VIII. ¿Qué ocurre?

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Lo tenía merecido. Se merecía ese enorme dolor en su pecho, se merecía ese sutil rechazo del menor.

Luego de esa charla, se despidió del menor asegurándole que su amor era verdadero y que no podía vivir sin él. Pero lo sabía, sabía que el dolor por el que estaba pasando era igual de enorme que el que sentía su adorado ángel.

Acordaron que se verían cuando el más joven estuviera listo. Aunque no quisiera estarían alejados durante un tiempo, tiempo que el castaño necesitaba para pensar y sanar su inocente corazón.

Había cierto alivio en el pecho del de cabello largo, a pesar de no estar en los mejores términos con Porchay podía sentir un peso menos en su pecho al haber hablado con el anteriormente nombrado.

Por el lado del más joven, las cosas eran igual de complicadas. De sus ojos caían varias lágrimas que por más que quisiera, no podía detener.
Se sentía feliz, feliz de que su amor fuera correspondido, pero sentía dolor. Dolor por todo lo que pasó y, por ahora, continuaría pasando.

Deseaba poder dejar todo de lado y correr hacia los brazos de Kim, pero no podía. Su mente le decía que lo haga pasar soledad, tristeza, esa que él sufrió durante semanas.
No quería darle el gusto al mayor de no pasar por momentos de angustia como los que él había pasado.

Observó su rostro en ese gran espejo en el baño. Sus ojos estaban algo rojos e hinchados de tanto llorar. Le había dolido ver a su P' llorar. Podía jurar haber visto arrepentimiento reflejado en esos oscuros ojos.

Quería dejar de pensar, dejar de sentir dolor, soledad, arrepentimiento.

Porsche logró observar como el hermano menor de su pareja se retiraba con ojos de que evidentemente había llorado

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Porsche logró observar como el hermano menor de su pareja se retiraba con ojos de que evidentemente había llorado.
Miró a Kinn y el mismo intentó tranquizarlo.

"Todo debe estar bien" sabía que sus palabras no ayudarían, pero no pendía nada intentando. "Yo hablaré con Kim y te diré cualquier novedad que tenga".

El moreno asintió no muy convencido. Probablemente conversaría más tarde con su adorable hermano menor.

Al pasar un par de horas, el jefe de la segunda familia golpeó la puerta de abedul de la habitación de su hermano.
Oyó un inseguro y bajo pase. Se adentró en aquel cuarto, notando que allí estaba su querido Chay, acurrucado en su cama en posición fetal.

"Chay...¿Sucede algo?" Preguntó yendo al grano.

"Hola...no, no es nada" mintió, esperando a que el mayor le creyera.

"Porchay, no es necesario que mientas" dijo algo herido. "Sé que no he podido estar muy pendiente de ti, pero aún sigo siendo tu hermano mayor, y eso implica que te conozca mejor que nadie".

El menor supo instantáneamente como Porsche se sentía. Él realmente quería que supiera que estaría a su lado en las buenas y en las malas, que podía confiar.
Se sintió como la escoria más grande del mundo, ¿Por qué pensó solo en si mismo? Su hermano había estado trabajando para que él tenga la mejor vida y simplemente dejó de contarle cosas porque no tenía tiempo para él.

"Te contaré todo, hia..."

Duele | Kimchay Donde viven las historias. Descúbrelo ahora