Si existe Charlie, existen problemas.
----
Charlotte 'Charlie' Lawrence nunca lo ha entendido, pero tiene la habilidad de meterse en problemas siempre.
A solo días de graduarse de la universidad todo se vuelve aún más caótico en su ya ajetreada vid...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Tristeza y felicidad son las emociones que sentía Charlie a cada paso que daba fuera del campus de la Universidad Central.
—Se acabó. —Susurró para sí misma.
Sostuvo con fuerza las mangas de su maleta al caminar. Sus compañeros estaban igual que ella, no se podían creer que todo por lo que alguna vez lucharon llegó a su fin. Cuando inició su primer semestre estaba en un grupo de cuarenta personas, en dos semanas solo dieciocho de esas cuarenta se iban a graduar.
Cuando Charlie llegó a la entrada del campus vio a Tony recostado en su auto. Él, al verla, le regaló una sonrisa radiante y extendió los brazos a sus costados. Con una sonrisa igual a la suya Charlie corrió los pocos metros que los separaban y se lanzó a sus brazos. Sin dejar de sostenerla Tony comenzó a dar vueltas.
A Charlie no le importó que su vestido levantado mostrara su ropa interior, estaba demasiado feliz como para poner en su lugar a los chicos que empezaron a silbar de forma coqueta en su dirección.
—Felicidades, muñeca —dijo sobre su oído y plantó un beso en los labios de la castaña cuando la dejó en el suelo nuevamente.
—Gracias.
Charlie acomodó su vestido y Tony les sacó el dedo del medio a los inoportunos estudiantes que halagaban el trasero y bragas de su novia. Ella comenzó a reír y subió al copiloto. Cuando Tony se encontró en el asiento del conductor, estiró una mano a los asientos traseros para sacar una caja blanca con un moño rojo.
—Te compré un regalo.
—Por favor, dime que es el libro que llevo pidiendo desde hace meses.
—No.
Colocó la caja sobre las piernas de su novia y con emoción ella prosiguió a levantar la tapa, dejando caer a sus pies papeles que cubrían las prendas. Los dedos de Charlie acariciaron material de encaje antes de sacar del todo un conjunto de lencería color negro, muy atrevido para su gusto.
—Este regalo no es para mí —lo miró con una sonrisa burlona—, esto es para ti.
—Sí que lo es —mordió su labio inferior—. Quiero que lo uses esta noche, te llevaré a cenar a Hortensias, tu restaurante favorito.
—Ese es tu restaurante favorito —le recordó.
—Te gusta la comida de allí, ¿no?
—Es buena —se encogió de hombros.
—Entonces no hay discusión, pasaré por ti a las ocho. Muero por oír de ti misma el desastre que ocasionaste anoche en la fiesta de compromiso de Zach y Jazmín. Tus primos metiches no saben contar buenos chismes.
Tony arrancó el auto en dirección a Heart's, la tienda departamental donde trabaja Charlie. Ella bajó la mirada a su reloj de mano notando que su turno empieza en veinte minutos. Eso le da tiempo de ponerse el uniforme y comer algo rápido en la cafetería de empleados.