"El lunes "

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                         CAPÍTULO 2

Mi alarma sonó. Todos odian las alarmas por ese sonido chillante, pero mi alarma era especial, ya que tenía la canción de (Carly Rae Jepsen- Call me maybe) Ya sé, pero era divertida, que importa. Era feliz. salte de alegría de la cama hacia la cocina.

-¡Es lunes! - le decía repetitivamente a mi mamá.

Amalia miró raro a Wendy y al toque se puso contenta porque jamás la había visto tan de ánimo, siempre estaba con una cara de traste y con el celular.

-¡Hoy te buscaré con Héctor a la salida de la escuela e iremos a taekwondo! - me anuncia mamá mientras cocinaba.

Me puse a pensar, si yo, que lo mejor no era solo ir a taekwondo. Sino, que también de ahora en adelante me venía a buscar mi papá a la salida ¿qué más podía pedir?, Así que me vestí muy rápido tan rápido que no llegue ni a comer, espero que mamá no se haya enojado por lo menos no llego ni a preguntarme como estaba la comida, si no, hubiese tardado más de lo necesario respondiéndole, cuando salí al colegio y llegue. Hice la fila como todos los días para que bajen la bandera es como un honor. Siempre ponían la canción la marcha de San Lorenzo, como estaba en sexto grado nuestro sector era el de al lado de los baños, no puedo negar que olía horrible siempre me tapaba la nariz. Todos entramos al salón Camila me ve y me pregunta.

-¿Cómo estás?, Ya sabes después de lo ocurrido - me dice con cara de lamentándose.

-¡Muy bien! - le dije- con una risa sarcástica.

Sonó el timbre del recreo, cada uno tenía su grupito, estaban los que se hacían piercing en cada lugar de su cuerpo, mejor ni saber. "Las populares", por supuesto no pertenecía en ninguno de ellos. Así que me la pasaba en biblioteca, cuando termino el recreo volvimos al aula, yo solo quería que termine la escuela. Todo ese rato me la pase viendo el reloj de arriba del pizarrón. No preste nada de atención, hasta que porfin era la hora de la salida, le di un beso en la mejilla a la profe y me fui corriendo donde estaba mamá, pero Amalia estaba hablando con alguien. Siempre se colgaba hablando, ya saben como son las mamás, así que me fui con Héctor que estaba en el auto.

-¡Hoy es el día!- dijo él - con una sonrisa de oreja a oreja.

Sonreí al instante. Él me entendía. mamá se metió al auto. mi papá estaba conduciendo hacia haya, cuando entramos vimos que todo era muy lindo, estaba lleno de cuadros con fotos de los chicos en sus trajes y con medallas, yo ya me estaba imaginando estar ahí.

-¡Hola! ¡Bienvenidos! ¡Me llamo Sabrina!- Exclamó una señora muy simpática.

-¡Hola!, ¿Vinimos acá porque vimos un anuncio?- le dice Héctor.

- ¡Sisi, pasen!- dijo.

-¡Wow!- grité - sorprendida al ver el gimnasio donde los alumnos estaban practicando.

Apenas entre Sabrina me pidió que deje mis zapatos en la puerta. Para no ensuciar el tatami. Los tatamis son esas gomas que se ponen en el piso como un rompe cabezas. Tenían el color azul y rojo. Mis papás se quedaron afuera. Ella me daba indicaciones sobre que hacer porque yo no entendía nada, me toco enfrentarme con un chico muy grande, era alto, estaba asustada mi cara fue como ¿Qué?, pero la señora me explico que no tenía que tener miedo porque era un entramiento. Me toco hacer unas patadas, me sentía como Kun Fu Panda, pero me estaba divirtiendo. Después de tanto nos estábamos despidiendo para salir. Sabrina me acompaña hacia donde están mis padres.

-¿Y como estuvo la clase?- dice ella muy contenta porque había venido alguien nuevo a su clase.

-¡ME GUSTO!, ¡ESTUVO ENTRETENIDA!,¡DESEARÍA VOLVER! - grite muy fuerte como una loca.

-¡Bueno, entonces volveremos!- dice Héctor afirmando.

Ella se vuelve adentro a su gimnasio, Héctor, Amalia y yo nos vamos caminando hacia el auto.

-Saben, estuve hablando con un padre a la salida y le conté que Wendy iba a empezar a hacer taekwondo y me dijo que lo más conveniente es que vaya a un club que se llama"Flores", ¿Qué tal si mejor probamos ahí? Antes de tomar una decisión tan rápido- dijo Amalia.

-¡No!- Exclamé - muy enojada y con una cara fea.

-Pero tenemos que probar, no sabes si te puede gustar más que el otro - dijo papá.

-¡No quiero probar otro, ese es el indicado!

-¡Mañana iremos a probar, te guste o no!- dijo Amalia frunciendo el ceño.

Llegamos a casa y me acosté enojada. Ni siquiera comí, me dormí hasta el día siguiente, cuando me levante. No hable con nadie de mi familia. Lo mejor es que como mamá me vio tan enojada que dijo que si no quería que no vaya a la escuela. Aproveche eso para no ir, así que me quede en casa mirando algunas películas. Mi película favorita era una que se llamaba "Valentina", justo estaba viendo esa película cuando me quede dormida hasta que Amalia me despierta para ir a ese club de Flores, claramente mientras Héctor conducía, yo seguía manteniendo mi cara fruncida hasta que llegamos. Todo era mucho más increíble que el otro, tenía un restaurante, había varias actividades, encima desde la puerta se escuchaba a los chicos practicar. Mis padres fueron a hablar con el encargado del lugar que era el maestro. Él me dijo que si quería podía practicar o ver, como era mi primera clase. Yo decidí hacer, asi qué mi papá se fue, pero mi mamá se había quedado a hablar con una madre dentro del gimnasio. Había un chico de ojos azules y de rulitos ayudándonos se ve que era el ayudante del profesor. Esta vez me toco enfrentarme con una chica, pero nos hicieron hacer una patada superdifícil. Me caí. que vergüenza, sentía mucha pena por mí. Me ayudo a levantarme el ayudante.

-Si quieres hacerlo bien, no es cayéndote- me susurró al oído mientras se reía.

Lo miré con una cara de odio. Jamás había odiado tanto a alguien, siempre que hacía algo no me paraba de ver, era muy molesto. Hicimos una pose confusa y nos despedimos. La clase había terminado. Me fui con Amalia, ¿él me estaba siguiendo? Pensé entre mí. No, no era así. Él también estaba al lado mío porque la persona que estaba hablando con mi mamá era su mamá se llamaba Juelita. Resulta que Amalia nos cuenta a ambos que conocía a la mamá de él desde que él era chiquito por la escuela y por la plaza. El fastidioso me da la mano.

-¡Me llamo Mateo!- dijo sonriendo.

-¡Me llamo Wendy!-le dediqué una cara no muy agradable.

-¿Entonces prometes no caerte más?- preguntó- Mateo levantando una ceja.

-¡Qué gracioso eres!- dije - mientras revoleé los ojos dejándolos en blanco.

-¡Bueno, hija nos tenemos que ir!-dice Amalia.

-¡Chau marcianita!

-¿Qué? - no pude detenerme a no preguntarle.

-¡Por las dos colitas!

Claro. Mamá siempre me hacía en el pelo las dos colitas, pero eso me hizo enfuerecer. Llegamos al auto y nos fuimos a casa. Comí y me acosté.

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