Moda, confección, diseño; palabras que no entendía, jamás en mi vida me había nutrido del tema y hasta hace un tiempo no se me habría pasado por la cabeza culturizarme respecto a ello.
Sin embargo, cuando conocí al Aiden un nuevo mundo se me abrió paso, como cuando ves una estrella fugaz y tu deseo se te es concebido, porque logró revivir aquella parte de mí que creía muerta.
Creí erróneamente cuando lo conocí que no teníamos nada en común, pero me equivocaba, ambos compartíamos la misma realidad: éramos rosas marchitas.
Rosas que lograron volver a florecer y brillar gracias a la influencia del otro.
Y es que jamás me imaginé que compartir techo con el modista del piso 555 iba a traer devuelta a la Alessia que creí perdida en lo más hondo de mí.
«—¿Y el amor de tu vida?
—Mi máquina de coser. »
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Pasarela de amor
Teen FictionEl Aiden se desvive por su maquina de coser, conservando el anhelo de algún día ser un reconocido diseñador de modas, mientras que la Alessia ya no cree en los sueños.