Regis
El papeleo parecía nunca tener fin.Escuché pasos venir a mi oficina, por el golpe cojeante de uno de los zapatos, seguramente era Geraldine. Se había hecho daño ayer en el entrenamiento. Luego de dos golpes, entró. Yo no alejé mi vista de los papeles.
—Su Gracia.
— ¿Qué es?
—El grupo que usted mandó a investigar no encontró los cuerpos de los sirvientes del Gran Ducado Cornelius—informó—. Sin embargo, seguimos buscando y encontramos figuras hechas de arcilla que parecían contener magia maldita. Creemos que fueron los magos del Emperador, Su Gracia.Me lo esperaba.
— ¿Algo más?
—Sí, Su Gracia—carraspeó—. Los perros encontraron a un kilometro del accidente entra la división de tierras, a un hombre. Fue reconocido como Thomas, un jardinero del Ducado de Elios. No parece un robo, el atacante lo golpeó varias veces con una piedra y luego se escapó.Me detuve un segundo. Si era en esa dirección, eso querría decir que Ophelia y Cindy venían también de allí.
—... Ya veo—seguí trabajando—. Entra en secreto a la mansión Esmeralda, El emperador seguramente dejó alguna pista de lo que hizo a la Duquesa allí. Puedes retirarte.
—Sí, Su Gracia.
Cuando escuché la puerta cerrarse, troné mi cuello y dejé el bolígrafo a un lado. Que molesto. Miré la hora en mi reloj de bolsillo y me levanté. Jubelian seguramente estaría por cenar.
Salí de la oficina y me encaminé al comedor. A lo lejos vi a Allen acercarse, era el médico de la mansión. Parecía que venía de la habitación de Lady Ophelia.
—Saludos, Su Gracia.
—Allen, ¿Cómo está la Duquesa Cornelius?
Sus cejas se arrugaron y mostró un rostro de pesar.
—Sigue sin despertar. Tiene fiebre, hematomas por todo el cuerpo, dos costillas rotas y el hombro dislocado. Realmente es un milagro que todavía siga respirando en estos dos días.
Fruncí el ceño. ¿Qué diablos le ocurrió de camino aquí?
— ¿Qué pasa con la pequeña?
—Ella si está bien, no tiene heridas fuertes. Solamente un fuerte shock, y un pequeño golpe en la cabeza que se le está desapareciendo. Me parece verla de camino aquí justo a La Señorita Jubelian.Se despidió de mí y yo seguí mi camino al comedor. Jubelian. Mi preciosa hija. Entré y el sonido de su risa involuntariamente sacó una de mi parte. La señorita Cindy fue la primera en notarme, queriendo levantarse para saludarme.
—Saludos-
—No te preocupes por las formalidades. Puedes sentarte—me senté en el cabezal e inmediatamente las sirvientas colocaron la comida en mi plato.
—Padre—habló mi hija con una hermosa sonrisa—. Le estaba comentando a la señorita Cindy de la fiesta de cumpleaños de la hija del Condel Arnol, la señorita Rose Arnol, la próxima semana.
—Ya veo. ¿Tienes algún acompañante?
— ¿Eh? —pareció sorprenderse—. Oh, planeaba ir con la señorita Cindy.
La aludida sonrió con timidez. La miré. Tenía rasgos de la anterior Duquesa, pero su rostro era idéntico a Lady Ophelia, o al Duque por mas decir.
—Me gustaría intentar socializar y pensar en otras cosas—dijo amablemente. Era tímida y gentil, muy similar a mi hija. Me agradaba, era una buena amiga para hija. Estaba contento que tuviera a alguien con quien reír y hablar.
Mi Jubelian la miró preocupada, tomando su mano por encima de la mesa.
—No se ponga a pensar en memorias duras, Señorita Cindy.
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Ophelia.
RomanceCuando Camila despertó en otro mundo, con otro rostro y con otra familia, se echó a llorar por lo asustada que estaba. Ella no era inteligente como esas protagonistas de los manhwas que leía. Ella no podía implementar objetos del futuro sólo por el...