Capítulo 1

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Capítulo 1

Cuando desperté, el techo de un lugar desconocido me dio la bienvenida. Me dolía la cabeza y me sentía algo mareada, pero sobre todo, pérdida.

Miré en varias direcciones. Era una habitación grande y refinada, ausente de más personas aparte de mí. Era extraño. No recordaba haber venido por mis propios pies a este lugar, recuerdo que me acosté en mi habitación luego de haber pasado mucho tiempo en el celular, estaba cansada así que me dormí rápido.

No entiendo... ¿Me secuestraron?

Apreté las mantas con temor y allí noté algo nuevo. Mis manos. Las levanté frente a mis ojos con confusión, extrañada ya que el color no era el mío, mis manos ahora eran mucho más claras de lo que debían ser.

Absorta en mis pensamientos, me sobresalté cuando la puerta se abrió de repente y una mujer de aspecto joven y vestida de sirvienta entró llevando en sus manos una charola de porcelana.

—Oh, buenos días, Lady Ophelia—saludó amablemente y pronto entró otra vestida igual que la primera llevando un carrito que puso enfrente de mí, luego la primera sirvienta dejó la charola allí.

¿Qué... qué es esto?

Yo no soy Ophelia.

Yo soy Camila.

¿Qué hago aquí?

— ¡¿Lady?! ¡¿Le duele algo?! ¡No llore!

Me sentía muy asustada y confundida hasta el punto en que mis emociones no duraron más tiempo reprimidas y lloré desconsolada. No sabía que estaba pasando y todo me era muy aterrador. Noté como las sirvientas se miraron asustadas, sin saber que decir o qué hacer, sin embargo no dije ni una sola palabra para calmar su propia ansiedad ya que estaba ocupada con la mía.

— ¿Tuvo una pesadilla, Lady Ophelia? ¿Quiere qué hagamos algo por usted? Oh, Lady Ophelia por favor calme su llanto.

No soy Lady Ophelia, no sé quién es esa.

La miré de reojo, mientras me quitaba las lágrimas de mis mejillas. Abrí mi boca para hablar y ellas ansiosas se acercaron para escucharme con atención.

No parecen malas...

—Espejo.

La segunda rápidamente corrió hacia una mesa y me lo trajo.

—Aquí tiene, Lady Ophelia.

Lo tomé y me observé en él, quedándome paralizada de la impresión. Ese no era mi rostro. El rostro que se reflejaba en el espejo sin dudas no era el mío. No era ni por asomo parecido a mi verdadero rostro. Bajé el espejo y me quedé quieta sin decir o hacer algo, necesitaba analizar todo antes de que entrara en pánico.

— ¿Quiere que llamemos al médico, Lady Ophelia?

—No, yo...—jugué ansiosamente con mis manos—. Estoy bien.

—Pero...

—Estoy bien—le corté. Toqué mi cabeza ante la pequeña punzada que me dio de repente—. Quiero estar sola.

Se miraron entre ellas, manteniendo una conversación silenciosa.

—... Como ordene, Lady Ophelia. Con su permiso.

Cuando volví a estar sola tomé de nuevo el espejo y me analicé profundamente, cada detalle era nuevo y mientras más me veía menos entendía lo que estaba ocurriendo. Me levanté de la cama y caminé por la habitación hasta llegar a otro espejo de cuerpo completo.

Ophelia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora