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« Alessia, ¿recuerdas el día que nos conocimos? »


* ੈ✩‧₊


Toqué el timbre del departamento que tenía frente a mí, aún con la adrenalina entre las venas, un poco más de tiempo y no lograba salir ileso para contarlo; las cosas ya no estaban pintando bien, al menos para mí.

—¿Arrancando de tus clientas?— Indagó divertida la Leah, apenas sus ojos oscuros y ahumados notaron mi presencia. Le dio una calada a su cigarro para posteriormente darse la vuelta y adentrarse en el apartamento, sin esperar una posible respuesta mía.

Siempre tan avasalladora, dominante, dejando rastro hasta por si acaso, digno de ella.

—Más bien de sus maridos—  Me quejé sin siquiera disimular mi desagrado —. Pero filo, en verdad venía por otra cosa— Añadí, escabulléndome por su habitación tras ella, al parecer su mamá no estaba, por lo que íbamos a poder hablar tranquilamente y sin interrupciones, pese a que quería mucho a la tía, esta vez debía ser discreto

—¿Y eso?— Preguntó haciendo sonar las cadenas que llevaba colgadas de su falda cuadrillé roja.

—Confeccioné un vestido hace unas semanas, y necesito una modelo para el evento de la facultad de moda donde hace clases el Alonso— Solté sin más, tirándome en su cama con total confianza. La Leah se quedó pasmada, como si no entendiera al punto al qué quería llegar.

—Puedo ser yo tu modelo— Se ofreció tirándose a mi lado, una sonrisa dibujó sus labios y no pude evitar devolvérsela—, como siempre, desde que empezaste a diseñar.

Negué.

—Esta vez es distinto— Le arrebaté el cigarrillo de su boca, haciéndolo mío en un dos por tres. Hizo una mueca, sin embargo, no supe interpretar si se debía a mi negación o porque le había quitado el cigarro—. No es de nuestro estilo precisamente.

—¿A qué te refieres?— Se apoyó sobre sus codos mirándome curiosa.

 Romántico—Aclaré.

—Lindo, pero es verdad, muy alejado de nosotros. ¿A qué se viene ese cambio de identidad?— Se burló sin una pisca de gracia.

Chasquee la lengua, no muy convencido.

—Es la temática del evento, así que tuve que amoldarme— Respondí sin más, aunque pese a ello el vestido tenía mi sello, y de romántico llevaba un porcentaje bastante bajo. Pero de este evento dependía gran parte de mis sueños, debía salir todo perfecto.

—Me gustaría verlo.

Movió su pelo negro y parte de su flequillo con mechones rosados se desordenó.

—Tengo aún el boceto inicial— Le conté tanteando con mi mano por encima de su cobertor buscando mi mechero de calavera.

—Para la próxima recuerda traerlo— Me reprendió jugando con la cadena que rodeaba mi cuello.

—¿Conocís a alguien o no que cumpla con lo que busco?— Insistí tonteando con el encendedor un poco impaciente. Aún faltaban meses para el evento, pero precisamente encontrar una musa era parte de la preparación, y también una de las piezas más importantes.

Necesitaba a alguien que diera vida a mis diseños.

Soltó un suspiro.

—No conozco muchas minas, ya sabís... Soy mala relacionándome, más que con los cabros no hay nadie más con quién hable.

—Me imaginaba.

Enarcó sus cejas, recelosa.

—Tu te relacionai con suficientes minas, ¿cómo es posible que ninguna cumpla con lo que querís?

Jugué con el piercing de mi labio inferior, lo suficientemente dudoso luego de que por mi mente se pasaran todas las mujeres que conocía; ninguna me hacía sentir esa chispa, aquello que la hiciera única ante el resto, ante mis ojos, ante la pasarela... aún no daba con esa pieza.

—No he dado con ella— Hablé sin pensar, con la vista fija en las paredes blancas de la habitación.

—Supongo que tampoco es una tarea fácil— Agregó mientras agarraba una de las tantas revistas de género punk que tenía esparcidas por su pieza y la ojeaba sin prestarme mucha atención.

Guardé el mechero dentro del bolsillo de mi pantalón negro, resignado. Al parecer hoy no era mi día de suerte. No servía de mucho seguir ahí, tendría que continuar con mi búsqueda en otro lugar.

—Me voy entonces— Avisé levantándome de su cama.

Apagué el cigarro en el cenicero que había sobre su velador y salí de su pieza sin siquiera verla a los ojos.

No tardé mucho en notar que me seguía.

—¿Tan rápido?— Se oyó desentendida— ¿Tenís que trabajar?

—Algo así— Mentí con la mano sobre el pomo de la puerta principal.

— Buu, más tarde iba a venir el Demian, ¿seguro que no puedes quedarte? —Negué—, por último, pásate un día de estos a la disquera, hace rato que los chiquillos están preguntando por tu paradero— Se quejó cruzándose de brazos. Le dediqué una sonrisa lobuna y asentí.

También deseaba ver a los cabros, sinceramente.

—Prometo que iré —Susurré, abriendo la puerta sin presagiar que la vería.

Justo frente a mí, parada en el piso de al frente.

En el 202.

Con una melena larga de cabello café, un perfil fuera de lo común, y un rostro decorado de sutiles lunares.

Me quedé embobado viéndola.

Desprendía la dulzura que enternecería a cualquiera que la viese.

No notó mi mirada en ella, por lo que voltee a ver a la Leah, interrogante por saber quién era.

—Es mi vecina— Aclaró en un murmullo.

Bingo.

Lamí mis labios en un sutil intento de disimular la sonrisa que peligraba por salir, pero me fue imposible.

La había encontrado...





・:*˚✦。

holi˘͈ᵕ˘͈ les doy la bienvenida a pasarela de amor, no saben la emoción que me da publicar este nuevo proyecto♡ espero de todo corazón que les guste y conecten con los hermosos personajes que conocerán a lo largo de esta historia

también advertirles que tocará temas muy fuertes y sensibles, quiero hacer personajes lo más humanos posibles, sin romantizarlos, por lo mismo tengan en cuenta esto si no les gusta alguna decisión u opinión de equis personaje (cabe aclarar que no es necesariamente mi pensar lo que ellos opinen o reflejen)

en fin, mas que nada quiero que pasen un buen rato leyendola💌
mi mensajería como siempre está disponible para ustedes<3
muchísimas gracias por apoyarme una vez más y no dejar de creer en mí

de antemano gracias por cada comentario y voto
♡⸜(˶˃ ᵕ ˂˶)⸝♡

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