Capitulo 7 - Corazón

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Detuve a Sandra, la miré con un poco de pena, y intenté acercarme pero Sandra me pesco de los hombros y me dijo que no podía ser lo que estábamos haciendo, ella tenía una familia y no dejaría todo por mi. Se fue a su habitación y yo sollozaba camino a la mía, no sabía lo que sentía, pero si lo que quería y tampoco sabía que tan cierto ni correcto era esto.

Ya estaba amaneciendo y no había dormido nada, solo pensaba en qué pasó anoche. Tenía miedo a enamorarme de ella, no era justo hacerme daño a mi misma. Luego de un rato me quede dormida, desperté a eso de las 8pm, estuve todo el día durmiendo y nadie me despertó ni nada, quizás Sandra ya no quería nada conmigo. Me levante, y baje a la cocina por si me encontraba con alguien, en eso escuche sonidos de la pieza de Sandra, sonidos sexuales al parecer, oía como Sandra gritaba de placer al estar haciendo el amor con su esposo, la puerta estaba entreabierta, a lo que sin pensarlo claramente quise mirar, y ahí estaba ella, hicimos contacto visual todo el tiempo en el que estuve ahí, mientras ella gritaba de placer yo la miraba y ella más se excitaba, pero a la vez yo me sentía mal, porque sabía lo que ella quería lograr y lo que yo quería.

Baje a la cocina por algo de comida y en eso fue Sandra también. Agache la cabeza y me fui a mi habitación y con ganas tremendas de hacerla mía y que no fuera de nadie más pero a la vez con ganas de huir no joderle la vida a nadie.

El esposo de Sandra salió a trabajar esa noche, los hijos de Sandra estaba en la casa de un amigo en una pijamada y yo sola con ella en casa. Yo me quedé  en mi habitación.

Me metí a bañar, dejé la ventana y cortina abierta y la puerta también. En eso veo de reojo a Sandra mirándome desde su habitación, ella esquivaba la mirada un par de veces, yo hacía como que no la veía, pero que si me excitaba lo que ella hacía. Vi lo qué hacia mientras me veía, yo solo reía, veía como ella se excitaba con cada moviendo que hacía yo con mi cuerpo. Salí de la ducha y como ella estaba acostada en su cama, me miró con cara de sorpresa, mire su mano en su bragas  y estaba frente de ella, mire sus ojos y ellos me dieron un tipo de consentimiento y procedí a quitarle las bragas, mi lengua conoció un nuevo sabor, ella gritaba, mis manos tocaban su pierna y la otra sus pechos. Sus caderas se movían con mi lengua dentro de ella y a medida que mejor lo hacía ella, más rápido se movía y eso me excitaba bastante. Mis manos estaban en sus caderas y al parecer eso le excitaba aún más, cuando ya veía que no aguantaría más y se correria, yo quería parar para que esto durara más pero con sus manos tomó mi cabeza y la hundió en su vagina y ahí escuché el primer gemido ya que anteriormente habían sido jadeos, unos ricos jadeos. Subí a sus enormes pechos y los chupe lentamente con mi lengua, para que no se corriera y esto durara mucho más, después de un rato baje nuevamente a su vagina, su cara de placer era más de la que alguna vez vi con su esposo, ella me repetía que no parara y con eso me decía todo. Me dijo que ya iba a llegar, que se correria y procedí a chuparme el dedo medio y a penetrarla con mi dedo, yo la mire a los ojos,  y ella acariciaba mi cuello, y yo iba más rápido y más rápido. Hasta qué por fin iba a correrse y desperté.

No podía creer todo lo que estaba pasando  y estar en su casa ya me estaba haciendo mal. Desperté de madrugada y mi cabeza no dejaba de pensar en ella, en el sueño y en lo que me gustaría vivir junto a ella y en el miedo que también me daba.

Esta relación no era solo calentura, quería tenerla para mi, abrazarla, besarla, comer y pasear por los bellos prados que había cerca de aquí, se imaginan estar a centímetros de la persona que amas y no poder darle un beso sin pensar?

Sandra era un sueño, pero en eso se quedaba.

Necesitaba algo, algo que pudiera excitar, provocar. El esposo trabaja esa noche, quizás aprovechar esas noches para meterme en su cama, hacerme la asustada o simplemente hacerme la dormida y acostarme a su lado.

Dejaré de pensar, miro el techo y solo la veo a ella, mis pensamientos son ellas, me estoy volviendo loca. Mi corazón palpita como si nunca hubiera conocido el amor y eso se siente especial, es un amor imposible, pero juro que es lo que tanto he anhelado.

Pasaron los días con el esposo, hijo, Sandra y yo en casa. Todo buena conducta, nada de juegos sucios, parecía una hija más.

El esposo de Sandra me dijo si podía cocinar durante el fin de semana ya que Sandra no se encontraba muy bien de salud y él y su hijo se irían fuera de la ciudad ya que él necesitaba ir a trabajar y el pequeño no podía quedarse con su madre en ese estado.

Se fueron el viernes por la noche por lo que mis responsabilidad partió desde ahí. Le hice la cena a Sandra y se la lleve. El plato estaba muy bien decorado, hecho con amor. Tenía una rosa, la comida ordenada, un jugo de naranja y una vela aromática de color azul.

Sandra estaba dormida, se veía maravillosa, dejé la bandeja sobre la cama y me acerqué a ver su carita, quería besarla, quiero besarla. Sin acercarme fruscamente comencé a acercar mis labios, podía sentir su respiración en mi cara y su olor a perfume, ese olor tan especial que me transporta. Sin pensar la toqué pero con mi impulsividad la desperté u el beso no se concreto

Me pregunto como estaba y si me molestaba hacer eso por ella. Como me va a molestar si estoy sirviendo a la mujer que amo. Comió, le hice compañía mientras ella me hablaba de su malestar y luego me fui, le di un beso en la mejilla pero sin intención alguna roce sus manos  y ella me miró, se mordió el labio y sonrió levemente.

Ese fin de semana fue grandioso como se los cuento sin sentir que el corazón me estalla.

Me contó sobre lo que le gustaba y comíamos juntas todo el tiempo, nos rozábamos las manos, era perfecto. La verdad esos dos días hicimos lo que nadie haría, el sábado por la noche nos pusimos a ver una película, hacía frío y no tenía nada abrigado, por lo qué Sandra me prestó su chaqueta, olía a ella, a flores, mientras mirábamos la película,  ella en las partes chistosas volteaba a mirarme y yo me sonrojaba y reía aunque la parte fuera triste o tenebrosa y eso Sandra lo noto por lo que ella también reía y cada vez se acercaba a mi. Me propuso hacer dulces, yo soy un asco en la cocina pero aún así hice un queque y nos encantó, tuvo la paciencia de explicarme y aprendí, celébranos con una copa de vino, un abrazo y un gran beso... beso... en la mejilla claro.

El domingo salimos a pasear por un parque y me dediqué a sacarle fotos, que fotos!!!! Su sonrisa era lo más tierno que mis ojos veían, su cabello al viento, alocado como ella, como su blusa marcando su sostén, como sus pies metidos en la arena. sus manos rozaban las mías y eran suaves.

Sandra era la mujer de mi vida y ya no tenía miedo de decírselo, quería besarla y abrazarla sin pensar, quería tirarla al agua y jugar con ella como si fuéramos niñas, mejores amigas o algo más.

Ella me miraba y me sonreía, me invitaba a correr junto a ella y a ayudarla a construir castillos. Conversamos de tantas cosas, en especial en el mar, lo lindo que es el mar y lo bien que queda con sus ojos, no le creí. Conversamos de las canciones, del amor y la decepción. Hablamos toda la tarde hasta la puesta de sol, donde el frío era infernal pero ella siempre salvando el día, me abrazo, me demostró tanto en ese abrazo, se sentía bien, no quería que acabara este fin de semana.

Volvimos a casa y aún el esposo no regresaba, al parecer se iba a demorar un poco más, me preparo mi comida favorita, comimos y me dijo que me tenía una sorpresa, me vendo los ojos y me llevo tomada de los hombros, sentía su olor, su calor, su todo. Llegamos alguna parte y me saco la venda de los ojos, impresionada vi todo lo lindo que había, la bañera tenía velas, flores y su perfume, espuma y música relajante.

-Te quieres meter?- dijo Sandra con una sonrisa en su cara

Yo estaba muy nerviosa y feliz, era todo esto real?
-Si quiero.- respondí alto tímida.

Me daba vergüenza mostrar mi cuerpo ante ella, me besó mi mejilla, mis manos y comenzó s desnudarme, suavemente, hasta que.

SERENDIPIA, no se brilla sin oscuridad. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora