III

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Una tormenta.
Eran las 11 de la noche, estaban buscando un lugar donde pasar la noche, y no encontraban. Los truenos asustaban a los 3, pero a Shoto no se le ocurría dónde ir. Miró que en el cielo habían dragones negros y personas montando. Intentó esconderse pero fue visto gracias por los rayos del cielo, estaba temblando pero tenía que proteger a sus dos compañeros.

-Mierda. -subió rápidamente a su yegua y empezaron a correr.. y aunque entre los árboles costaba más encontrarlo, un dragón aterrizó frente a él. Y otro detrás. Se bajó y dejó que su yegua se fuera, miró a todos lados pero no encontraba una salida.

Escondió al bebé dragón entre la manta con miedo de que lo lastimaran, pues era lo mínimo que podían hacer.

Del dragón negro se bajó un chico castaño, con la piel reseca y ojos rojos. Del otro lado se bajó un hombre con cuerpo raro, navajas a su alrededor, bufandas y una lengua larga.

¿Qué podía hacer?

-Mira a quién tenemos aquí, es el mismísimo Shōto Todoroki Himura.

-Ah.. ¿a qué sabrá su cuerpo?

-¿Nos divertimos un poco con el pequeño omega?

-Como no. -se acercó para abrazarlo por detrás y pudo observar al pequeño dragón- Meh, ya tenemos suficientes. -lo tiró al lado del tronco de un árbol y empezó a desvestir a Shōto, pero éste sacó su espada y pudo cortarle un poco el brazo.

-No querrás sufrir una mordisca de mi hermosura ¿verdad? -resopló burlón el hombre castaño llamado Chisaki.

Stain lo golpeó, dejando caer su espada.

Iba ser una de las peores noches de su vida, de nuevo.

Cuando despertó estaba amarrado en el tronco donde dejaron al bebé dragón, escuchó a su yegua e intento observar bien pero se sentía realmente mal. Buscó al bebé dragón y al mirar que estaba acostado en su pecho suspiró aliviado, hasta que miró a alguien acercarse con una gran capa.

-Vaya, vaya.

Esa voz se le hacía conocida pero no sabe de dónde, intenta dejar de cabecear y librarse pero le apretaban demasiado las sogas. Se dió cuenta que estaba semi desnudo; con su camisa bóxer y botas, su espada tirada a un metro y su pantalón al lado suyo. Quería irse. Le duelen las piernas. Su yegua estaba asustada, lo sabe.

Las sogas le dolían y hacían que su piel ardiera.

-Parece que está dando vueltas en Saturno. -se burló y desató al omega. Este al instante, revisó si su dragoncito estaba bien y si, lo estaba, lo abrazó y se tiró al suelo. Su cuerpo temblaba y sombra de aquel hombre seguía a su lado.

-Oe, ¿acaso estás consciente? -lo jaló del cabello y lo levantó un poco. Shoto lo miró borroso.- Mmh.. 

-Agh, joder.. -la yegua renchinaba- ¡Tú cállate! Tu.. dueño está bien, maldición. -cargó a Shōto y ése solo se aferró al cachorro- siquiera lo suelta.. -resopló y lo acurrucó en él- Kirishima, ata al caballo. -el pelirrojo asintió y puso una cuerda al rededor de su cintura y la otra en el caballo. Acarició su melena para que no tenga miedo. El cenizo agarró el pantalón y la espada de Shoto para luego mirar al pelirrojo. Kirishima ya sabía que hacer así que se alejó un poco y se transformó en un gigantesco dragón rojo, extendió sus alas y el cenizo se acercó mientras miraba a Shōto, quien estaba asustado al escuchar ruidos tan raros, y pensó, ¿acaso era un dragón? Empezó a ver bien y miró tal dragón.- que.. -suspiró un poco y se acurrucó en el cenizo.

Saving You. •A.U. medieval• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora