Capítulo N°1: Una historia por contar.

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En la actualidad...

    DAIKAR DUMOIS

Cierro los ojos tratando de encontrar en mi perturbada paz interna una pizca de valor.

Inhalo y exhalo pausada y repetidamente, hasta que la versión más valiente de mí decide levantarse del solitario rincón en el que permanezco sentada para hacerle frente a uno de mis más profundos miedos.

Me encamino tímidamente hasta llegar al centro del salón.

Suspiro al mirarlos a todos y sonrío ante el conocido auditorio.

La comprensiva mirada del individuo que está más cerca de mí me da la confianza que necesito para abrir mi cuaderno y dar inicio a mi cometido...

— ¡Hola! ¿Quieren escuchar una historia? — Las palabras salen estropeadas de mis labios.

Muerta de los nervios; me muerdo las uñas con miedo a recibir una negativa, pero pronto me doy cuenta de que ellos ni siquiera hacen el intento de responder, pero tampoco de irse, así que imaginando que no les parece tan mal la idea...

— Allá voy.

Me dispongo a leer en voz alta.

"Durante mis primeros diecisiete años, yo era una chica tranquila y llevaba una vida normal, además no era muy popular, y mi penosa vida social y personal eran un completo fracaso. Yo sentía que no era suficiente para las personas que me rodeaban".

— Cliché — Me detengo cuando escucho una voz que además de la mía resonó en aquella habitación estrecha, con paredes acolchonadas y sucias que hacen eco de los sonidos que resuenan en el interior. El acolchado en las paredes está desgastado y manchado, indicando el paso de muchos pacientes a lo largo del tiempo. El ambiente es opresivo y claustrofóbico, con una sensación de aislamiento que se hace más profunda por la falta de ventanas.

Me apresuro en ubicar con la vista a la persona que me interrumpió, pero no tengo mucho éxito, creo que se debe a que todos tienen la misma apariencia y tono de voz, lo que me hace imposible identificar quién es.

Decidida a hacerle caso omiso a la opinión sobre nuestra historia, prosigo con la lectura.

"Quienes muchas veces me utilizaban para sus beneficios personales y luego de cumplir su cometido me apartaban de su lado".

— Deberías dejar de compadecerte de ti misma, tú no eres un ser benévolo y bondadoso, más bien eres como una heroína del cinismo, no culpes a los demás— Me vuelve a interrumpir la misma voz... esa que me ha acompañado durante todo el tiempo que he permanecido en este horrible lugar, pero esta vez no paro con la lectura.

"Siempre me he dicho a mí misma que recibo ese trato de los demás por mi forma de ser, pues verán, yo soy inestable emocionalmente e indecisa y muy temperamental; chica lista, pero reservada y cuando digo las cosas soy demasiado directa, motivo por el cual hago daño a la gente sin pretenderlo; tengo algunas amigas que están un poco locas, pero son buenas personas y aunque apesta decirlo, siento que no puedo ser espontánea ni con ellas ni con nadie, una de las razones por las que hace tiempo atrás decidí volverme a ojos de la sociedad una persona totalmente diferente, para poder ser aceptada por las personas".

— Ese es tu problema — ¿no pretende dejarme terminar?, lo miro con cara de pocos amigos, pero estoy dispuesta a escuchar su opinión — la única persona que no se acepta tal cual es, eres tú, y eso sí que es triste. Tú eres tu mayor problema, no tus amigos, no tu familia, no yo; tú. Tú tienes prejuicios contra tu propia persona. Tú eres la única equivocada de toda esta historia. El día que entiendas y cambies eso, todos tus problemas se irán como polvo en viento — suspiró — aunque creo — tragó grueso — que ya es tarde para eso.

PerenneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora