𝐃𝐀𝐌𝐍 𝐘𝐎𝐔 ━ Nikki Sixx.

Capítulo 6.

Qᴜᴇ ɪɴɪᴄɪᴇ ʟᴀ ᴅɪᴠᴇʀꜱɪᴏɴ.

West Hollywood, 1983.

Después de llegar a la pizzería que me había indicado Mick, observé a mi derecha. Debía encontrar la casa verde, la cual había pasado hace dos minutos y después encontré el dichoso apartamento.
Caminé a la entrada de el apartamento, agarré la perilla de la puerta, y ¡bingo!, estaba abierta tal y como lo había dicho Mars. Al abrir la puerta lo hice con cuidado y después la cerré con sigiles.
Caminé en silencio, mirando a mi alrededor tratando de encontrar a esa sabandija, pero lo que escuché fueron gemidos y jadeos desde una habitación.
Hice una mueca de asco, con mi mirada recorrí el lugar y encontré los pantalones de Nikki, en ese momento se me ocurrió una gran idea. Me dediqué a caminar con cuidado por el lugar y busqué la cocina de la tal Lita. Revisé el frigorífico y pensé en ensuciarle sus pantalones de cuero, pero creí que era algo de novata, entonces busque en los utensilios de cocina y agarré la tijera de cortar carne.

Los gemidos habían cesado y sabía que debía darme prisa. Caminé con cuidado a la sala donde estaba sus pantalones y con la tijera de cortar carne, corté el largo de sus pantalones dejándole unos "shorts". Llené de huecos sus pantalones y los acomodé de tal manera que no se notara tanto. Corrí a esconderme detrás del sillón en cuanto sentí unos pasos.

—Eres increíble, Nikki —escuché la voz agitada de Lita en la cocina.

—Ven aquí —dijo él aún en la habitación.

—Estoy buscando algo de beber —elevó la voz—. Nikki, ¿en qué momento trajiste una bolsa contigo? —observé a mi alrededor y maldije internamente.

Mierda.

Había olvidado esconder la bolsa en la entrada y por estúpida la había dejado en la sala. La escuché tomar la bolsa y ahí todo se fue a la mierda.

—¿Bolsa? —escuché la voz de Nikki.

—Sí, aquí en la sala dejaste una bolsa.

—Yo no traje nada —escuché la voz de Nikki un poco más cerca. Supuse que ahora estaba en la sala.

—Entonces, ¿cómo llegó esto aquí?

—Déjame ver qué es —dijo el pelinegro.

—¡No, Nikki! —exclamó la mujer—. ¿Qué pasa si es una bomba?

Dios, está mujer si es tonta.

—No es una bomba, Lita.

—Eso no lo... ¡Ahhhhhh! —la mujer gritó aturdiéndome y en cuanto levanté la mirada, me encontré con su rostro—. ¡¿Quién diablos eres, qué haces aquí?! —exclamó asustada.

Al ver a Lita me percaté que estaba desnuda y tapé mis ojos con rapidez, salí del escondite todavía con mis ojos tapados y supuse que Nikki sabía que se trataba de mí. Podía imaginar su mirada furiosa en ese momento.

—Lo siento mucho, Lita —dije sin verla todavía—. No era mi intención asustarte.

—¿Quién diablos te dijo que estaba aquí? —escuché la voz de Nikki.

—Tengo mis contactos.

—Oh, ahora me sigues —carcajeó con ironía—. Espera a que Doc se entere.

—No te atrevas —dije amenazante—. Sabes que te puedo acusar perfectamente después de lo que hiciste.

—¡¿Qué está pasando?! —exclamó Lita sin entender—. ¿La conoces?