13. Una dura decisión

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No dijo absolutamente nada. De todos modos, le parecía lógico. Se sintió desnuda, desprotegida, como si le hubieran arrebatado una manta que la protegía de los monstruos de la oscuridad y ahora tuviera que hacerles frente.

Tenía miedo. Todo aquello tenía sentido y lo peor de todo era que le afectaba.

Astrid se frotó las manos con urgencia, como en busca de calor. Jayson vio que le temblaban los labios y las rodillas. Se la veía nerviosa, dubitativa y confusa. Pero sobre todo nerviosa. La abrazó por la espalda para darle calor y la besó en la coronilla. Astrid no reaccionó.

—¿Por qué? —se preguntó a sí misma finalmente—. ¿Por qué tengo algo que ver con esas chicas y ese campamento?

El joven periodista le frotó la espalda suavemente con la mano. Luego, la besó en el pelo.

—Eso es lo que vamos a averiguar.

Astrid volvió a centrar su atención en las hojas que les habían permitido llegar a una conclusión en común.

—¿Te has dado cuenta de una cosa?

—¿De cuál?

Astrid necesitó unos segundos para calmarse completamente.

—Sarah Whiver desapareció en el 1960.

—¿Y?

—Paula Harrisson apareció en el 1963. Luego desapareció en el 1971 y en ese mismo año apareció Joséphine.

Jayson la dejó continuar mientras él pensaba a toda velocidad.

—Finalmente llegó al estrellato Sandra Frenny, al 1986, mientras que cuatro años atrás había desaparecido Joséphine.

El chico inclinó un poco la cabeza.

—Las cuatro siguen un orden cronológico.

Astrid asintió con la cabeza.

—Que se detiene al 1990. Por lo tanto, nos hemos olvidado de una niña: Lilian.

—¿Lilian? ¿La que cantaba pop?

—Sí, la que apareció con siete años en esa década y se retiró con trece, en el 1996.

—¿Y qué más?

—Ella no fue... raptada. O, al menos, no lo fue como las demás. No se sabe de dónde salió —confirmó tras ver que en la hoja que relacionaba a las cuatro cantantes con las cuatro niñas desaparecidas, la cantante aludida no figuraba entre ellas—, pero desapareció como las demás y si todas fueron a parar a un lugar tras retirarse, entonces ella debe de estar con las demás.

Jayson se tensó ante aquella posibilidad. Creía que Astrid iba demasiado rápido, pero todo empezaba a tomar forma lógicamente, así que no dijo nada. Astrid tragó saliva.

—Y después voy yo.

El periodista la miró sin comprender. Pero dejó que hablara.

—Según la edad que tengo, nací en 1996. Yo no lo recuerdo, pero igualmente soy la siguiente de esa cadena.

Jayson frunció el ceño. Una reveladora idea cruzó su mente.

—¿Te vas a retirar?

Astrid giró la cabeza para besarle en la mejilla.

—No me lo había planteado, pero creo que no. O, al menos, todavía no.

El periodista miró seriamente a la cantante con gesto preocupado.

—Me refiero a que... si te retiraras..., ¿qué crees que te sucedería?

—No lo sé...

Jayson frunció los labios.

Sombra de Sangre #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora