𝐃𝐀𝐌𝐍 𝐘𝐎𝐔 ━ Nikki Sixx.

Capítulo 18.

ᴀᴛʀᴀᴘᴀᴅᴏꜱ.

Me había tomado un tiempo libre, el veinticuatro de diciembre lo había pasado de una manera muy deprimente. Solía tener demasiados recuerdos respecto a navidades pasadas y también sabía que habían personas que se habían ido de mi vida, por lo menos me cuestionaba cinco veces al día el por qué habían sucedido así las cosas, mi hermana se había estado quedando en mi departamento y se me hacía un tanto agotador, ella era extremadamente feliz y siempre tenía mucha energía, yo me sentía agotada y un poco harta de todo. Tom había llamado y se había disculpado conmigo por no pasar estas fechas conmigo, yo le dije que eran fechas muy normales para mí, le hice creer que no veía ningún cambio si estaba o no, simplemente lo echaba de menos, me dijo que volvería el dos de enero.

Estaba sentada en el patio de afuera viendo los juegos artificiales, ya era primero de enero y estaba recibiendo 1984 sola.

Escuché el timbre del apartamento y me levanté del suelo para entrar rápidamente e ir hasta la puerta y abrirla, pensé que Alexis ya habría llegado. Escuché un par de golpes en la puerta.

—¡Ya voy, Alexis! —quité el seguro y abrí la puerta.

Me sorprendí al ver a Nikki al frente de mi puerta, traía una botella de Jack Daniel's en la mano. Llevaba puesta una camisa negra con el logo de Kiss y sus pantalones negros ajustados. Se mantuvo serio en cuanto abrí la puerta y quedó en silencio, los juegos artificiales todavía se escuchaban de lejos y yo esperaba a que hablara, pero no decía nada, sólo me observaba con atención.

—¿Vienes con Alexis? —él negó—. Bueno, no podrías venir con ella, mi hermana te odia —él asintió, fruncí el ceño—. ¿Estás drogado?

—Un poco —hizo una mueca.

—¿Te puedo ayudar en algo?

Nikki me miró fijamente, levantó la botella de Jack Daniel's y se tomó lo poco que quedaba. Se acercó a mí empujándome con su cuerpo adentrándose a mi apartamento, cerró la puerta detrás de él y yo retrocedí. Él empezó a acercarse a mí hasta que mi cuerpo chocó con la mesa del comedor, me tomó de la cintura y con sus manos tomó un mechón de mi cabello. Solté un jadeo y empecé a ponerme nerviosa, él no decía absolutamente nada y solo me miraba con deseo en sus ojos.

—Me estás volviendo loco —dijo casi que arrastrando las palabras. Traté de apartarme de él, se notaba que estaba pasado de tragos y quizás no tenía idea de lo que decía.

—Estás ebrio, Nikki.

—Gracias a tu maldito atrevimiento todo el tiempo, encuentro tu osadía excitante y no puedo dejar de pensar en ello.

—Deja de maldecir todo el tiempo —lo empujé con fuerza pero él no se movió—. Aléjate de mí o gritaré, Frank —dije en modo de advertencia.

—Te he dicho miles de veces que Frank ya no existe.

—Me importa un carajo —dije todavía tratando de apartarme de él, ya no quería seguir cayendo en este maldito juego.

—Te aseguro que si me acercara más no tendrías el valor de abrir la boca y gritar.

—Estás ebrio —repetí y él asintió.

—Sí, estoy-estoy ebrio —respondió—. Y mañana estaré sobrio y seguirás volviéndome loco —tomó mis mejillas con sus manos—. ¿Qué estás haciéndome, Robin? ¿Por qué pienso en ti constantemente?

Lo miré con cierta sorpresa y ni siquiera supe que contestar. Él me tomó de la cintura y me sentó en la mesa del comedor y con sus manos logro desabrochar mi bata de dormir. Él soltó un suspiro al ver que había quedado expuesta ante él con solamente mi ropa interior. Miró mi cuerpo y se mordió el labio inferior, me miró a los ojos y se acercó a mí.