Capitulo 9 - Roto

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Golpearon la puerta, era Alondra y las demás, Ya habían vuelto de sus vacaciones. Sandra entró en pánico, ya que estaba semidesnuda en mi cama mientras ellas querían entrar a toda costa.

-Está ocupado.- grité mientras Sandra buscaba un lugar donde esconderse.

-Ocupada, de qué o qué.- preguntaron las demás en un tono de coro. -Estas con alguien.- agregaron.

-Ehh, no, no estoy con nadie, pero en estos momentos no me siento bien. Después les cuento apenas se me pase por favor.- dije fingiendo la voz de enferma.

-Bueno, nos vemos en el refugio, tenemos mucho que contarte.- dijo Alondra.

Sandra me miro y se rió de una forma tierna y sencilla.

-Tienes buenas amigas aquí.- dijo acariciando mi mejilla.

Las chicas habían llegado un día antes del ingreso a clases, por lo que solo éramos yo, ellas, Sandra y otros funcionarios externos a la institución que estaban de turno ese día. Sandra me preguntó sobre qué era el refugio y porque era necesario vernos ahí. No quería mentirle, pero no quise delatar algo que ellas por su cuenta lograron hacer. Sandra estaba un poco asustada de que nos descubrieran por lo que se vistió y salió de la habitación sin que nadie la viera e inventó algo que hacer en lo que quedaba de día.

Al rato me encontré con mi grupo en el refugio. Me contaron que al final todas se encontraron en un solo lugar para poder regresarse juntas, me trajeron regalos, ropa, zapatos y hasta cigarros suizos, que ni idea de donde los sacaron. Estuve el resto de la tarde con ellas mirando la televisión, extrañaba a Sandra, pero no podía arriesgarme a que supieran lo que estaba pasando entre ella y yo. Me fui a mi habitación y pasé por la oficina de Sandra, pero no estaba.

A la mañana siguiente ya era la hora de el nuevo semestre escolar, por lo que me levanté temprano y decidí hacerle una carta a Sandra, para que pudiera empezar el día de una manera más linda ya que ella hacía mis días lindos.

Querida S

No te imaginas lo mucho que me haces volar, pero las mariposas de mi estómago se apoderan de mi por cada vez que me miras de la manera más dulce qué hay, sonará cursi, pero me permitiré por ti ser así. Me haces sentir como la persona más afortunada del mundo al tenerte, al mirarte y tener la suerte de poder tocarte tus manos u acariciar tu mejillas. Mi corazón explota de amor porque existes, porque no hay nadie más al cual quiera llamar amor. Me haces la mujer más feliz, es escalofriante todo lo que llegas a provocar en mi, sé que se repite pero no quiero dejar de escribir lo que mi corazón quiere decir. Tengo un vicio con tus labios que aun no desaparece, comprendo que no nos hemos besado y no te imaginas lo mucho que lo anhelo. Espero pronto pueda besarte sin tener que pedir permiso, pueda decirte cosas al oído sin vergüenza, ya que me pongo muy nerviosa al estar contigo. Muchas gracias por ser el amor de mi vida, mi amor. Nunca pensé amar a alguien así como me enamoré de ti, suena intenso pero veo el sol en mi vida y siento que todo irá siempre mejor junto a ti. Gracias por amarme, siento esto tan real. Suena muy cliché pero contigo quiero envejecer y preparar la cena juntas todas las noches. Tener nuestras mascotas, nuestras historias, nuestros recuerdos. Te amo S, mi SERENDIPIA. Nos vemos esta noche, te tengo una sorpresa, 2Am, en mi habitación.

Termine la carta, la puse en un sobre y la dejé encima del escritorio. me bañe, aliste mis cosas y me fui directo a la oficina de Sandra, para entregarle la carta que había hecho, acompañado con un pétalo de flor que llegó esta mañana a mi ventana pero nuevamente no estaba, a pesar del tiempo juntas nunca intercambiamos teléfonos, grave error, fui donde mi profe de ciencias a preguntar si sabía él algo de ella, ya que al parecer él era él un conocido cercano a ella, me respondió que ir. O sabía nada, pero que quizás estaba en su casa. Me preocupe y salí a pensar mientras todos estaban en clases, no lograba poner mi mente en una situación fría, solo necesitaba saber que era lo que pasaba, de pronto vi por el portón del internado por la parte de atrás, que estaba semi abierto, para mi suerte solo había una cámara que vigilaba la parte de atrás y graciosamente esa sólo apuntaba a la piscina del establecimiento. No lo pensé dos veces y me escapé, caminé hacia la casa de Sandra, me quedaba muy lejos pero tampoco tenía dinero para poder tener otra opción. Después de muchas horas, logré llegar, golpeé la puerta pero no hubo respuesta, le mandé un correo y trate de conseguirme su contacto, pero nada. Estuve esperando todo el día con la carta de la mañana en la mano, para por último sorprenderla y también parte de la noche, mi corazón estaba loco, no sabía nada. Al rededor de las 22.00pm, vi prenderse una luz en la habitación del pequeño hijo de ella.

-Sandraaaaaa.- grité eufórica

Oí como sonó abrirse una ventana, era ella. Me abrió y me dijo que no sabía que había estado todo el día ahí. Pero la verdad no me importaba, solo quería saber si ella estaba bien.

-¿Por qué faltaste? ¿Pasó algo? ¿Estás bien?- pregunté angustiada.

-La verdad no sabía cómo hacer esto.- respondió Sandra

-Hacer qué?- me acerqué a ella pero ella me esquivó -Que sucede.- pregunté confusa

-No puedo seguir con esto.-

-Con esto qué-

-Con esto, con nosotras, los secretos, las sensaciones, no me gusta- gritó

-No entiendo, por qué sacas esto de la nada.- pregunté con nudo en la garganta.

-Me centré en lo que me hacías sentir, en lo especial que me sentía a tu lado, lo prohibido me llevaba a niveles más allá de mi, pero me olvidé de mi familia, de mi hijo, de mi esposo.- dijo con rabia.

-Pero si sabes cómo es tu esposo, sabes lo que hizo la última vez, nunca ha estado para ti.-

-Y tu que sabes de las veces que él ha estado para mi, no me conoces, no conoces a mi familia.- Dijo Sandra. -Me olvidé de mi familia, de mis compañeros de vida...- agregó

-Pensé que yo sería tu compañera de vida.- dije con voz quebradiza

-NO, no eres más que un error, una aventura.- gritó Sandra

En ese momento la miré y no entendí lo que pasaba, no quería quedarme con la duda.

-Por eso no fuiste al internado.- pregunté

-No podía enfrentarte, mirarte, simplemente no podía hacerme cargo de un secreto, de un sentimiento de algo que no es correspondido, no podía seguir con esto simplemente.-

-Entonces lo que sentías, no era real.- dije sacando una foto de mi mochila.

-No- dijo firme.

-Cómo esto no va a hacer real, cómo! La biches juntas, tus manos con las mías? Tus abrazos en plena madrugada, tu voz diciéndome que me quieres cuando me estaba quedando dormida, tu calidez, cómo esto no va a ser real Sandra, cómo,- dije llorando.

-Lo siento mucho.- Dijo mientras me abría la puerta. -. Es momento que te vayas.- agregó.

Apreté los ojos, intentado que no saliera lagrima alguna, no quería parecer débil ni llorar para que ella se retractara de lo que había dicho. No entiendo su cambio de parecer, ni su forma tan tajante de hacerme daño. Caminé esa noche por todo lo que había por ver. Pensaba y pensaba los momentos juntas y no podía creer nada.

SERENDIPIA, no se brilla sin oscuridad. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora