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«Sí, la tengo»︎ son las simples palabras que Tzuyu no puede sacar de su mente. Después de haberle respondido aquello, Jihyo dió por terminada la sesión y la despidió para que fuera a su casa.

Tzuyu se detuvo en una tienda para comprar una bebida de chocolate y tomarla de camino a su casa. En el trayecto, no deja de repetir una y otra vez esas escenas de Jihyo llorando, la sonrisa melancólica en su rostro y la canción que sabe que va dirigida hacía esa persona.

«Para que ella tenga a alguien así, esa persona debe ser muy importante en su vida»︎ Tzuyu piensa mientras sorbe fuertemente hasta arrugar el envase de cartón. «Que envidia»︎.

A la mañana siguiente, después de clases, Tzuyu se dirige apurada hacía la misma aula de ayer para seguir con las asesorías. El día de hoy Jihyo se vió más animada que ayer y eso alegró más de lo inusual a Tzuyu ya que estaba preocupada que todavía siguiera pensando en lo de ayer, pues creyó haberle desbloqueo un recuerdo doloroso, pero parece que solo fueron imaginaciones suyas.

Cuando por fin llega al salón, Tzuyu estuvo a punto de saludar antes de entrar, pero la voz de Jihyo saliendo de la puerta entreabierta la detiene. Sabe que está mal espiar, pero en está ocasión quiere justificarlo; el tono que usa su profesora al hablar suena diferente a como la escuchó en la mañana.

—¡¿De verdad?! Eso sí es una gran noticia  —exclama. Tzuyu puede asegurar que está hablando por teléfono al no escuchar una segunda persona dentro del aula—. Lo digo con total sinceridad Momo-yah, me siento muy feliz por ti —Tzuyu se arriesga y con cautela se asoma por el pequeño espacio abierto en la puerta y lo que ve a través de ella le desgarra el alma—. Felicidades por tu compromiso —Jihyo dice con una gran sonrisa siendo un gran contraste con lo que Tzuyu ve en sus ojos; gruesas lágrimas recorren sus mejillas y terminan cayendo al llegar a su mandíbula—. Y no te preocupes, c-claro que iré —su voz se corta y tiene que aclarar su garganta para seguir ocultando su llanto—. Si, estoy bien, solo estoy algo resfriada, pero ¿te parece si te llamo después? Tengo un compromiso ahora con una alumna —agrega. Ella intercambia unas palabras más antes de despedirse. Jihyo deja el celular sobre el escritorio antes de agachar su cabeza, dejando así que su cabello oscuro oculte su rostro. Tzuyu ve como los hombros de su profesora tiemblan delatando así su llanto silencioso.

La taiwanesa deja de ver aquella escena para recargar su espalda en la puerta. Entre más tiempo pasa presenciando aquello, más siente como su pecho se hunde. Tzuyu espera unos minutos fuera del aula para que Jihyo se calme, y cuando cree que ya paso el tiempo suficiente, toca la puerta. Espera unos segundos antes de escuchar el "adelante".

—¡Profesora Park! Siento llegar tarde, me entretuve platicando con una amiga —Tzuyu entra haciendo una leve reverencia. En todo momento actúa como si no hubiera visto lo que sucedió hace unos minutos.

—Está bien, no te preocupes, solo fueron algunos minutos de tardanza —Jihyo hace un ademán con su mano para restarle importancia. Tzuyu se da cuenta que ya no hay rastro de lágrimas en su rostro, pero su nariz sigue roja al igual que sus ojos, aún así no comenta nada sobre eso.

Estando una frente a la otra, las dos observan un libro de trabajo y Tzuyu escucha atentamente las explicaciones que da Jihyo. Los minutos pasan así, pero para la taiwanesa es algo incómodo ver a su profesora tan callada, algo extraño viniendo de ella, así que no puede evitar sentirse preocupada.

—Profesora Park, usted está bien, ¿verdad? —pregunta mientras resuelve algunas oraciones del libro atenta a las indicaciones que le da Jihyo. Tzuyu no la ve, así que no puede saber que reacción tiene en este momento.

—¿Por qué lo preguntas?

—Es solo que... está menos animada que en la clase —responde apretando un poco el lápiz que usa, deseando que Jihyo no le preguntara el como se dió cuenta de eso.

"Solo alguien que le gustas se da cuenta de esos pequeños cambios", sería una respuesta que le daría Tzuyu, pero sabe que eso es una estupidez ahora.

—Creo que estoy un poco agotada, nada más— se encoge de hombros y le regala una sonrisa a Tzuyu en un intento de tranquilizarla, pero la menor sabe perfectamente lo forzada que es aquella acción.

—Sí es así, no tengo ningún problema con irme y continuar mañana. Es mejor que me vaya para no seguirla reteniendo y que descanse —Tzuyu coloca las palmas sobre el pupitre para impulsarse y ponerse de pie con intenciones de irse, pero antes de querer recoger su mochila Jihyo se inclina hacía ella y toma su muñeca con fuerza para deterla. El repentino toque hace que Tzuyu se sonroje y sorprenda.

—Tzuyu-sii, me viste, ¿verdad? —aquella pregunta le provoca terror. «¿Cómo se dió cuenta?»︎ se pregunta la menor permaneciendo totalmente rígida—. Nunca te he visto tocar antes una puerta, no hasta hoy. Además, sé que mi rostro me delata —Tzuyu baja su mirada sintiéndose apenada por haber sido atrapada. Jihyo, al ver su reacción, suelta su mano—. Me siento muy avergonzada de que me vieras así, lo siento —la escucha disculparse mientras ríe.

—No, la que tiene que disculparse soy yo —Tzuyu la contradice apretando sus puños con fuerza—. No quería escuchar su conversación. Es solo que... —no quiere terminar su frase, sabe que, sí sigue, lo terminará confesando todo y aún no está lista para arruinar lo poco que ha conseguido.

—Está bien, es mejor que continuemos mañana —la taiwanesa no discute, ella presiona sus labios mientras asiente con su cabeza. Sabe que ahora eso es lo mejor.

Tzuyu se despide un poco decaída antes de tomar su mochila y salir del aula dejando a Jihyo y parte de sus sentimientos con ella.

say you love me ⌗ jitzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora