IV. Sentimientos

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Observó como el guardaespaldas, ahora pareja de Vegas, se acercaba hacía él y con una de sus angelicales sonrisas comenzaba a hablarle.

"Hola Chay, es bueno volverte a ver" comentó.

"P'Pete, también me alegra verlo" dijo luego de hacer un wai.

"Lo olvidé, él es Macau, el hermano de Vegas" le presentó al chico que estaba a su lado.

Ambos se saludaron y procedieron a continuar hablando.

"Un placer, he oído bastante de ti, Porchay" dijo el segundo hijo de la segunda familia.

"Oh, ¿Es así? Yo no he oído sobre ti" comentó algo sorprendido.

"De igual forma, espero que podamos ser buenos amigos".

"Espero lo mismo" respondió el menor de la familia Kittisawasd.

Pete los observó con una sonrisa, realmente deseaba que Macau hiciera amigos, y Porchay era perfecto para entablar una bella amistad.

Pete los observó con una sonrisa, realmente deseaba que Macau hiciera amigos, y Porchay era perfecto para entablar una bella amistad

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Por otro lado, Kim estaba pensando en qué hacer.
Desde aquel último día en que se encontró con Chay no había podido quitarlo de su mente ni un segundo. Preguntándose cómo estaba, si estaría igual de triste que él, si había superado todo, si en su pecho había un incontrolable dolor.

Miró la guitarra que estaba en la esquina de su habitación, pensaba en que su inspiración solo servía para escribir letras triste de angustia y dolor.
Observó las hojas en sus manos llenas de letras que reflejaban su enorme y aparentemente eterna tristeza.

Lo tenía merecido, pero ya había aprendido la lección, ¿Por qué la vida es tan complicada?

Una vez más miró su teléfono, encontrándose con lo de siempre…nada. ¿Así se había sentido Porchay cuando le dijo que todo era mentira? Cuando le dijo que solo se había acercado a él para conseguir información de Porsche, ¿Así dolió?

Recordó con odio a si mismo como el menor había recurrido a tomar alcohol para olvidar, para aliviar su dolor, ese dolor que él había causado.
Sus lágrimas cayeron, recorriendo desde sus mejillas hasta llegar al cuello de su camisa donde de unieron a la tela de la misma.

Así era. Porchay sacaba ese lado que tanto odiaba y ocultaba, ese lado que le habían enseñado a esconder e incluso temer. Pero, ¿Por qué tener miedo a quien saca lo mejor de ti? ¿Por qué temer a amar? ¿Por qué temer a ser amado?

Su padre siempre le había recalcado que demostrar emociones nos vuelve débiles, nos vuelve una presa fácil para los depredadores que viven en este mundo. ¿Pero es realmente así? ¿Realmente Porchay sacaría un lado débil de él? Si fuese así, ¿Por qué sería malo? ¿Era malo amar y ser amado? ¿Es malo ser feliz?

Comenzaba a cuestionar su forma de vivir, su forma de pensar…su forma de sentir.

Su hermano era jefe de la mafia y podía demostrar sus sentimientos sin miedo, ¿Por qué esconder su forma de sentir? ¿Por qué ocultar todo en un rostro serio y sin humanidad?

Miro ese gran cuadro de sí mismo. Miro ese serio rostro y simplemente vió lo que nadie más.

Vió un joven sin sentimientos…sin amor.

Duele | Kimchay Donde viven las historias. Descúbrelo ahora