Final
Joaquín entró de inmediato comenzó a buscar a su esposo por toda la casa esperando a que aún no se haya ido, debido a que se le hizo algo tarde por la reunión que tuvo con su editorial, por decisión propia decidió crear su propio sello editorial para evitar trabajar con tantas presiones y así mandar imprimir sus libros independientemente.
Afortunadamente encontró al rizado en la habitación terminándose de poner los tenis, de inmediato se acercó a saludarlo con un corto beso dedicándole una suave sonrisa la cual fue correspondida rápidamente.
— Pensé que ya no llegarías — comentó Emilio llevando sus manos a la cintura del contrario tras terminar de poner sus zapatos.
— La reunión se alargó un poco más de lo normal, lo importante es que ya estoy aquí, así que vayamos antes de que se nos haga más tarde —pidió entrelazando sus manos, para salir de la casa, subiéndose a su auto comenzando el trayecto.
Al llegar se bajaron para quedarse de pie junto al auto, debieron esperar unos momentos para ver a quienes esperaban correr hacia ellos.
— Papá —gritaron dos pequeños, lanzándose cada uno a abrazar a uno de los adultos.
El castaño cargo a la pequeña de ocho años, mientras que su esposo cargo al pequeño de diez años, sonrieron totalmente complacidos por estar con sus hijos aunque faltaba algo.
— ¿Cómo les fue? —intrigó Emilio con una sonrisa, bajando a Adam para quitarle la mochila que esta cargando, mirando de reojo como su esposo hace lo mismo con la pequeña.
— Bien papá, saque un nueve en mi tarea —respondió Daira con una gran emoción, llevando sus rizos hacia atrás pues le impedían la vista, además que no dejaba ver sus ojos castaños claros.
Así es aquella pequeña es muy similar a Joaquín, también se sorprendieron al conocerla por primera vez. Algo similar les paso con el el pequeño Adam, éste tiene el cabello un poco rizado, los ojos cafés oscuro y una gran sonrisa muy característica... exacto muy similar al rizado.
— A mi igual me fue bien, pero ya tengo hambre —comentó el pequeño, sobrando un poco su estómago.
— ¿Y el lonch que te pusimos? —intrigó Emilio algo confundido, se supone que por eso le ponía comida a su hijo para evitar que saliera con hambre.
— Es que a mi amigo, se le hizo tarde y su mamá no le pudo poner su lonch, tenía hambre así que le di la mitad —confesó Adam.
— De acuerdo, pero pudiste comprar algo con el dinero que te damos, para que no pasaras hambre —dijo el castaño.
— En ese caso yo usare mi dinero para comprame otra diadema, le di la mía a mi amiga porte le gustó y ella no tiene una —susurró la pequeña tranquilamente.
Ambos adultos asintieron bastante divertidos por la situación, ahora entendían porque su hija está peleando con su cabello, pues no dejaba de caer en su rostro. Después hablarían de ese tema con más calma, primero debían ir a casa para comer, antes de que Adam tenga aún más hambre.
Al llegar a casa de inmediato y tras que los pequeños se cambiaran el uniforme, se sentaron los cuatro a comer tranquilamente. Una vez que terminaton el rizado debió despedirse pues tenía que ir al trabajo, dejando a su esposo solo con los niños.
De repente cuando Joaquín estaba jugando un poco con sus hijos, el timbre fue tocado, de inmediato fue abrir, al hacerlo se encontro con un joven de cabello café ondulado y ojos mieles, de inmediato se lanzó abrazarlo.
— ¿Por qué no me dijiste que vendrías? Te hubiéramos esperado para comer —intrigó el castaño con una gran sonrisa.
— De hecho me espere a que papá se fuera para tocar, quiero darle una sonropresa —confesó Erian.
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Tiempo extra
РазноеTras su reencuentro, su historia da un nuevo comienzo...¿Esta vez saldrá como desean?