Josie Salvatore podría batallar con ser hija de Stefan Salvatore, el salvador del mundo mágico. También podría a veces luchar con ser la menor de las chicas y la hija mediana. Pero ella estaba segura, absolutamente, que con lo que no lidiar era esta...
—Josie, por enésima vez — Gimió Caroline, arrojando una almohada a la cabeza de Josie — Ayuda a tu hermano a poner la mesa. Todos estarán aquí en media hora —
Josie se llevó una mano a la cabeza, ofendida porque su madre acababa de arrojarle una almohada. Estaba cómodamente acostada boca abajo en el sofá, sufriendo un dolor de cabeza cegador causado por la falta de sueño y el whisky de fuego que Hope pudo o no haberle dado la noche anterior.
— Y cámbiate. Son las once y media de la mañana — Agregó Caroline caminando de regreso a la cocina.
A regañadientes, Josie se puso de pie y caminó hacia el comedor donde Kai estaba construyendo una pirámide con copas de vino. Colocó la última encima... y todas se estrellaron contra el suelo. Josie se pasó las manos por la cara — Tengo demasiada resaca para esto — Murmuró
— Kai, da un paso atrás. Déjame limpiar eso —
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Josie todavía se sentía sin energía cuarenta minutos después, pero una ducha, dos vómitos y una poción reconstituyente rápida la hicieron sentir al menos un poco mejor mientras saludaba a la horda de Salvatore/Gilbert/Bennett/ que descendía sobre Salvatore Boarding House. La familia rotó quién sería el anfitrión de la celebración navideña y este año fue el turno de los Salvatore. A pesar de que la Pensión era más grande y mucho más conveniente, Stefan y Caroline siempre insistían en organizar la celebración navideña en su casa cuando era su turno.
— ¡Josie, Lizzie están pálidas! — Exclamó su abuela al verla — ¿Han comido lo suficiente, queridas? —
— Sí, abuela — Le aseguraron a su abuela.
— ¡Caroline!— Liz Forbes gritó cuando vio a su hija — ¿Qué le has estado dando de comer a las niñas? Ella se ven como fantasmas — Liz persiguió a Caroline para regañarla.
— ¿Por qué nos vemos tan pálidos hoy, me pregunto?— Preguntó Lizzie empujando suavemente a su hermana menor, quien casi se cae por el empujon sorpresa.
— ¡Jesús, Lizzie! Ten cuidado, por favor —
—Oof— Lizzie gimió con una expresión de dolor —Realmente estás empezando a decir palabrotas como un muggle. Cierto alguien realmente debe estar pegándotelas — Lizzie dijo esto con un tono un poco demasiado sugerente.
— Lizzie — Dijo Josie en tono de advertencia.
Lizzie se encogió de hombros con indiferencia —No te preocupes, Jo. Tu secreto está a salvo conmigo. Me alegro de que ustedes dos se reconciliaran —
Primero Klaus y ahora Lizzie. ¿Cómo diablos eran ellos dos eran las personas más observadoras en su vida?
— ¿Cómo te fue con lo tuyo? — Ella preguntó.
Lizzie hizo una mueca, pero se salvó de continuar la conversación con la llegada de los Mikaelson. Hayley entró en la sala de estar e inmediatamente se acercó a abrazar a Josie.
