#Karmaland #Luckity (K!Luzu x K!Quackity)
── Un roce de mis labios en tu mano, dejando un beso, demostrar el respeto y la lealtad a tu persona, segundo de un roce a tus mejillas y dejar el beso en tu frente en signo de estar a tu lado y protegerte...
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En verdad quería olvidarlo, en verdad quería olvidar esa maldita pesadilla, con respecto a los dioses oscuros. Sí, sabía que sus sacrificios tan banales con las ovejas era todo un chiste mal contado para aquellos poderes oscuros que le otorgaron, y claro que una misera paga no iba a ser suficiente para ellos.
Con pesadez, y gracias a la luz que de filtraba en su hogar, abrió sus ojos, tratando de mantener la mirada enfocada. No quería recordar su encuentro con dichos dioses en sus pesadillas, incluso pensaba que era únicamente eso, simples pesadillas. Sin embargo, aquello se fue a la mierda, gracias a cierto “querubin” mandado por los señores de la oscuridad.
Aunque no fuera capaz de procesar todo aquello que le había pasado durante varias semanas, tan simple como ver a ese diablillo vestido de ángel, era un putazo a su realidad. Después de cerrar la grieta y dar su vida por Karmaland, la furia de los dioses oscuros fue más grande que su sacrificio, ya que no era para ellos, era para un pueblo que le había dado la espalda en su momento. Y solamente para hacerlo pagar, revivieron al joven Borja para así poder cobrar por los servicios que había obtenido de la oscuridad.
¿Cómo pagarlo?
Realmente no era simple, pues era dejar a cierto “querubin oscuro” que le acompañara en su renacimiento, en un lugar bastante lejano y que, por cierto, no estaba ni cerca del pueblo de Karmalan. No, ese lugar era tan recóndito en el mismo plano espacio entre la vida, la muerte, el cielo y el infierno. Un limbo de cuerpo y alma; por así decirlo, se encontraba en ese mismo lugar acompañado de cierto chico; al parecer, mexicano.
Para muchos un martirio, para Luzu, un encanto que deseaba destruir.
── ¿Terminaste de matarme en tu imaginación? ── preguntó el chico de plumaje rojo ── Es eso o, ¿estás dramatizando tu vida como novela de televisa sin presupuesto? ── pregunto nuevamente.
El castaño lo fulminó con la morada, algo que hizo gracia en el joven “querubín”.
── ¡Ay, vamos Luzu! Por lo menos ten la pinche y mugrienta decencia de hacer algo divertido y así no hacer tan pinche aburrida tu vida, de por si miserable ── miró y se acerco al mayor, suspirando rendido al ver que el español no hacia caso de lo que decía, o hacia.
Bufo molesto, desde hace tiempo que los dioses oscuros le encomendaron a aqueo chico de orbes carmín, pero todo se volvía aburrido si no le daban tareas que hacer en contra del mayor, y digamos que los dioses tal parecía que solo ma tenían cautivo a Borja por ser su “joya” más preciada.
