"Lluvia"

77 8 0
                                    

                        CAPÍTULO 5

Termino mi finde de semana.

No voy a mentir, la pasé muy bien, sobre todo mis noches ya no estaban tan aburridas. Ya que alguien me las hacía divertida. Ustedes ya se imaginan de quien hablo, ¿no?, si. Él se vengó de mí. Me hizo probar savora con ketchup y tenía que ponerlo en un pan, no fue tan malo pensaran ustedes, pero, odio la savora es horrible casi vómito. Mateo se murió a carcajadas casi cuando vio que vomitaba. De pronto las llamadas ya no duraban 4 horas, duraban 6 horas, me sentía muy cómoda hablando con Giller, pero eso no lo tiene que saber él, porque es muy engreído y se la cree mucho.

Mire por mi ventana y justo se había puesto a llover así que decidí faltar para dormir un poco más y tomarme un día para mí. De veces en cuando eso viene bien. Amalia ya me había dado el permiso. Ella me trajo el desayuno a la cama, hace días que no comía o era porque estaba muy cansada o solo no tenía ganas. También no es fácil volver del colegio. Cada día eran más peleas, pero eso se los contaré después. Comí y descanse un poco, cuando me levante leí un rato y me puse a pintar después de mucho tiempo, si, cuando digo mucho tiempo es porque fue mucho tiempo. Les cuento. Me gustaba mucho pintar, pero lo había dejado por años, ya que un día estaba pintando y pasan mis compañeras por atrás me agarraron el dibujo y empezaron a burlarse de él y lo rompieron. Las profesoras jamás las retaban. Ellas tenían coronita, me retaban ami en vez de a ellas, eso me hacía sentir muy insuficiente. Me había olvidado lo que era el arte. Me sentía libre a través de él, su textura, su color, mezclarlos me hacía creer en la magia, porque cuando mezclas un color nunca se sabe que color puede salir. Me la pase por horas en mi cuarto pintando mientras puse música. Se me había pasado la hora volando. Tenía que ir a taekwondo, pero decidí no ir, ya que llovía mucho y estaba enfocada en terminar mi pintura.

-¿Puedo pasar?-Me dice Florida.

Para los que no saben Florida es mi hermana, tiene 4 años, se parece mucho ami y es muy pesada.

-¿Vas a tocas mis acrílicos?

-No, te lo juro.

-Bueno, voy a ir al baño, quiero que todo este como esta. ¿Puedo confiar en ti?

Cuando volví. Mis acrílicos estaban tirados. Mi pintura también. Estaba todo arruinado, puse una cara tan enojada que hasta yo me desconocía, creo que Florida se asustó y se fue corriendo, ya sabía que la iba a retar y no era conveniente que siga ahí, así que me fui a comprar incluso con esta lluvia. Salí sin paraguas. Total la librería me quedaba a un par de cuadras de mi casa, cuando estoy a una cuadra veo una sombra de un paragua asomarse y que alguien la sujetaba. Volteo mi cara hacia al lado para ver quien era, ¿y qué creen?, era Mateo Giller o como yo le digo el fastidioso.

-¿Te espero hasta que nos vayamos al espacio marcianita?-Dijo el con su ojos azules que brillaban y su pelo mojado.

-¿Que haces aquí?- Pregunte.

-Quería saber como estabas, no viniste al entrenamiento, no me respondes hasta ayer, ¿estás bien?

-Sisi, estoy bien, no fui porque llueve mucho. ¿Cómo supiste que vivo por acá?

-¿Crees en las casualidades?- Me dice con una sonrisa.

-Creo, pero también creo que esto no es una casualidad, ¿me equivoco?

-No. Tienes razón. Como sabes, nuestras mamás se conocían hace tiempo y mi mamá (Lorena) vio varias veces en aquellos tiempos entrar a Amalia a aquella puerta negra, asi que supuse que seguirías viviendo por acá y no estaba de más ver si estabas bien.

-¿No te parece mucho?- Respondí.

-No. ¿Si somos amigos no?, creo que no está tan mal preocuparse por una amiga. Además te traje paragua. Fui tu salvación.

Amigos. Claro. Yo sé que somos amigos, pero, algo me disgusto cuando él lo dijo, tal vez...no, no lo sé.

-Uf si no sabes cuanta- Dije.

-¡Ey! Si no hubiese sido por mí estarías enferma ahora.

-Bueno. Ahora que viste que estoy bien. pienso que no hay nada más de que hablar, me tengo que ir a comprar.

-Voy a estar bien cuando te lleve a tu casa. No voy a dejar que con esta lluvia estés sola.

Me gusto que diga eso. Sonreí mucho a esa respuesta. No quería que él lo note, así que trataba de hacerme la seria. Mis manos temblaban, no creo que sea por el frío, si no, los nervios, pero era algo tonto, ya que jamás temblaba cuando estaba con él. No quería que él lo note así que trataba de hacerme la seria.

-Está bien, si no hay más remedios.-Dije- haciéndome la que no estaba contenta.

Fuimos a comprar, él me ayudaba a escoger algunos colores para mi pintura.

-¿Este?, combina con tus ojos negros.-Me dice agarrando el acrilico y manteniendo su mirada penetrada con la mía.

No quería, no quería desviarle la mirada, sentía una conexión y una paz que nunca había sentido.

Salimos de comprar y salte un charquito de agua y lo salpique. Él me miro e hizo una sonrisa torcida, vino corriendo y salto cerca de mí porque había un charquito. Me mojo. Lo agarre con fuerza para llevarlo abajo de las casitas de chapa que salía más agua, pero como no tengo tanta fuerza él me llevo hacia ahí. El agua me caía mientras estaba abajo del techito. Él estaba agarrándome fuerte de la cintura y su cara estaba muy cerca de la mía. Puso su mano rozando mi cara, sus ojos estaban mirándome la boca y lentamente colocó sus labios encima de los míos. Me besó. Al finalizar, nos sentamos en un pastito que había.

-¿Escuchamos música?-Me dijo el fastidioso.

-Bueno.

Coloque uno de los dos audífonos de él en mi oído, estaba sonando la canción "Joey Montana-Picky" nos quedamos algunos minutos y nos fuimos. Él me acompaño hasta casa.

-Gracias por el paragua.

-No hay de que marcianita, siempre a tu disposición.

Cerré la puerta y me quede pensando. ¡Que hice! ¡Como lo pude haber besado, en que me metí!, entre a mi casa y me acosté. No podía ni pintar con todo lo que había pasado, lo mejor era dormir con música, porque los pensamientos me estaban pesando y más por lo de hoy.

Detrás del deporteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora