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Lora acabó de comer, estaba muy decaída por Aylara, pero ésta le juraba que estaba bien, al punto que después de comer cayó dormida.

- ¿Cómo puede dormirse en una situación así? - preguntó Zaira con burla viendo a Aylara que reposaba en el regazo de Lora.

-Yo sinceramente la admiro por poder descansar así, yo estoy alerta estando aquí- dijo Akiro.

-Ventajas de que ella no creció como alterada- murmuró Lora mientras hacía caricias en el cabello de Aylara. Zaira le hizo señas a Markian quien entendió lo que su novia quería decir.

-Iré a patrullar un poco en la entrada- dijo Markian. Lora se puso en alerta y al momento se acercó Isaac.

-Ve, yo la cuido- dijo Isaac haciendo que Aylara se acomodara en su regazo. Lora sonrió como agradecimiento y caminó junto a Markian quien no protestó. Ambos caminaron hasta la entrada. En realidad no había nada que vigilar, solo el atardecer que cubría el cielo.

-Perdón por traerte, te veías cómoda junto a Aylara- mencionó Markian provocando una risa ligera en Lora.

-No me obligaste, ni siquiera me pediste que viniera- dijo Lora restándole importancia.

-No, pero sabía que me seguirías- dijo Markian. Lora mantenía la mirada perdida en el horizonte, ahí donde el cielo y el mar se tocaban.

-Quieres hablar de algo ¿no es así? - dijo Lora. Markian rio un poco, Lora conocía a cada uno de su grupo a la perfección y él no tenía idea de que Lora no estaba bien.

-No entiendo nada acerca de ti. Pensé que te conocía, pero esa común me abrió los ojos. La realidad es que conozco lo que tú quieres que conozca- mencionó Markian.

-Esa común cambió la vida de todos. Yo pensaba que estaba bien, pero ella llegó y me di cuenta que todo este tiempo estuve negándome a pedir ayuda porque pensaba que no la necesitaba- dijo Lora. Markian la miró de reojo, la canadiense parecía delicada ahí mismo, si un común la viera, no se imaginaría que era una máquina de matar.

-O tal vez, nosotros te hicimos creer que no necesitabas ayuda- mencionó Markian. Lora alzó los hombros con indiferencia.

-No soy una niña, soy responsable de lo que hago.

Ambos se quedaron sentados ahí sin moverse. El sol casi se escondía, pintando el cielo en colores cálidos, pero a la vez mezclándose con la oscuridad de la noche.

-Cuando Aylara te tocó pudo ver tu pesadilla, pero ella no se veía ni la mitad de asustada de lo que estabas tú- dijo Markian. Lora permaneció en silencio unos segundos.

Se dio cuenta que con Aylara, las palabras solo parecían salir de ella sin impedimento. Mientras que, con Markian quien prácticamente era su hermano, las palabras parecían atorarse en su pecho y se negaban a salir.

- ¿Sabías que por un tiempo odié a mis padres biológicos? - dijo Markian cortando el silencio. Lora se asombró al escuchar eso del ruso, quien siempre que estaban en Rusia ocupaba una línea segura para saber de sus padres y hasta llegaba a escribirles.

-Verás, salvé a mi madre y mi padre primero me vio con miedo, pero con el paso del tiempo se dieron cuenta que no era un peligro. Era su hijo y me siguieron amando y cuidando a pesar de que se ponían en riesgo cada día solo por mí. Fue bastante tiempo el que nos estuvimos mudando de un lado a otro hasta que mi papá escuchó un rumor acerca de una pareja con hijos distintos y mencionaron que podrían ser alterados. Mis padres me llevaron, hablaron con Mónica y Phill y ellos se ofrecieron a cuidarme.

-En ese entonces, tú aún no llegabas al grupo así que no pudiste ver cuanto lloré y peleé para quedarme con mis padres. Pasé meses enojado hasta que un día, Isaac entró contigo al refugio y comenzaste a decir que tus padres te habían abandonado y ahí me di cuenta de que mis padres querían protegerme, los tuyos querían protegerse- narró Markian. Lora miró al ruso quien solo contemplaba el vacío sin expresión alguna, no había rencor alguno en sus palabras, solo un cariño indescriptible cuando hablaba de los viejos tiempos.

RadiaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora