siete

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—Ataca tú primero— dijo Nobile, una vez me puse en guardia nuevamente.

—¡Deja de bromear, Nobile!— exclamó el otro— Acaba con esto rápido.

Yo me abalancé sobre él, con la lanza por delante. Y él comenzó a esquivar los ataques, sin ninguna complicación. Por más que a veces parecía distraerse, lograba evitar cualquier golpe, como si de un juego se tratara.
Y es verdad que mi velocidad no era la mejor, pero sus habilidades eran sorprendentes cuanto menos.

Pareció cansarse cuando dió su primer ataque, logré evitar sus dagas pero no una patada que logró derribarme nuevamente. Al caer, este rió.

—No es divertido si puedo vencerte tan fácil— dijo en un tono irónico —. Levántate y sigue peleando. Si me dejas con ganas de pelear al derrotarte, no nos quedará más remedio que volver a experimentar con el viajero.

Casi por inercia, activé otra vez el Azote de todos los Males, aunque mi respiración comenzaba a fallarme. Por poco, Nobile no logra bloquear mi lanza con sus dagas, y casi podría haberle cortado la cabeza. Nuestras armas seguían chocando, y me acerqué lo suficiente para que pueda escuchar mis palabras.

—Sobre mi cadáver —lo dije en un tono tan bajo, que su compañero, el cuál estaba muy distraído con su invento, no habría podido escucharlo.

Luego de decir eso, me alejé de él otra vez, dispuesto a seguir peleando.

—¿Ahora sí te atreves a hablar?— estiró sus brazos, volviendo a ponerse en posición —Hice una promesa, ¿sabes? Me debes un poco de respeto por no asesinarte hace dos minutos atrás. Si yo lo quisiera, esto habría terminado hace mucho.

No lo dejé seguir, y volví a atacar. Por poco no escapa de varios golpes, en un momento perdió el equilibrio y tuvo que dejarse caer al piso para que la lanza no atravesara su tórax.
Aprovechó su altura, para atacar desde abajo, y no logré esquivar a sus dagas, las cuales cortaron dejando cicatrices en mi abdomen. No me dejé llevar por el dolor, y aún así continué con la pelea.

—¿Cómo es que aún tienes energías?— se burló, a la vez que esquivaba rápidamente.

—Tu única solución es asesinarme, no me voy a rendir— dije, a la vez que intentaba seguir atacando.

Su mirada cambió, y a pesar de mis contínuos ataques logró ponerse a pocos centímetros de mí.

—No puedo dejarte morir, es mi parte del trato— susurró.

Dijo eso antes de dar un golpe con el reverso de su daga, el cual cayó en mi sien, a un lado del cráneo, la máscara de Yaksha se desvaneció otra vez. Ese golpe volvió mi visión completamente oscura de un momento a otro, lo último que supe es que había caído al suelo.

Podía escuchar cosas a lo lejos de forma indescifrable, sabía que estaba inconsciente, pero intentaba buscar las fuerzas para volver a levantarme y continuar.
De repente oí una voz más cercana

—Xiao, ¿estás bien?

Reconocería esa voz en cualquier lado. Quería levantarme y alejarlo de este lugar, mi estado lo lastimaría y no podría perdonarme eso, tampoco podría perdonar a los Fatui si llegaran a lastimarlo.

Su voz seguía ahí, pero yo cada vez me adormecía más. Entonces dejé que esta situación quede en sus manos.

~

—No te esfuerces, ya hiciste demasiado, Xiao— trataba de tranquilizarlo, a pesar de su inconsciencia seguía tratando de levantarse—. Yo me encargo de esto.

Lo dejé suavemente en el suelo. Miré mis brazos, estaban rojos e incluso lastimados en ciertas partes debido a quemaduras. Supe inmediatamente que era debido a Xiao y su estado, ya que muchas veces me advirtió que debía alejarme de él cuando sucedía eso.

Le pedí a Paimon mantenerse a una distancia, por más preocupada que esté por Xiao no era seguro que se acerque.

Me levanté, y miré a Nobile, con el que ya había tenido mis respectivos enfrentamientos en el pasado. Había llegado en el momento que logró derribar a Xiao, pero aunque traté de aumentar mi velocidad no pude evitar lo sucedido. Tras él, lo que parecía ser otro Fatui de alto rango, quizás uno de los once, estaba arreglando una máquina en mal estado.

—Pensé que habías cambiado— dije, preparando mi espada.

—Pensaste mal, viajero— él preparó sus dagas—. No teníamos pensado lidiar contigo, pero pones las cosas más interesantes.

—Yo tampoco pensaba vencerte otra vez, pero aquí estamos— coloqué la espada en el frente, preparado para defenderme.

—¿Quieres acabar como tu amigo? Podría pelear todo el día, y luego tendría energía para cavar sus tumbas— rió, lo ví volver a convertirse en el cruel Fatui que conocí en la casa dorada.

—Teucer estaría tan decepcionado de tí.

Su sonrisa desapareció al decir eso, y noté como se tensionó aún más.
Luego de un momento, abandonó su posición de batalla.

—No vine a pelear contigo— dijo, haciendo desaparecer sus dagas, como respuesta yo aparté mi espada—. Tengo que preparar otras cosas.

Comenzó a caminar, yéndose del lugar. Su compañero tardó en darse cuenta de ello, pero pronto comenzó a alterarse.

—¿¡No piensas llevar al adeptus!? ¡Hey, Nobile! ¡Idiota!— exclamó— ¿¡Acaso quieres ser torturado nuevamente por tu pésimo trabajo!?

—¡Ya logramos lo que querías, Dottore!— cuando lo oí decir eso, guardé ese nombre en mi memoria— ¡Ahora sabes lo que debes arreglar! El adeptus aún puede respirar, no me arriesgaré a ser rebanado en dos, su poder va más allá de la consciencia que tenga. Además, tú no has luchado contra el viajero antes, yo sí sé de lo que es capaz...

Me observó de reojo, antes de seguir con su camino. Supe de inmediato lo que estaba haciendo, pero no podía comprenderlo del todo. Nobile era alguien demasiado fuerte, Xiao estaba demasiado herido como para vencerlo, a pesar de ser un Yaksha, y podría haber acabado con él en poco tiempo. Sus mentiras eran claras al haber peleado con él en una ocasión, y por más que yo luche contra él en este momento, sus probabilidades de vencer no serían bajas. ¿Por qué no estaba aprovechando todo eso?

El Fatui de nombre Dottore se quejó, logró ajustar algunas cosas y la máquina volvió a levantarse, aunque no parecía funcionar correctamente. Antes de irse me observó fijamente.

—Así que eres el aclamado viajero, capaz de controlar elementos sin poseer una visión...— sus ojos me recorrían de pies a cabeza.

Me puse en guardia, observando los movimientos de él y su máquina. Él sólo soltó una carcajada.

—Espero volver a encontrarnos pronto— fue lo último que dijo antes de irse junto con su invento aún fallando.

Esperé un momento más, a que lograran irse del todo antes de bajar la guardia y volver a Xiao. Respiraba con dificultad y su cuerpo estaba lleno de heridas, de las cuales se asomaba la oscuridad de su karma.

Paimon se acercó apenas pudo ver las cosas más relajadas.

—¡Xiao! ¿¡Estás bien!? ¡Ese arrogante de Nobile!— comenzó a alterarse— ¿¡Qué hacemos, Aether!?

—Hay que llevarlo a descansar— volví a tomarlo entre mis brazos.

Como pude, lo subí a mi espalda. Me sorprendió su peso liviano, lo único que me dificultó era el ardor constante que era tocarlo.

—¿Seguro que estás bien, viajero?— Paimon se había calmado, pero aún notaba su preocupación.

—No importa, hay que ir rápido a la posada y tratar de no llamar la atención. Algo así podría arruinar la paz en un evento como el de hoy.

Apenas pude acomodarlo, comencé a trotar a un ritmo rápido. Paimon se adelantó, en caso de necesitar tomar un atajo más largo debido a la gente que ocupaba lugar en el camino.
A la vez, trataba de hablar con Xiao, el cuál aún parecía seguir luchando. Su rostro descansaba sobre mi hombro, así que podía oírlo murmurar frases incomprensibles, casi como quejas.

—No me iré hasta ver que vuelvas a estar bien, Xiao— aseguré—. Me aseguraré de que paguen por lo que te hicieron.

Favor | XiaoEther/AeXiaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora