Capítulo 1

1K 82 110
                                    

El sonido de la alarma era como un taladro para sus oídos. Alzó la mano hacia el escritorio y comenzó a palpar el maldito reloj sin éxito alguno. Odiaba las mañanas del día lunes; marcaban el inicio de una nueva semana de su miserable existencia. Cuando al fin tuvo energía para sentarse en la cama, tomó el estúpido reloj y lo estrelló contra la pared; escuchó las maldiciones provenientes de la ducha, así que aún no se iba a trabajar, sólo se estaba bañando, lo cual quería decir que no ignoró lo suficiente la maldita alarma y tenía que bajar a preparar el desayuno. Quizá debió aceptar la ama de llaves que la generala Grace le ofreció, así no tendría que agregarle una función más a sus responsabilidades maritales con su peor enemigo.

Ni siquiera se cambió de ropa o se duchó antes de bajar a la cocina, se sentía tan cansado, por más que intentaba dormir a una hora decente terminaba mirando hacia el techo y escuchando los ronquidos de su amado esposo, eso sino se convertía en el oso de peluche personal del famoso superhéroe. Escuchó los pasos a su espalda, trataban de ser silenciosos pero al parecer Ryan no era muy bueno en eso, sintió unas suaves manos envolver su cintura. Cielos, si su vida no estuviera llena de mierda, se permitiría disfrutar del toque del niño. Era lo único inocente y puro que tenía y el último rastro de humanidad que quedaba en él. Tal vez, sólo tal vez, él no era el mismo monstruo que su padre. ¿O es que puede alguien tan malvado sacrificar su vida por la felicidad de un niño?

_ Me asustaste, Ryan _ William apretó las pequeñas manos del menor _ ¿Listo para el partido de hoy?

_ No quiero ir _ el niño soltó al adulto haciendo un puchero _ Tú no irás.

_ Sabes que quiero estar a tu lado pero no puedo ir. Ryan, Veng... John estará ahí, él te animará por los dos _ al ver que el pequeño bajó la cabeza avergonzado, el azabache tomó el mentón de Ryan y alzó su rostro hasta que sus miradas se cruzaron _ ¿Qué pasa?

_ Es mi culpa, estás aquí por mí. Tienes razón, maté a mamá y tú...

_ No, no vuelvas a repetir esa estupidez. Estoy aquí porque quiero estar aquí.

_ No es verdad _ Ryan se alejó del tacto del mayor _ Lo odias. Aunque las paredes son de metal, puedo escuchar como te lastima.

_ Me temo que no escuchas como tu padre me lastima, más bien como yo intento lastimarlo a él. No soy una muñeca, Ryan. Sé defenderme, además créeme cuando te digo que John no es capaz de lastimarme en mi estado. A veces, soy yo quien se pone difícil.

_ Porque lo odias _ soltó Ryan con desdén.

_ Yo... _ los pasos del rubio interrumpieron la pequeña conversación entre ambos varones.

_ Aquí están mis dos amores _ el súper bajaba las escaleras ya pulcramente vestido y con su típica sonrisa adornando su rostro _ Cielos, William, huele delicioso. ¿Ves porqué insisto en desayunar en casa?

_ Haré café _ William palmeó la espalda del menor y se dirigió a colocar la cafetera en la estufa _ Ryan está muy emocionado por el partido de hoy. ¿No es así, campeón? _ dijo revolviendo los cabellos del niño en cuanto se giró a colocar el plato de comida en el lugar del infante _ Estoy seguro que se ganará ese torneo.

_ Por supuesto así será. Bueno, William, ve a vestirte, tenemos cita con el médico _ dijo Vengador llevándose el primer bocado de tocino a la boca _ ¡Delicioso!

_ No iré _ William tomó su propio lugar en la mesa sin mirar a John. El sonido que hizo el tenedor al caer al plato provocó que Ryan brincara en su asiento _ Ya hablamos de eso, que pase lo que tenga que pasar.

_ Ya te dije que no morirás, no voy a permitirlo.

_ No soy una esposa abnegada que obedece a su marido sumisamente. Es mi salud, yo decido...

Vínculo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora