Capítulo 112

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YOONGI


El silencio de la sala es brutal. Un silencio tan tenso que escucho mi propia respiración a la perfección como si fuese de algún ajeno. El teléfono se encuentra destrozado a un lado mío, la botella de whisky semi-vacía casi resbalando de mi zurda. Carcajadas secan brotan de mi garganta a la par que bebo.

Es una mierda. Es una jodida y puta mierda todo esto.

Mi mente va rápido y pese a todo esto, no encuentro alguna forma de librarme del problema. Repentinamente todas las rutas que tenía se apagaron. Aquellos planes se fueron al caño en un parpadeo, todo el fuego creciente se apagó por completo para dar paso a una triste soledad y sentimiento maldito. Mi garganta se encuentra cerrada, tragar me cuesta cada vez.

Mi mirada se mantiene en las cenizas del cigarro como si encontrara allí las respuestas. Deseo repentinamente abrir los ojos y que esto solo haya sido un jodido sueño, una pasada cruel. Mi mente en blanco es algo que pocas veces sucede y en estos momentos, no me siento siquiera como imbécil... es diferente. Me siento vacío. Me siento engañado.

Mi hermano. Mi jodido hermano.

Me niego a creerlo. Me niego a aceptar, ¡no puede ser posible, mierda! No puede ser mi hermano, no puede ser mi sangre. Lo sabría, lo sentiría. Todas esas veces que lo tomé, todas esas veces que lo toqué, todas esas veces que lo volví mío una y otra vez jamás... mierda. No puede ser posible. Lo habría sentido, habría señales, mi madre me hubiese dicho... habría algo. Algo que pude tal vez haber pasado por alto, pero siguiera sembrando dudas en mí. Y no, joder. Jimin y yo no nos parecemos un carajo, ni la misma jodida oreja tenemos. ¿En qué momento?

— Mierda... — Susurro ronco y dejo la botella caer, escuchándola hacerse trizas. Pellizco el puente de mi nariz y sigo callando, tamborileando mis dedos en el reposabrazos del sofá. Siquiera tengo ganas de romper todo ya, eso ya lo hice.

No siento nada. Siento únicamente un puto vacío de mierda y mi garganta cerrada, un nudo en la boca de mi estómago que torna mi saliva agria. Tratar de respirar es difícil sin que el aire sea inhalado entre temblores, las venas de mis brazos se marcan y una fina capa de sudor recorre mi nuca y cuello. No entiendo qué está sucediendo. No puedo dejar esto así.

No. No puedo seguir así.

Me levanto del sofá y observo por la ventana el camino al bosque. Le doy una mirada al entorno vacío y abandonado y recojo lo que acabo de usar para botarlo lejos. Doy vueltas por toda la casa entre tropezones torpes, tambaleándome de izquierda a derecha sin aguantar más. Me mojo la cara, termino de golpear las paredes, intento calmarme y que la cordura vuelva a mí. Lo que menos necesito es tener un ataque de rabia.

— Bien... — Me digo viéndome al espejo, notando mis ojeras que comienzan a asomar. Alboroto mi cabello oscuro y veo con detenimiento mis ojos grisáceos, negando repetidas veces y azotando la palma de mi mano en el borde del lavabo. — No puedo seguir así... — Me repito nuevamente viendo el suelo. Otra seca carcajada brota.

No tiene caso.

Bajo las escaleras nuevamente y tomo el teléfono con la esperanza que siga vivo, y pese a estar destruido, sorpresivamente sí se prende. Lo desbloqueo tratando de ver a través de la pantalla agrietada y después de asegurarme que hay señal, lo guardo. Veo el auto afuera y mi mirada recorre nuevamente el entorno. Parece que no necesito nada más.

Salgo de la casa hundiendo mis manos en los bolsillos de mi pantalón, relamo mis labios y comienzo a caminar. Siento el dinero y el golpeteo de las llaves, también mi teléfono. Todo sigue bien y en orden. Parece que podré librarme de esta un poco más si la vida me lo permite. La atención es importante, así que pese a estar solo, no dejo de ver a los costados para conformar que efectivamente no hay nadie más. La bodega vuelve a aparecer en mi campo de visión en cuestión de minutos y así es como acelero el paso para acercarme más a esta.

INNOCENT - yoonmin  [Libro 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora