. . . 𝙁𝙊𝙍𝙏𝙔-𝙏𝙒𝙊 . . .

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Bitches, they come they go -

Aidan:

Luego de pasar varios minutos frente a la puerta cerrada, mirándola como si se fuera a abrir, volví al baño

Estaba casi completamente listo para comenzar a ducharme, pero casualmente mi mirada fue hacia el espejo

Lucía cómo cada adolescente que, de cierta manera, es raramente encontrable, como esas películas de los años ochenta donde el clásico son los chicos atléticos y las chicas porristas

Solté al suelo la toalla que serviría para secar mi cuerpo luego de la ducha y apoyé mis manos a la orilla del lavabo, mirando mi rostro con detenimiento, tratando de entender si desde fuera, se pudiese comprender cómo me sentía por dentro

Seguía pensando en ____ con el mismo enojo que sentía anoche, pero sin duda, no la odiaba

Creo que solamente deseo que me hubiera elegido a mi, no a mi hermano

Comencé a apretar con fuerza la parte del lavabo de cerámica entre mis manos

- Con calma Aidan - murmuré a mi mismo, comenzando a acelerar mi respiración por el enojo- Las perras, vienen y van

Más miraba mi figura en el pedazo de vidrio frente a mí y más me daba cuenta de cuánto horrible fuera mi faceta de orgullo y soberbia falsa, de cuánto realmente me doliera que ____ no estuviera más a mi lado, o lo estaba aún menos que antes

Me di cuenta, más que nunca, de cuánto pudiera llegar a odiar a mi mismo hermano

- ¡Carbón! - exclamé y golpeé el espejo con mi cabeza, rompiéndolo inmediatamente

Era tan injustificada la manera en la cual Ryan me trataba desde un inicio, desde que éramos más chicos no pude hacer más que regresarle sus palabras y recomponer lo poco que quedaba de nosotros

Aunque creo que ahora, ya no queda nada

Miré cada pedazo de espejo que había caído al piso después del golpe por unos segundos sin fin

Nada rondaba por mi cabeza, no podía pensar en nada que no fuera yo y ____, _____ y Ryan, Ryan y yo

Mi mente se aclaró en el momento en el cual pensé en la máquina fotográfica que había guardado desde hace años, interrumpiendo cualquier otro pensamientos con el ruido de la puerta de entrada

Sobresaltado, tomé nuevamente la toalla que había caído al piso y la acomodé sobre mi cadera,  para después asomar mi cabeza por la puerta del baño

- ¿Joshua? - Pregunté a mi mismo al verlo dentro de la habitación

𝐁𝐄𝐓𝐓𝐄𝐑 𝐁𝐎𝐘𝐅𝐑𝐈𝐄𝐍𝐃  [Aidan Gallagher] [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora