Joaquín mira fijamente la pantalla de su laptop mientras analiza lo que acaba de escribir intentando averiguar si le convence, justo está por borrarlo cuando siente como le tapan los ojos, de inmediato recocio aquellas manos así que sonrió suavemente.
— Siéntate —pidió, de inmediato el rizado hizo lo pedido y se sentó frente a él sonriendole— No esperaba verte aquí.
— Vine por algo de comer y te vi —contestó Emilio, realmente vino con la esperanza de verlo y al parecer funcionó, aunque realmente la comida de la cafetería es muy buena.
— Haré como que te creo —susurró el castaño muy divertido, cerrando su laptop para concentrarse en su acompañante— ¿Qué tienes planeado para hoy? —pregunto, realmente le gustaría pasar un rato con el, pues no lo había visto en tres días que parecían eternos.
— ¿Qué propones? —intrigó bastante emocionado.
— Que tal si pides la comida que planeabas y vamos a mi casa a besarnos un rato, platicar y esas cosas —susurró Joaquín con una sonrisa que logró emocionar por completo al rizado.
— Definitivamente si —comentó poniendose de pie para pedir la comida.
Salieron de la cafetería con sus manos entrelazadas, sin embargo debieron separarse para que cada quien se fuera en su auto o al menos eso pensó el castaño hasta que vio la motocicleta de Emilio, sin embargo no dijo nada hasta que llegaron a su casa.
— No pensé que tendrías motocicleta —susurró Joaquín, acercándose para que lo abrazaran por la cintura— Siempre me diste imagen de chico malo solo que no lo comprobé hasta ahorita.
— Tampoco es para tanto, pero de todas maneras si gustas puedo ser tu chico malo y llevarte a dónde gustes —dijo el rizado, dejando un suave beso en los labios contrarios.
— Eso me agrada demasiado —admitió, tomándolo de la mano para alejarse del abrazo y poder entrar a su casa no sin antes guardar la motocicleta y el auto en el garaje— ¿Qué quieres hacer primero? —intrigó, recibiendo su respuesta cuando lo besaron.
Para cuando se dieron cuenta ya estaban acostados en el sofá, Emilio prácticamente encima del contrario mientras se besaban intensamente, cada uno con su creciente ereccion, soltando pequeños jadeos de vez en cuando.
— Se siente bien —gimió suavemente el castaño, sintiendo como sus erecciones se frotaban, sin embargo cayó en cuenta de lo que está haciendo así que se separó— Aún no me siento listo para volver a estar contigo —admitió.
— ¿Te refieres a todo lo sexual o solo el hacerlo completo?—intrigó Emilio algo dudoso.
— Podemos hacer lo que quieras pero con ropa —susurró.
De inmediato volvieron a unir sus labios con más intensidad, mientras sus miembros se frotaban sobre la ropa, soltando suaves gemidos.
Lo que no esperaron fue cuando la puerta fue abierta por un Adán con una caja en las manos que en cuanto vio a un joven encima de su hijo, simplemente cerró la puerta bastante arrepentido por no chechar en el garaje si había algún auto, estaba por irse a su casa cuando lo evitaron.
— Papá no pensé que vinieras, se me olvido avisarte que estaría aquí —susurró el castaño completamente sonrojado.
— Descuida yo debí asegurarme que no había nadie, solo que no pensé que estuvieras y mucho menos con alguien porque no es viernes —comentó sintiéndose bastante mal.
— Hablamos después —pidió Joaquín recibiendo la caja que traía su padre entrando a la casa— Lamento eso, si quieres podemos continuar.
— Cualquier rastro de exitacion que tenía desaparecio en cuanto escuche la puerta abrirse, ¿Te puedo preguntar algo? —confesó el rizado— ¿El no sabe que regresaste conmigo? —intrigó a pesar de que la respuesta era obvia.

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Tiempo extra
RastgeleTras su reencuentro, su historia da un nuevo comienzo...¿Esta vez saldrá como desean?