Poco a poco todos fueron saliendo de las duchas, quizá yendo a masturbarse con comodidad en sus literas, mientras que Tay no dejaba de acariciarme la polla. Cuando estaba agachándome para meterme su polla en la boca y que me la follara mientras chupaba con mis labios apretados alrededor de ella, vi a Singto  dar un paso hacia nosotros, justo al lado de Tay. Para ese momento ya solo quedábamos los tres en el baño. Y me agradó saber que por fin Singto  parecía estar dispuesto a recibir los placeres de mi lengua y mis labios; pero cuando nuestras miradas se cruzaron, lo que hice fue tomar entre mis manos la polla de Tay y lentamente fui acercándome para chupársela. Saqué la punta de mi lengua y cuando estuve a punto de tocar con ella la punta endurecida de la polla de mi rubio amigo, los ojos de Singto me miraron con furia.

Había cumplido mi objetivo.

Singto tocó el hombro de Tay y lo hizo a un lado para después agarrarme del pelo y acercar mi boca a su polla.

—Maldición, Krist  ¡Por lo que más quieras, chúpamela ya! ¡No puedo más! —dijo y mi corazón dio un revolcón dentro de mi pecho.

Fuego en el Corazón  <<KristSingto<< Adapt.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora