I. Anhelo

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Había pasado una semana desde que todo sucedió. Desde que Kim envió ese vídeo, ese que hizo llorar a Porchay hasta quedar dormido.

La dulce mirada del joven no era la misma. Sus ojos reflejaban una enorme tristeza, angustia y soledad.
Todos habían notado aquello aunque el menor lo intentara ocultar. Porsche lo conocía más que nadie en el mundo, por lo que decidió hablar con su hermano.

"Chay, desde hace días has estado extraño, ¿Sucede algo?" Preguntó el mayor.

"No es nada hia, simplemente estoy algo cansado" Mintió, esperando a que Porsche le creyera.

Sin estar convencido, el más alto asintió, sabía que esa no era la razón por la que su hermanito estaba de esa forma, pero no lo presionaría.

Como de costumbre se dirigió a su habitación donde se tiró de cara sobre su cama. Sus ojos amenazaban con dejar caer lágrimas, pero no quería llorar, ya no quería sufrir.
Observó aquella guitarra que Kim le había regalado. Esa que ahora era inútil porque no tenía inspiración para escribir canciones y tampoco se sentía motivado para hacerlo.
¿Por qué todo debía depender de una persona? Odiaba sentirse así, odiaba sufrir por alguien que solo lo había utilizado, que nunca lo amo, pero que él ama con tanta profundidad.
Las lágrimas comenzaron a caer, una vez más se encontraba llorando por él.

Por otro lado, el de cabellos largos intentaba contactar a ese hermoso adolescente que, sin notarlo, había robado su frío y distante corazón

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Por otro lado, el de cabellos largos intentaba contactar a ese hermoso adolescente que, sin notarlo, había robado su frío y distante corazón. Pero su miedo le jugó en contra y termino alejando al menor, termino lastimándolo.
Observó en la pantalla un no puedes mandar mensajes a este número. Chay lo había bloqueado, lo tenía merecido, después de todo había sido él quien arruino todo.

Desde lo sucedido en el bar no lo había vuelto a ver. Mentiría si dijera que no lo extrañaba, pero no era capaz de admitirlo en voz alta.
Le hacía tanta falta esa voz chillona y tímida, esos sonrojos y tartamudos del menor, esa suave y hermosa sonrisa que solo le dedicaba a él.
Su mirada estaba fija en el gran ventanal que daba a la ciudad. Tenía tanto pero, ¿Por qué sentía que tenía tan poco? ¿Qué era ese vacío en su pecho?

Su mirada estaba perdida, pero su cabeza estaba llena de pensamientos y sentimientos, ¿Acaso podría seguir viviendo de esa manera?
La angustia lo seguía a todos lados y por más que lo intentará, no podía contactar a Porchay.

Su teléfono vibró. Con rapidez y deseando que fuera cierto menor quien lo estuviera llamando, tomó el teléfono y atendió.

"¿Si?" Preguntó ocultando su emoción y nervios.

"Hola, Kim, soy yo, Kinn".

Su rostro se apagó totalmente, era solo su hermano mayor.

"¿Qué sucede?" Preguntó con frialdad, como de costumbre.

"Necesito que vengas a la casa lo antes posible, surgieron algunos problemas con los franceses" Habló con seriedad Kinn.

"De acuerdo" Asintió para luego cortar.

Se colocó su típica chamarra de cuero y partió rumbo a la casa de la familia principal, pensando en si allí se encontraría a su adorado Chay.

Duele | Kimchay Donde viven las historias. Descúbrelo ahora