capitulo 12

13 2 0
                                    


Medusa interrumpió su conversación con Perseo y se dirigió a Andrómeda con determinación, apartándola del lugar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Medusa interrumpió su conversación con Perseo y se dirigió a Andrómeda con determinación, apartándola del lugar. Perseo, desconcertado, observó la escena en silencio, sin comprender del todo lo que estaba sucediendo.

—¿Qué ha sido eso? —exigió Medusa una vez estuvieron a una distancia prudente de Perseo—. ¿Por qué le has dicho que estoy comprometida? ¿Por qué estás aquí?

—Medusa, no salías a la calle a pesar de que todas las mujeres del santuario te lo pedíamos. Solo he venido a saber qué te pasó.

—No intentes engañarme, Andrómeda. He vivido en medio de los dioses, conozco las mentiras.

—Basta, Medusa. ¿Ves cómo me estás tratando por un hombre? ¿Se te ha olvidado tu misión? Has estado viniendo aquí todos los días solo para verte con este hombre. ¿Esto te parece bien?

—No sé por qué lo dices con ese tono acusatorio. Por lo visto tú también has estado saliendo con él a espaldas de todos. Además, ¿Qué tiene de malo? Tú sabes perfectamente que nunca pondría a nadie por encima de vosotras. Solo... solo quiero intentar vivir la vida que no pude.

—Ya, pero olvidas tu naturaleza. Tú eres un monstruo y él es un mortal. Nunca podréis estar juntos.

—Lo sé, Andrómeda, pero eso no quita que no pueda tener un momento de felicidad. Sé que tendré que dejar a Perseo en algún momento, pero será más tarde que temprano. Eso te lo advierto.

—¿Y qué hay de él? ¿Qué hay de Perseo? ¿Le vas a romper el corazón y vas a irte cuando decidas dejarlo? ¿No crees que lo dejarás devastado? ¿No crees que hubiera sido mejor no conocerte nunca? ¿Qué se hubiera fijado en otra persona con la que podría tener una vida normal?

—¿Otra persona con la que podría tener una vida normal? ¿Tú, por ejemplo? Espero que no pienses eso porque tú tampoco eres una persona normal con la que podría tener una vida. ¿Se te olvida la condena que pesa sobre tus hombros? Por si lo olvidaste, los dioses te sentenciaron a muerte a ti y a cualquiera que te dé asilo.

—Entonces, ninguna de las dos debe acercarse a él.

—Yo haré lo que Perseo quiera.

—¿Le vas a decir...?

—No le voy a hablar del santuario, ni le voy a hablar sobre mi naturaleza. Pero seguir viéndonos o no será decisión nuestra.

Andrómeda miró a Medusa con una mezcla de resignación y tristeza. Sabía que no podía detenerla, y en el fondo, comprendía su deseo de vivir, aunque fuera por un breve momento, una vida llena de amor y felicidad.

Medusa regresó hacia Perseo, quien la recibió con una sonrisa, ajeno a la tormenta que se desataba en los corazones de ambas mujeres. Andrómeda se quedó atrás, observando en silencio, mientras Medusa y Perseo se ponían a caminar por la playa.

Un Monstruo HermosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora