seis

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Había peleado por tres días, pude descansar en pocas ocasiones, y las pastillas dejaron de aliviar el dolor.
Simplemente comencé a tomar profundas y largas respiraciones para mantenerme cuerdo.

Por momentos pensaba en cerrar los ojos y dejarme vencer por la corrupción, pero luego pensaba en lo que sucedería luego de eso. La mayor amenaza empezaría a ser yo mismo, tendrían que luchar para asesinarme y también a los monstruos. Antes que eso pase, yo mismo me haría cargo de los monstruos y de mí mismo.

Estaba sobre una pequeña colina, aún en el pantano Dihua. Si me esforzaba y levantaba mi vista podía observar todo el territorio del que me tenía que encargar, así que era un buen lugar.

Pasaban varias personas, con sus mercancías o simplemente caminando para llegar a la ciudad. Era muy temprano por la mañana, así que todos se estaban preparando para presenciar o participar en el evento.

No quería estar en su campo de visión, pero no pude seguir evitando eso cuando un gran grupo de vendedores paseaban por el camino, y, los siete sabrán desde dónde, comenzaron a salir monstruos corruptos otra vez.

Las personas parecieron no notar que ellos venían rápidamente hacia ellos con intenciones de atacar, hasta que yo me interpuse antes de que llegaran. A este punto podía destrozar sus escudos con un simple rozamiendo de lanza, y sabía cuales eran sus puntos débiles, pero a la vez mis movimientos eran menos ágiles y más pesados.

Las personas se quedaron congeladas en su lugar. Yo luego de atacar trataba de protegerme, ya que todos los monstruos comenzaban a cambiar de objetivo.

Comenzó a fastidiarme la presencia de todos ellos, no parecían responder al sentido común, así que tuve que ordenar mientras esquivaba las enormes hachas ardientes.

—¡Huyan de aquí!— fue lo que pude decir, antes de ser otra vez golpeado por un escudo, por esquivar las diminutas flechas que lanzaban.

Las personas salieron corriendo inmediatamente. Yo en cambio no podía hacer lo mismo, debido a mis movimientos y los continuos golpes terminé en el suelo.
Recibí algunos golpes más, estando en el piso, tratando de levantarme sin éxito. Luego y de la nada, se detuvieron.

Seguí tratando de levantarme, al levantar la vista vi a alguien a quien jamás había visto. De alguna forma, también sabía exactamente quien era.

Se arrodilló a lado mío, sin parecer ser afectado por la oscuridad. Era un adulto enmascarado, sus ojos eran rojos y sus cabellos eran de un tono celeste pálido. En una de las esquinas de la máscara se podía ver el símbolo de los Fatui, entonces no dudé en atacar.
Traté de golpearlo con mi lanza, a la vez que, de forma rápida, volví a ponerme de pie, él pudo esquivar el ataque sin mucho esfuerzo.

A mis espaldas pude escuchar un ruido metálico, parecido al que hacen los guardianes de las ruinas al moverse. Me moví rápidamente del lugar donde estaba parado, justo antes de que la máquina soltara un golpe, el cuál dió en el piso donde hace un momento yo me encontraba.
No era un guardián de las ruinas, aunque parecía tener el mismo mecanismo, casi hecho por la misma persona. Tenía dos lentes rojos, los cuales simulaban ser ojos, en medio de sus articulaciones se podía ver un fuego azul escaparse desde sus adentros.
Fué ahí cuando el Fatui se dignó a hablar.

—Me sigue sorprendiendo que puedas moverte en ese estado, Guardián Yaksha— dijo entre insoportables risas—. ¿Te gusta nuestra nueva invención? Se llama Krupp, está emocionado por jugar contigo.

Levanté la guardia, no dejando de mirar hacia todas direcciones. No sabía cuántos de ellos habían en este lugar.

—¿No estás emocionado también, estúpido Adeptus? Vas a volver a ver a tus fallecidos compañeros.

Favor | XiaoEther/AeXiaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora