Josie Salvatore podría batallar con ser hija de Stefan Salvatore, el salvador del mundo mágico. También podría a veces luchar con ser la menor de las chicas y la hija mediana. Pero ella estaba segura, absolutamente, que con lo que no lidiar era esta...
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El sábado por la mañana, Josie prácticamente saltó de la cama. Corrió hacia su tocador y tiró la mitad antes de gemir. ¡No tenía nada que ponerse! Hope iba a verla y darse cuenta de lo patética que era en realidad y buscar a otra chica a la que molestar y darle orgasmos.
Jesús, Hope tenía razón. Josie había alcanzado nuevos niveles de sobredrama que estaba segura que ni siquiera Lizzie había alacanzado. Bien, Josie estaría tranquila y serena. Ella abordaría esto como lo haría Hope. Cuando se enfrentaba a un oponente, Hope siempre buscaba una debilidad para explotar. Los ojos de Josie se posaron en sus pantalones cortos de mezclilla rasgados. Bueno, valía la pena intentarlo.
— ¿Qué diablos llevas puesto? — Preguntó Lizzie con la boca llena de tostadas cuando Josie pasó junto a ella mientras bajaba las escaleras.
— ¿Qué? — Preguntó mirando su atuendo. Llevaba sus Doc Martens y sus pantalones cortos de mezclilla, pero esta vez había optado por un top corto gris que mostraba una astilla del estómago. No había nada malo en recordarle a Hope lo que se había perdido durante la última semana. Josie también había agregado un collar de gargantilla de hilo de cuero negro, imaginando a Hope mirándose el cuello cuando lo vio y queriendo besarla allí. No porque eso fuera lo que Josie quería hacer tan pronto como viera a Hope o algo por el estilo.
— ¿Me veo mal? —
Lizzie la miró de arriba abajo de nuevo. — Te vez... Diferente de lo usual, un poco más de piel de lo que acostumbras a mostrar — Respondió un poco divertida.
— Hace calor — Respondió ella, entrando en la cocina para hablar con su madre.
— Mamá, ¿puedo ir a casa de Hope ahora? Su Alteza me dijo que necesitamos un comienzo temprano, porque soy una causa perdida —
Caroline suspiró sobre su taza de té mientras se apoyaba en el mostrador — Ustedes dos se dicen las cosas más malas que se les ocurren la una de la otra sin pestañear —
Josie se encogió de hombros, riendo internamente — Somos Salvatore se mezclaron con Forbes que pasan tiempo con Marshall fusionado con Mikaelson. Evidentemente, somos duras. Entonces, ¿puedo ir? —
— Sí, sí — Cedió Caroline — Pero no la mates, Josie —
Josie sonrió — No lo estaba planeando, pero ahora que lo mencionas... — Se calló significativamente.
Caroline levantó un dedo severo — Se buena —
— Siempre — Prometió Josie.
Regresó a la sala de estar hacia la chimenea. Agarró un poco de Polvo Flu y no pudo evitar la sonrisa que se extendió por sus rasgos. Iba a ver a Hope de nuevo.
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