Algo... complicado || Matsuno Chifuyu x Male Oc

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Chifuyu

—¡Mamá, ya estoy en casa!— grité en cuanto entré por la puerta por si acaso no me escuchaba, mientras hacía un gesto para que pasaran Haru y Takemichi. Miré al primero mientras entraba: parecía bastante calmado y observaba todo con una pequeña sonrisa en su rostro.

Pocos segundos más tarde, se dio cuenta de mi vista clavada en su rostro, por lo que me devolvió la mirada y me dedicó una sonrisa más amplia que la que ya tenía, haciendo que mi corazón latiera aceleradamente unos instantes y a su vez le devolví el gesto saludándolo con una mano temblorosa y con el rostro notablemente rojo.

Es que no todos los días invitas a tu futuro novio a tu casa para que conozca a su futura suegra y a su futuro hijo, este suceso es pura tensión.

—Disculpe la entromisión...—
—Disculpe la intromisión señora Matsuno—

Tras decir esto, los dos invitados que traje a casa se descalzaron ínterin mi madre llegaba desde el comedor.

—¡Hola Hanagaki-kun! ¿Qué tal?— mi querida madre esbozó una sonrisa al ver a Take y le dio unas palmaditas leves en el hombro, se ha habituado bastante rápido a ver a Takemichi por aquí.

—Oh, y hoy traes a alguien nuevo y no me avisas Chifuyu— le echó un vistazo a Haru algo sorprendida para luego volver a la sonrisa que tenía en su boca.

—Hola señora Matsuno, soy... soy el vecino de la puerta XX, Haruki Suzuki; es un placer— declaró Haru-kun y procedió a hacer una reverencia. Mi madre soltó una pequeña risa como respuesta.

—El placer es mío Suzuki-kun, de verdad hijo, que amigos más educados tienes, ojalá aprendieras un poco— Cambió su principal mirada de Haru a mi, recriminándome; haciendo que el sonrojo que se había desvanecido hace unos instantes, reapareciera en cuestión de segundos.

—¡Mamá! Déjanos pasar y para con esas tonterías— me quité el calzado como hicieron mis dos amigos y pasé al lado de mi madre para ir al pasillo, para entrar y olvidarme de la vergüenza que me estaba haciendo pasar delante de su futuro nuero. Repito: Futuro Nuero.

—Chicos, vamos, que hemos tenido aventuras suficientes por hoy— dije mientras echaba la vista para atrás para ver como ambos hacían una rápida reverencia nuevamente y venían hacia donde yo me encontraba.

Una vez ya en mi cuarto, cerré la puerta y apoyé mi cabeza sobre ésta soltando un largo suspiro. Take se robó mi silla del escritorio y Haru miró toda la habitación para ver si había otra para que también se pudiera sentar.

Me dirigí hacia él y coloqué mi mano en su hombro izquierdo y respondió con un pequeño saltito, pero rápidamente recuperó su compostura. Parece ser que si que está un poco... tenso.

—Puedes sentarte en la cama, no hace falta que te quedes mirando— traté de ocultar mi nerviosismo en ese momento con un tono tranquilizador.

—No hace falta Fuyu, en serio— soltó una leve risita que solo hizo que frunciera el ceño y esta vez hizo que me pusiera delante de él y colocará ambas manos en sus hombros, llevándolo lentamente a la cama.

—Anda Haru, no te preocupes tanto— le dije mientras lo sentaba, dándome cuenta de que nos estábamos mirando directamente a los ojos mientras nuestras mejillas se sonrojaban. Espera, ¿las de Haru también? Madre mía, típico de un manga, ¿seguro que esto está ocurriendo?

Repentinamente, alguien rompió la corta distancia que ya nos separaba a Haru y a mi.

—¡P-Peke J! ¡Cuánto tiempo!— Su mirada ya no regresó a mis ojos, porque se quedaron fijos en los de mi pequeño felino.