capitulo 8

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La cama era realmente cómoda

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La cama era realmente cómoda. Cuando se despertó antes, no tuvo tiempo de apreciar su comodidad, pero ahora, que estaba más relajada, podía sentir lo suave que era el lugar donde estaba durmiendo.

—La escultura de la diosa es realmente hermosa. Me gustaría volver a verla y apreciarla mejor—, pensó Medusa mientras se daba vueltas en la cama.
—Pero está prohibido que las aprendices deambulemos por los pasillos en la noche. Además, padre y madre me dijeron que no venerara sola la escultura más alta de un dios—

Medusa suspiró y dio otra vuelta en la cama. —Aunque no estaría rompiendo ninguna regla, ya que no iría a venerarla, sino a apreciarla con más detalle. Además, no es la de un dios, sino la encarnación de uno—, se dijo a sí misma mientras daba otra vuelta en la cama.

—No—, volvió a negar. —Sí estaría rompiendo una regla, porque también me dijeron que debía obedecer todo lo que me decían, y las sacerdotisas dijeron que nada de salidas nocturnas sin permiso—, suspiró Medusa derrotada.

—¿Por qué estás dando tantas vueltas? ¿No puedes dormir?—, preguntó Vania, sorprendiendo a Medusa.

—Lo siento si te desperté. Es que quería ver la escultura de la diosa otra vez con más detalle y estaba indecisa sobre si ir o no—, respondió Medusa.

—Te entiendo, esta escultura es muy impresionante. Con este ritual de bienvenida, yo tampoco pude apreciarla como quería. Pero no nos metamos en problemas, ya tendremos tiempo de verla mejor en los días que vienen—, aconsejó Vania.

—Sí, tienes razón—, asintió Medusa.

—Bien, ahora duérmete, que mañana tendremos que madrugar—, concluyó Vania. y las dos aprendices se apresuraron a dormirse.

Han pasado varios días, y Medusa ya se ha familiarizado con la rutina del santuario. Cada sacerdotisa presente les enseña aspectos de los cultos a la diosa, las ofrendas de cada una, la forma de realizar los sacrificios, los bailes específicos para cada ocasión, y también aprenden a tocar nuevos instrumentos. Cada aprendiz sabía tocar al menos uno, excepto Medusa. Sin embargo, como todavía estaban aprendiendo a tocar el instrumento que Vania afirmaba conocer, ella le daba consejos para mejorar antes de dormir. También aprenden más historias sobre la diosa y sus caballeros.

Por último, tenían un día libre en el que podían hacer lo que quisieran, pero debían permanecer dentro del santuario. Medusa sabía cómo quería pasar ese día.

Medusa se dirigió al patio principal, donde se encontraba la escultura de Nilla, acompañada de su compañera de cuarto Vania y otra aprendiz llamada Ashanti. Para no desobedecer las instrucciones de sus padres y poder apreciar mejor la escultura, además de que sus dos compañeras traían los instrumentos que iban a tocar para que ella pudiera bailar.

Un Monstruo HermosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora