SERENDIPIA - Pedri González.

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Siento un suave beso en mi hombro, sonrío instintivamente y dejo que pase su mano por mi cintura para pegarme a él. Lo escucho hablar con su madre, le está contando lo que hizo ayer y no para de sonreír y darme besos. Coloco mi mano encima de la suya y la aprieto un poco posando mi cabeza en su hombro. Veo a Ferran reírse al otro lado del comedor mientras habla también por el teléfono, por su sonrisa de enamorado supongo que es Sira.

-Mamá, no.-Se queja mi canario alzando un poco la voz. Esto hace que lo mire.-Pero si has estado hablando conmigo cinco minutos nada más.-Resopla cansado y me mira, agacha su cabeza y me da un pico.- Ya, si lo se no te digo nada, solo quieres hablar con ella... No, no te voy a dar el móvil. -Doy un suave golpe haciendo que me mire, oigo como Rosi se queja. Le hago pucheros y suspirando me da el móvil.- Te paso con ella, "mamá".-Pone los ojos en blanco y me acerca su móvil a la oreja.

-Hola Rosi, ¿cómo estás?-Le digo amablemente, después del altercado que tuvimos el primer día que nos conocimos hemos hablado varias veces y nos llevamos super bien.

-Lara cariño, todo bien por aquí.-Dice animadamente.-¿Cómo estáis ustedes? Bueno por lo que sé perfecto, que detalle más bonito ha tenido mi hijo contigo.-Sonrío al recordarlo y escucho su risa al otro lado.-Si es que es muy romántico. Yo no se a quien ha salido hija, porque Fernando es más seco y yo ni te cuento.-Ambas nos reímos y Rosi sigue hablando sin dejarme contestar.- Pero bueno...

-No te preocupes yo le pongo un poco de seriedad a la relación, es tan empalagoso.-Bromeo, Pedri posa su mirada en mí y yo le saco la lengua. A mi me encanta que sea así conmigo porque me quita todo lo borde que soy con un beso.- Pero lo quiero mucho y sí, ha sido un detallazo. No me esperaba que hiciera eso por mí pero me ha encantando, lloré y todo.

-Menos mal que te ha gustado porque llevan dado un por culo, mis dos hijos.-Escucho a Pedri quejarse y me río al saber que está escuchando toda la conversación. Su mano se afianza aún más en mi cintura y la aprieta.- Que si esto no le va a encantar, Fer sé más creativo, no esto no me gusta y muchas cosas más. Me tenían la cabeza loca hija.-Suelto una carcajada, Rosi suele ser muy expresiva hablando y me encanta porque a mí me pasa lo mismo. Me besa en el cuello y me despisto un momento de la conversación, es mi punto débil y lo sabe.

-Ha merecido la pena todo el esfuerzo.-Siento otro beso en mi hombro.-Nadie, nunca había hecho algo tan bonito por mí y no solo fue ayer sino todos los detalles que tiene conmigo todos los días.-Noto como sonríe con su boca pegada a mi hombro.

-Mamá déjala ya.-Le dice Pedri a su madre.

-No la quieras tanto para ti que tú la tienes las veinticuatro horas del día , déjamela un ratito.-Se queja mientras Pedri pone su oreja para escucharla mejor.

-No mamá, lo siento.-Agarra el teléfono intentando quitármelo de las manos aunque yo hago un esfuerzo para que no lo logre.

-Adiós Rosi, tu hijo es muy posesivo.-Escucho su risa y como se despide. Pedri me arrebata el móvil, se despide de su madre y corta.

Guarda el móvil en el bolsillo de su pantalón y me giro para quedar cara a cara. Paso mis brazo por sus hombros y él pasa sus manos por mis caderas, ladeo un poco la cabeza y sonrío.

-No me dejas hablar con tu madre.-Lo veo rodar los ojos.

-Habla más contigo que conmigo y además, quiere saber más de la cuenta y tú se lo dices.-Esta vez soy yo la que rueda los ojos.- Que cuando os liais las dos a hablar no hay quien os pare.

Cuando Rosi se enteró de la muerte de mi abuela, gracias a su hijo, no dudó en llamarme por el móvil de Fer e intentaba contactar conmigo siempre. El primer día que hable con ella me desahogué lo suficiente como para empezar a terminar mi duelo. No quería hablar, siempre me he sentido un peso para los demás. No quería hablar con mi madre, se que ella lo está pasando peor que nadie y lo peor es que me lo dice y yo intento ayudarla. Por eso me siento un peso, si mi madre que está mal ya de por sí escucha también mis problemas se pondrá peor. Sin embargo, Rosi me negó en cualquier momento esa tontería y se quedó horas hablando conmigo.