Capítulo 12

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Capítulo 12

Hoy sería el último día en Ashet.

Y habría un banquete de despedida en el palacio imperial.

Un último día para ver a Regis, despedirme y... dejar que la historia siguiera su curso. Quería quedarme y ver desde lejos aquello, pero también estaba aterrada de las consecuencias que eso podría conllevar, si la historia perdía su rumbo... ¿el final feliz se retrasaría o... no habría un final feliz?

— ¡Tía!

La menor entró como un tornado a mi habitación, casi dando saltos y con una sonrisa hermosa y brillante.

—Oh, Cindy.

— ¡Su Alteza está aquí!

Fruncí el ceño. ¿Reynold aquí? Bajé junto con la emocionada Cindy a mi lado, Reynold estaba en la puerta hablando seriamente con Ariadna y Jonathan. Pararon de hablar al observarme y yo estuve más curiosa.

— ¿Qué hice?

—Nada.

—Hola, tía.

—No soy tu tía, pero hola, Su Alteza—lo miré mal—. ¿Está todo bien?

Ariadna suspiró y miró a su hermana que ya estaba abrazando fuertemente al pelirrojo, luego miró a su padre.

—Los puertos de la capital han sido invadidos por piratas.

Palidecí.

— ¿Qué? —Miré a Reynold—. ¿Y tú qué haces aquí?

—Padre me mandó. Estaré aquí como siempre debí estar mientras el Duque irá de nuevo a Rumelia.

Miré a mi hermano.

—Pero...

Colocó una mano sobre mi hombro.

—No te preocupes, Ophelia. Esto es mi deber—miró seriamente a Reynold—. Ven conmigo al despacho ¿Qué tan grave es la situación?

—Iré con ellos—dijo Ariadna.

Esto... tan de la nada.

Se alejaron y no pude escuchar más, miré a Cindy que estaba mirando hacia donde se habían ido ellos y luego me miró, se acercó y soltó un suspiro tembloroso.

—Nunca me acostumbraré a que él tenga que hacer esto, tía.

—Yo tampoco, cariño. Yo tampoco.

Pasaron las horas y no los vi hasta que fue hora del baile y Jonathan no se podía ir aún, por lo que acudiríamos junto a él y luego, nos iríamos de nuevo a Rumelia. Antes de que comenzara el procedimiento decidí escribirle una carta anónima a Regis. Una despedida.

Solté un suspiro nervioso, llenando la pluma de tinta. Observé el papel frente a mí y suspiré.

***

Al llegar al palacio estaba ansiosa, junto a Reynold y Cindy. No sabía dónde estaban Ariadna y Jonathan y eso me ponía de los nervios.

— ¿En dónde están?

—Dicen que estarán aquí pronto, Duquesa. Ya te lo dije—suspiró por enésima vez el pelirrojo. Ignoró mi mirada fulminante y salió del carruaje.

Tomó la mano de Cindy primero y luego me ayudó a bajar.

—Por cómo me esté ocultando algo, Su Alteza, lo voy a-

—Nunca me atrevería, Duquesa.

Tomé una respiración honda y caminé junto a él.

—Le guardaré bocadillos a Ariadna, seguro se sentirá mal si se acaban los de arándano—escuché decir a Cindy.

Ophelia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora