Hacía calor. El reloj de cuco marcaba las 10:30h en la tercera dimensión, y Rem continuaba enfrascado en los informes semanales acerca de la actividad de su humano asignado.
En ese momento, una voz cantarina a la vez que contundente se coló por uno de los ventanales de aquella casa colgante.–¡Papá! –exclamaba Iris desde la base del árbol de silicio en la que se encontraba la oficina de Rem Ravize. Junto con muchos otros árboles de la misma especie, este se erigía alrededor de la Torre de Luz, y entre aquellas coronas verde turquesa instalaban otros ángeles de la guarda sus despachos.
Al oír la llamada de su hija, y como para Iris no era posible elevarse con ambas alas para llegar a lo alto del árbol milenario, Rem apiló los escritos y carpetas sobre el escritorio, desplegó sus majestuosas alas blancas y mullidas y con un elegante impulso de pies, descendió a tierra.
Y en el preciso instante en que su mirada hizo contacto con los ojos oliva de Iris, floreció en su rostro una sonrisa dotada de cierta magia infantil, tomó a la joven entre sus brazos robustos como pilares y ambos despegaron por los cielos rumbo a casa.
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| Luna Carmesí |
FantastikSon tiempos difíciles. Zona 8 se ve amenazada por las criaturas del crepúsculo, también conocidas como "Artiodactilus". Es por esto que el Consejo de los Siete decide declarar guerra abierta contra aquellos extraños seres que, al parecer, desean ter...