Me fui a clases molesta, realmente enojada, era mi primer día ahí y ya no soportaba la manera de que esta señora que ni me conocía me trataba. Mi primera clase era Literatura y Escritura, algo que a mí se me va bien, ya que amo escribir e investigar también. Salí de clases y por el pasillo me encontré a Marlene, estaba con un grupo de niñas que parecían amigables, ella me llamó y me dirigí hacia ellas. Me presenté, y ellas se presentaron de igual manera. Estaba Yessica de Francia, Analy de New York, Esmeralda de Canadá y Alondra de Puerto Rico. ¡Todas un encanto! Me invitaron a tomar un helado, pero yo me preguntaba donde pondrían ir a tomar un helado en un internado, entonces solamente acepte y las seguí, me llevaron por varias escaleras y rincones de aquel lugar, hasta llegar al último piso. El lugar parecía un estacionamiento, al fondo, en una esquina, había un cartel de "NO ESTACIONAR", lo movieron y me llevé una gran sorpresa ya que había una puerta, que dirigía hacia los conductos de cañerías. Recorrimos todo eso hasta llegar a una habitación con un televisor enorme, sillones y luces, tipo Tumblr; habían máquinas de helado y café, una cama, un Frezzers, libros, muchos libros apilados en el piso por todo el lugar, y en el techo habían estrellas de esas que son luminosas, era un lugar totalmente perfecto para estar. Comenzamos a conversar y les pregunté cómo fue que todo esto llegó aquí, a lo que ellas me respondieron que por el estacionamiento y un par de chicos de Tinder, todo se puede lograr. Yo quede perpleja, el ingenio de algunas personas. Eran las 18:34hrs, Alondra me pregunto si yo fumaba a lo que le respondí que sí, hace mucho que no lo hacía, pero las ganas no me faltaban. Nos reunimos en círculo y yo prendí mi cigarro, hasta se me había olvidado como fumar; nos presentamos cada una, de por qué estábamos aquí y un secreto en particular. Yessica le encantaba mucho hacer comida, era como nuestra cocinera, nos contó que ella llegó a este lugar porque sus padres se separaron y en el país en el que ella vivió, los niños que tuvieran padres separados correrían peligro. Analy le encanta diseñar ropa, vino voluntariamente, necesitaba olvidar todo lo malo que le pasó en New York, los compañeros solo se burlaban de ella, la golpeaban y sus padres no hacían nada. Esmeralda le encantaba todo lo que era Digital, se fue de Canadá por qué no tenía quien la cuidara, sus padres habían muerto hace unos meses y ella vivía escondiéndose por motivos que no quiso mencionar. Entonces entró al internado a cargo de Franshesco que era el hombre que me fue a buscar al Aeropuerto, al parecer era el Chófer privado de la directora. Alondra le gustaba bailar siempre había sido su sueño, se fue de Puerto Rico para poder ser bailarina; pero no estuvo aquí primero, antes se fue a México a probar suerte a sus 16 años (ilegalmente) lo que hizo que sus padres se enteraran y la mandaran a este internado, el sueño no le duró ni un día, apenas alcanzó a llegar a México antes que los policías la pillaran. Marlene era demasiado Nerd (en el buen sentido) amaba las matemáticas y era la niña con mejores calificaciones. Se fue de... No quiso decir de dónde venía, pero nos dio una razón media extraña, solo nos dijo que era lo que tenía que pasar.
-Y bueno, yo, Andrea Anacleto de 17 Años, ¿por qué estaba aquí? Mi padre me descubrió dándole un beso en el baño de mi casa a lo que era en ese entonces mi mejor amiga, le llamé mi mejor amiga porque nos gustábamos, pero nunca nos atrevimos a decir lo que sentíamos hasta ese día y ese momento. Mi padre me prohibió todo contacto con ella hasta incluso hablar en casa y aquí estoy, odio este lugar, pero ustedes gracias por acogerme, y bueno soy Bisexual no se asusten que no me voy a enamorar de ninguna de ustedes- comenté riendo.
Entre risas y bromas, Nos quedamos acostadas viendo las estrellas luminosas y fumando, que perfecto fue ese momento, me puse cantar la canción que sonaba en la radio, no recuerdo cual era, pero todas nos pusimos a reír de lo mucho que agitaba la voz al hacer los altos de la canción, entre tanto humo no pudimos ver la hora y nos quedamos dormidas...
Desperté en el pánico de que eran las 2Am y las chiquillas estaban completamente dormidas, traté de despertarlas, pero cual de todas roncaba más. No sabía que hacer, si irme o quedarme a dormir y caer todas juntas. Preferí quedarme a dormir ahí, fue la mejor opción, creo yo.
Por la mañana despertamos todas, sabíamos que estarían preocupados por nosotras, pero al ver la hora ¡eran las 7Am! Eso nos daba chance y nos fuimos corriendo a nuestras habitaciones. Por suerte todas quedaban en la misma zona, me quité la ropa rápido y me fui a bañar, Alondra me prestaría su baño para no cruzar todo el internado y encontrarme con la cara de la señora Sandra.
Así transcurrían los días, pasaron varias semanas con nada nuevo, yo saliendo de clases yéndome al "refugio" con las chicas y después soportando a la señora Sandra y su mala cara hacia a mi.
Por fin era viernes, estaba tan agotada y lo peor de todo es que la profe de literatura nos dejó tarea, debíamos averiguar sobre cómo se crearon las letras y claramente quienes fueron los primeros en crear poesías; así que me dirigí a la biblioteca porque no había nada más que hacer. Los viernes varías niñas del internado se iban a sus casas o salían de ahí simplemente, al igual que los profesores, cuidadores y hasta la mismísima directora, que decían que tenía un esposo fuera de aquí incluso que llevaban casados más de 10 años y que casi nunca se veían pero se amaban demasiado. Fui recorriendo los pasillos oscuros y vacíos, realmente se sentía tan bien estar sola, yo no tenía donde ir, la verdad me gustaba estar ahí, viendo el jardín de flores, escuchando música y escribiendo. Al llegar a la biblioteca estaba Juana, que es la encargada de la biblioteca, ella tampoco tenía donde ir. Me ayudó a buscar unos libros, me dijo cómo hacer todo para poder llevármelos a mi habitación y me fui.
Al subir las escaleras escuché un ruido, no me asusté, quizás no era la única en el internado... seguí mi camino y escuché alguien llorando, me preocupé, aunque no conocía a nadie de aquí, pero igual quise brindar mi ayuda. Seguí el ruido, provenía de la oficina de Dirección, no sabía que hacer, realmente estaba complicada. Me armé de valor, entre y ahí estaba ella, la señora Sandra. Le pregunté qué fue lo qué pasó, por qué estaba así.
-No es de tu incumbencia, ¿puedes salir de aquí?- me contestó. Me dio tanta rabia, ¿por qué es así? Si simplemente le hice una pequeña pregunta y se va rápidamente a lo violento. La encaré, no aguantaba más.
-Oiga ¿Cuál es el problema que tiene conmigo? Solo le hice una simple pregunta, escuché a alguien llorando, quise ayudar solamente. Un simple no, bastaba.- le respondí agitada.
-No tengo ningún tipo de problema contigo, solo que rompes las reglas y quieres hacer las cosas a tu manera.-
-¿A mi manera? Usted ni siquiera me conoce como para poder hablar así de mí, y ya que estamos hablando sin conocer, esta llorando aquí sola por su forma de ser, no le cuesta nada ser un poco más humilde y dejar de humillar a los demás.-
-¿Y tú? ¿Quién te crees que eres para hablarme así? Recuerda que yo soy quien manda aquí.-
-Me da igual quien seas, no tienes que por qué tratarme así, ya basta de tus retos sin sentido, realmente agotan.-
-¡TU ME AGOTAS!- gritó Sandra con desesperación.
-Entonces deja de estar tan pendiente de mi, ignórame, échame, deshazte de mi.- respondí con un poco de extrañeza.
-Es que no puedo!-
-¿¡POR QUÉ!?- Le grité
-yo... yo...-
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SERENDIPIA, no se brilla sin oscuridad.
Teen FictionAndrea Anacleto, una joven de 17 años, quién es internada en un colegio católico en la Ciudad de Hergueta, Estados Unidos. Ahí conoce a la persona que cambiaría su vida para siempre. Le enseñará a surgir, sufrir, pero también reír y amar. Por otro l...