29

5.2K 147 25
                                    

Echo mi cabeza para atrás conteniendo las millones de lágrimas que quieren salir. No estaría bonito que me vieran llorar cuando yo no he hecho ni la mitad. Este es el último tiro a favor de los italianos y mi mente ya está pensando lo peor. Vemos como Unai se coloca en la portería, me parece muy injusto haber llegado aquí. Hemos sido muy superiores en todo el partido, vamos que España se ha comido a Italia. Sin embargo, no todo lo que queremos se hace realidad y ahora estamos jugándonos las final a penaltis. Mi corazón se para, Unai se tira para la izquierda pero el balón cruza lentamente por el lado derecho. Cierro los ojos y aprieto mis labios acumulando la rabia del momento pero no lloro, no lo hago porque ellos no se merecen esto. Mis compañeros se abrazan entre sí mientras que lo italianos celebran su victoria. El estadio estalla, miles de aficionados italianos celebran el pase a la final que no merecían. Si cuento todas las cosas que se han pasado por su parte me faltarían manos y aún así hemos perdido. El equipo aplaude a la afición española que los recibe con más aplausos aún. Digan lo que digan deben de estar orgullosos por lo que hemos conseguido. Busco a mis chicos, que están reunidos en el centro del campo, se dan abrazos entre ellos consolándose. Veo a Pedri tirado en el suelo con la cabeza metida entre las piernas y mi corazón se apretuja al saber que está llorando. Abrazo a mi tío cuando se posa delante de mí, sus manos están temblorosas pero no se deja ver afectado. Lo aprieto con fuerza que él corresponde.

-Lo has echo muy bien tito, que nadie te diga lo contrario.-Mi voz sale entrecortada y mis ganas de llorar aumentan.

-Lo sé, ellos también lo han hecho muy bien.-Él se separa y mirando a los chicos asiente.-¿Quién hubiera apostado por nosotros para llegar a semis?-Niega sabiendo la respuesta.

-Poca gente, pero aquí estamos callando bocas como siempre haces.-Lo miro y sonrío apenada.-Siempre te subestiman y tratan de ponerte por lo bajo y siempre les callas la boca a todos. Espero que estés contento de todo lo que has logrado.

-Lo estoy, solo es el momento este que hace que me duela hasta la cabeza.-Se toca la cabeza con la mano.-Malditos italianos.-Ambos soltamos una pequeña risa.-Voy a echaros de menos.-Pasa su mano por mi cabeza para darme un beso en la frente.

-Y yo también, esto ha sido increíble.-Sonrío rememorando todos los momentos que he vivido aquí.

Le doy la razón y juntos caminamos hasta ellos. Lo primero que hace Luis Enrique es acercarse a Thiago y Pedri, el mayor lo consuela mientras que el otro no deja de llorar. Me abrazo a Morata que está hablando con Unai, sus caras son pura decepción de ellos mismos y me siento muy mal al verlos así. Atraigo a Unai y los abrazo a ambos dándoles todo mi apoyo, se que es duro y que lo están pasando mal. Tras varios minutos me alejo de ellos dando dos besos a cada uno.

-Chicos lo habéis hecho super bien, no os machaquéis tanto.-Les pido siento que todos están derrotados.

Ferran está sentado en el césped con Dani, ambos se ven muy desanimados. Veo al valenciano rascarse los ojos varias veces. No hablan solo miran a un punto fijo en el césped.

-Levantaros los dos ahora mismo y quitad esas caras porque lo habéis hecho de puta madre.-Les pego dos collejas a ambos.-¿Sabéis como teníais a los putos italianos?-Extiendo mi mano y ayudo a Dani a levantarse, este pasa su brazo por mi hombro y me abraza. -Los teníais acojonados, no habéis parado y le habéis dado por todos lados. Ahí se ha demostrado que sois mejor que unos viejos.-Escucho sus risas.-Si lo único que saben hacer es faltas, no han parado pero no le han pitado ni una.-Le hago una seña a Ferran con la cabeza para que se levante.-Levántate ahora mismo, no quiero verte así.

Ferran se levanta solo y juntos caminamos hasta el vestuario. Cuando entramos solo se encuentran varias personas encargadas de la limpieza. Me subo la cremallera de la sudadera, aquí hace un frío descomunal y yo no estoy preparada. Poco a poco el vestuario se va llenando, me coloco en la puerta y abrazo a cada uno de los chicos que entra por esta. Veo a Jordi muy cabizbajo y cuando me acerco está temblando. No quiere llorar y se lo está guardando todo, mira sus manos sin saber que hacer. Me siento a su lado y nada más girar su cabeza lo abrazo, este pasa sus brazos por mi cintura y yo paso mi mano por su espalda.

SERENDIPIA  - Pedri González.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora