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Jimin caminaba a pasos lentos y cortos, mientras sostenía su gran panza de 32 semanas, mientras su lobo se sentía cada vez más fuerte, seria por los cuidados de los médicos, o por el alfa que no se había separado de él, durante las 2 semanas anter...

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Jimin caminaba a pasos lentos y cortos, mientras sostenía su gran panza de 32 semanas, mientras su lobo se sentía cada vez más fuerte, seria por los cuidados de los médicos, o por el alfa que no se había separado de él, durante las 2 semanas anteriores.

YoonGi le seguía a cada paso, sin dejarlo alejarse demasiado, incluso si Jimin aun no lo perdonaba por todo, ya no lo alejaba cada 3 segundos, y eso era más que suficiente para él y su lobo.

Ver como crecía su cachorro en el vientre de su aferrado y amado omega, le provocaba una sonrisa, despertar todas las mañanas y lo primero que ver al despertar sea a su omega, mismo que recuperaba el sonrojo en sus mejillas a medida que pasaban los días en el hospital.

Jimin carraspeó su garganta, mientras caminaba por los pasillos del hospital, como los últimos días.

Carraspeo tan fuerte que el lobo de YoonGi se puso alerta.

—Todos se han ido. —Murmuró por lo bajo, atrapando la atención del alfa, tan solo un segundo después. —El primer alfa del que me enamore, el segundo, el tercero y por supuesto el alfa que me marco, el mismo que decía que me amaba, el padre de mi cachorro. —Siguió hablando, en un intento de poder borrar todas esas veces que le rompieron el corazón. —El padre de mi cachorro, y solo por si aún dudas, hablo de ti, del alfa que llamo mi atención en un bar. —Siguió sin detenerse a ver el rostro de Min. —Cada uno de ellos... Cada uno, termino abandonándome.

—Jimin. —Soltó Min, en un gruñido, sintiendo su sangre hervir bajo su piel, escuchar a Jimin hablar de sus alfas, le enfurecía, y le hacía doler su lobo.

—No pretendas ser diferente, tu eres el peor —Reprocho, interrumpiendo al alfa. —Lo hubiéramos dejado en una sola noche.

—Cariño~... —Replicó intentado detener a su omega, intentado que Jimin parase de lastimarlo.

De lastimarlo con la verdad.

Todo este tiempo y no había demostrado ser diferente.

—Pero te aferraste, y fuiste más allá de lo que cualquier otro alfa, fue capaz. —Siguió, sin importar los miles de gruñidos que soltaba el alfa detrás suyo.

—Deja de hablar de tus ex-alfas. —Gruñó, sintiéndose cada vez más enojado, celoso y sobretodo, sintiendo que no había podido cumplir como alfa.

—Mi lobo sufre cada vez que termino una relación, no te creas importante, es normal. —Explicó, dándose media vuelta, regalándole una sonrisa falsa, pues YoonGi era capaz de ver más allá de sus palabras vacías, podía ver que mentía.

Que Jimin y su lobo le estaban mintiendo de frente.

—Cariño. —Murmuró, intentando acariciar las mejillas del omega, al ver como una lágrima caía por las mismas, fallando en el intento, pues Jimin se alejó tan pronto sintió el roce de pieles en su mejilla.

—Deja fingir estar de acuerdo con mi profesión, con lo que era... con lo que soy. —Enfatizó, dándose media vuelta, y seguir caminando.

—¡No estoy fingiendo! Park Jimin, deja de ser aferrado y acéptame. —Exclamó entre gritos casi agonizantes.

—¿Crees que eres diferentes a todos? —Pregunto, sin ser capaz de ver a los ojos del alfa.

—Lo soy... —Insistió, sintiendo a su alfa crecer dentro suyo, queriendo demostrarlo. —Me quedaré.

Es diferente de cualquier otro, Min YoonGi y su lobo lo aman de verdad.

—¿Eres idiota? —Pregunto dejando escapar una pequeña risa, una risa que intentaba esconder su nerviosismo.

—Si, me quedaré sin importar nada, sin importar, me quedaré. —Afirmó, una y otra vez. —Me quedaré, me quedaré... Me aferraré a ti, a nuestro cachorro, a mi amor por ti, me aferrare a nosotros. —Insistió, dejando ver que sus palabras eran sinceras, y lo repetiría hasta que Jimin fuera capaz de aceptarlo.

—¿sin importar nada? ¿Crees que mi hijo y yo podremos ser tu familia? —Indagó sujetando su propio vientre, sujetándolo con fuerza al sentir a su cachorro patear.

—Por supuesto, soy diferentes a los otros alfas, yo si me quedare hasta el final. —Continuó, acercándose poco a poco al omega. —No volveré a dejarte, no permitiré que vuelvas a escapar de mi.

Jimin sorbió su nariz, dejando escapar un par de lágrimas rebeldes, limpiándolas tan pronto como las sintió desplazarse en sus mejillas.

—Si es lo quieres, quédate. —Susurro, dejándose abrazar por la cintura, permitiéndose volver a sentir al toque de ese alfa. —Ya vere cuanto te dura el amor.

—Observa bien, porque te va a sorprender cuanto te amo. —Confesó aferrándose con muchísima más fuerza a la cintura de su amado omega.

Lujuria accidental. •YM•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora