⠀⠀⠀⠀⠀ 𝒙𝒊𝒊. 𝐯𝐚𝐦𝐨𝐬 𝐚 𝐭𝐞𝐫𝐦𝐢𝐧𝐚𝐫

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𝐜𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐝𝐨𝐜𝐞
━━𝒗𝒂𝒎𝒐𝒔 𝒂 𝒕𝒆𝒓𝒎𝒊𝒏𝒂𝒓

𝐜𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐝𝐨𝐜𝐞━━𝒗𝒂𝒎𝒐𝒔 𝒂 𝒕𝒆𝒓𝒎𝒊𝒏𝒂𝒓

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     Edmund y Reagan estaban sentados en el salón de este último, intentando terminar la presentación que debían hacer en un par de días. Se habían visto prácticamente todos los días desde el comienzo del curso y habían decidido formar pareja, porque sabían que trabajaban bien en equipo.

Sin embargo, en lugar de trabajar, Reagan se sorprendió a sí misma concentrada en la escritura del chico, analizando lo redondas que eran sus letras y lo recto que era capaz de escribir sin ninguna pauta.

Ya había escrito tres páginas, acertando en cada coma y sabiendo exactamente lo que tenía que decir. No recordaba por nada del mundo cómo se trataba el destino y el libre albedrío en la novela. Thomas la miró desde el sofá, con las cejas fruncidas. Llevaba unos días así, desde que había vuelto de la fiesta de pijamas, pero él no entendía por qué, ella no se lo había dicho.

Reagan se frotó los ojos, cansada, y se excusó. Se levantó de la mesa ante la atenta mirada de los dos chicos, que se miraron. Thomas negó con la cabeza, diciéndole a Edmund que no tenía ni idea de lo que le había pasado a la chica. Edmund, sin embargo, se levantó y la siguió, preocupado por la chica que conocía desde hacía tanto tiempo.

—Eh, ¿qué pasa?—susurró Edmund, cerrando la puerta tras de sí. Reagan estaba apoyada en la encimera de la cocina, con un vaso de agua delante,—y ni siquiera intentes decirme que estás bien porque sé que no es así—.

—Sólo estoy cansada, he tenido unos días duros, eso es todo—,sonrió ella, sin mostrar los dientes. Edmund, no obstante, la miró con una ceja levantada.

—Te conozco lo suficiente como para saber que, si no enseñas los dientes mientras sonríes, no estás sonriendo de verdad—.

Reagan se derrumbó ahí mismo. El chico, preocupado por haber dicho algo malo, se apresuró a disculparse y a abrazar a la chica, que le devolvió el abrazo. Ella agarró su camisa morena, sin preocuparse siquiera de arrugarla. A decir verdad, a Edmund tampoco.

Le acarició la espalda, dejando que su mano viajara arriba y abajo, intentando calmarla. Al cabo de unos minutos, ella rompió el abrazo y lo miró. Los ojos de Edmund viajaron hasta sus labios hinchados, debido a que se los mordía una y otra vez, algo que hacía muy a menudo cuando estaba nerviosa. Dejó que su pulgar acariciara su labio inferior, haciendo que la respiración de Reagan se agitara. Hubiera jurado que estaba a punto de ahogarse.

—Reagan...—susurró Edmund, sin apartar los ojos de sus labios. Sus ojos brillaban a causa de las lágrimas y sus mejillas estaban húmedas. Sus manos empezaron a sudar mientras miraba sus labios, cómo se movían mientras pronunciaba su nombre.

—Ed, yo...—,susurró ella,—no—.

El hechizo se rompió y todo volvió a la normalidad. Estaban de vuelta en la cocina con una presentación que terminar. Y Reagan tenía un novio preocupándose por ella. Sin embargo, si hubiera podido, se habría quedado así durante horas y horas, pero no podía.

Edmund retiró rápidamente la mano de sus labios y la puso en su pierna, intentando discernir si estaba enfadada o no. Poco sabía él que Reagan tenía mil sentimientos a la vez, pero la ira no era uno de ellos, ni en lo más mínimo. Puso su mano sobre la de él y le dedicó una suave sonrisa, diciéndole que todo estaba bien, que lo sentía.

—Venga,vamos a terminar esa presentación—,susurró el chico, sabiendo perfectamente queno quería moverse de donde estaba. Reagan asintió pero tardó unos segundos enquitar la mano de donde estaba.

 Reagan asintió pero tardó unos segundos enquitar la mano de donde estaba

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³ 𝐖𝐀𝐘 𝐁𝐀𝐂𝐊 | ᵉᵈᵐᵘⁿᵈ ᵖᵉᵛᵉⁿˢⁱᵉ ⁽ˡᵃˢ ᶜʳᵒⁿⁱᶜᵃˢ ᵈᵉ ⁿᵃʳⁿⁱᵃ⁾ ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora