SERENDIPIA - Pedri González.

12

Avanzo hasta donde se encuentran los chicos sentados. Son las dos de la tarde y todos ellos están ya sudando y comiendo como animales. Agarro el primer plato que hay por ahí y me sirvo un poco de carne y algo así como salmorejo. Ferran me agarra por los hombros y me sonríe, por el otro lado aparece una Sira muy sonriente.

-Bueno, ¿qué tal la cama de Pedri?-Me pregunta Ferran.

Resoplo y evito su pregunta. Le agarro el brazo y me lo quito de encima, camino hacia una mesa aleatoria. Están sentados Dani Olmo, Unai, Eric y Marcos Llorente. Los tres están hablando animadamente y me saludan, con un hola, cuando me siento con ellos seguida por Ferran. Sira camina hacia su padre, que sale del comedor, y se va con él. Ferran vuelve a poner esa sonrisa socarrona y yo vuelvo a resoplar mientras me meto una cucharada de salmorejo. Pongo una cara de asco, sin querer, cuando lo pruebo y lo aparto de mí. Los chicos se ríen de mí mientras que yo me limpio la boca, negando con la cabeza.

-Esto no es salmorejo.- Ferran me da un codazo y yo me encojo.- Te lo juro que te voy a matar como sigas así.

-Vamos solo dime ya de una vez si te ha gustado la cama.- Sube y baja las cejas mientras sonríe.

Yo pongo mis ojos en blanco cuando los tres chicos que estaban en la mesa nos miran. Bebo un poco de agua a la vez que Ferran le cuenta que he tenido que dormir varios días con Pedri, en los cuales no ha habido nada más allá que unos picos. Hemos reforzado nuestra amistad y ya sabe cosas de mi familia que pocos saben, pero él me transmite muchísima confianza.

-¿Por qué eres tan pesado?- Le pego en el brazo.- ¿Te he preguntado por tus noches con Sira acaso?

-Eso te iba a decir, tenéis que dejar de follar tanto tío, nada más que os escucho me voy con Dani.- Suelta Unai delatándolos. Todos nos reímos al ver que Ferran se pone colorado.- Eric está frito siempre y no se entera de nada.

-Es que folláis como conejos de verdad. Ayer estuvo conmigo y Pau tres horas desde que llegamos de cenar y cuando volvió me habló diciendo que seguíais dándole al tema.-Dice Dani mientras se mete un cacho de pan en la boca y se ríe.

-Eres tonto de verdad.- Me río de Ferran.- No deberías haber empezado esta conversación aquí.

Termino de comer, con la insistencia de los cinco de que les cuente algo. Yo hago oídos sordos y cuando termino subo a mi habitación para cambiarme de ropa y poder ponerme mi ropa. Llego a mi piso y veo a Pedri, algo desconcertado, en su puerta con mi maleta. Corro un poco hacia él sin saber por qué mi maleta está aquí en lugar de en mi cuarto.

-¿Qué cojones?- Pedri me mira encogiéndose de hombros sin saber que responder.

-He abierto la puerta para darte tu ropa y esto estaba aquí.- Mira a mi maleta y después a mí, repetidas veces.- Ahora al menos sé que es tu maleta.

-Genial, ya se que hace esto aquí, Ferran es un cabrón. Vamos a tener que compartir habitación si no te importa.- Le miro suplicante. Él me da una sonrisa tranquilizadora.

-No te preocupes anda, entra y guarda tus cosas.-Me extiende la mano señalándome la habitación.- Además si me hubiera importado no te hubiera dejado dormir estas noches aquí.-Me mira.

Entramos en la habitación para poder poner mis cosas en algún sitio. La habitación de Pedri ahora que me fijo es una de las más limpias ahora que no está Ferran. Aunque no le pega con su personalidad, es muy despistado y siempre se le olvidan las cosas, menos en el campo ahí hace magia. Abre los cajones de la mesita de noche y mueve algunas cosas suyas a un lado. Estas habitaciones solo están preparadas para dos personas que van a estar poco tiempo así que no hay mucho espacio para la ropa. Agarra unos calzoncillos y lo pone en lo alto de la cama, luego se gira a mirarme.