Capítulo Nº9: Nunca te abandonaría.

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En la actualidad...

DAIKAR DUMOIS

Hace unos años vi una serie llamada "Merlí", en donde el protagonista era un profesor de filosofía, recuerdo que una vez hizo una cita de un filósofo famoso que decía así:

"Disfrutamos realmente de alguien cuando le queremos por sí mismos. El amor de verdad no espera nada a cambio, el amor puro consiste en amar desinteresadamente. Si queremos a una persona, no le podemos exigir a su vez que nos quiera, no podemos ponerle condiciones, incluso tenemos que estar dispuestos a perderla..."

Me pregunto, si alguien ha conseguido sentir amor puro por otra persona.

Yo lo dudo ciertamente.

Los seres humanos somos muy egoístas.

Decimos que amamos genuinamente, pero la verdad es que solo nos queremos a nosotros mismos.

¿Han conocido a alguien que renunciara a su propia felicidad por el bien de la persona a la que ama?

Parece gracioso, pero, quizás, llegar a la felicidad no es tan fácil como muchos pensábamos.

Quizás yo nunca llegaré a ser completamente feliz, o quizás sí.

¿No hay necesidad de ser tan pesimista, verdad?

Tal vez con un poco de suerte...

El pomo de la puerta comienza a moverse.

Cierro el cuaderno en frente de mí, no sin antes doblar la página en donde me quedé, para luego no perderme.

Dirijo la vista hacia mi audiencia.

Han desaparecido.

Típico de ellos.

Siempre se van cuando abren la puerta, y no los culpo, a mí tampoco me caen bien mis carceleros.

— Hola Daikar — una mujer de pelo negro, vestida de blanco, con su ajustado uniforme de enfermera, se acercó a mí y me tomó del brazo.

Sonríe ampliamente, ella es la única de todo este lugar que me cae bien.

— Hola Katia — la saludo y ella me agarra de un brazo, tirando de él — ¿A dónde me llevas?

— Tienes visita — responde.

¿Visita?

Oh no, eso no es una buena señal, eso mismo dijo cuando me llevó con los señores malos.

No quiero volver con ellos.

— ¡No! ¡No quiero! No me lleves con ellos, ¡No! — le suplico — ellos.... ellos no me quieren, ellos me hacen daño, ellos me lastiman — me resisto lo más que puedo, pero ella es mucho más grande que yo, y tiene más fuerza.

— Vamos Daikar, no te portes mal — me toma por los dos brazos jalándome para afuera de la habitación.

— ¡No! ¡No me lleves, no! — mis ojos se llenan de lágrimas, estoy desesperada, realmente no quiero ir con los hombres de las máquinas, ellos son malos conmigo, siempre me mantienen sedada, y eso no me gusta.

— Daikar, ven conmigo — me dice Katia amablemente — te prometo que la visita te va a gustar — me sonríe, pero al ver que sigo poniendo resistencia, me advierte — o te llevo al calabozo y te dejo ahí durante una semana, tú decides.

PerenneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora