Duele | Kimchay

V. Es Difícil

Desde aquel día en el que había conocido a Macau, el joven Kittisawasd se distrajo un poco de su dolor, de su anhelo hacía ese chico de cabellos largos.

"¿A dónde vas, Chay?" Preguntó Porsche al ver a su hermano apurarse a salir de la casa con sus cosas.

"Voy a ir al parque con Macau" contestó algo apurado.

"¿Desde cuándo te juntas con ese niño malcriado?" Se quejó el mayor.

"Hia, Macau no es malo, él es realmente bueno conmigo, es muy amable" explicó.

"Siento que no hablamos de la misma persona".

"De todas formas ya me iré, si sucede algo te avisaré y no te preocupes, se cuidarme" dijo para luego irse.

El joven adolescente caminó hasta llegar hasta el anteriormente nombrado parque, donde visualizo a su ahora amigo Macau.
Desde lejos lo saludó y con una brillante sonrisa se acercó hasta llegar hasta el de su misma edad.

"Hola, Chay" saludó el opuesto.

"Hola" respondió con una sonrisa.

Ambos se sentaron y comenzaron a conversar alegremente.

"Eres realmente bueno en este juego, Macau" dijo centrado en el celular.

Una suave sonrisa se formó en el rostro del nombrado, quien tenía sus ojos fijos en ese hermoso y torpe chico a su lado.
Mentiría si dijera que no de sentía atraído por Porchay. Sin darse cuenta ese tímido chico de su edad lo había cautivado por completo, pero a la vez sabía que el tierno y delicado corazón del joven ya le pertenecía a alguien más. Con esos pensamientos sus sonrisa fue borrada, aún no sabía quién era el idiota que había roto el precioso corazón del chico a su lado, pero sabía que sin dudas no se merecía el amor de Chay.

Kim observaba las imágenes que le había entregado su nuevo guardaespaldas con rabia, ¿Cómo es que Macau había llegado a la vida de Chay? Ardía de enojo y celos. Odiaba haber sido tan idiota, ahora, como consecuencia debía ser testigo de como su primo se acercaba con intenciones amorosas a su adorado Porchay.

Deseaba ir hacia donde estaban y darle una fuerte golpiza a Macau, ¿Por qué carajos le sonreía de esa forma a su Chay? Odiaba demostrar sus sentimientos, pero había descubierto que odiaba más ver a otra persona al lado del menor.

Observó una vez más su teléfono, notando que aún figuraba que no podía enviarle mensajes al menor, aún lo tenía bloqueado. Con furia arrojó su teléfono al suelo.

"¡Vete!" Le ordenó furioso a su guardaespaldas.

El sujeto asintió y se fue, dejando que finalmente el cantante pueda arrodillarse, tomar su rostro entre sus brazos y llorar. Llorar de rabia, de impotencia, de tristeza, de soledad.

Porchay llegaba a casa. Había tenido un largo y divertido día junto a Macau.
Se recostó sobre su cama luego de haberse dando un baño.

Los pensamientos lo rodearon una vez más. Esta vez imaginaba cómo sería su vida si las cosas hubieran salido bien con Kim, si él hubiese sido quien creía.

Sus ojos reflejaron tristeza, otra vez.

No solo tristeza, sino también, decepción.

Decepción de Kim y de sí mismo.

¿Por qué aún dolía tanto? ¿Por qué era tan débil?