Capítulo 125

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NOTA:

Apartir de aquí se vienen capítulos que no están en el pdf de INNOCENT, es decir, son capítulos "perdidos" pero que logré rescatarlos en su momento en mi celular.






JIMIN

¿Cómo definirías la locura? ¿En qué momento sabrías que estás loco? Diversos filósofos intentarían responder esa pregunta de diversas maneras, ¿pero no somos al final nosotros los que decidimos nuestra propia filosofía? Locura, una palabra tan complicada que, a mi punto de vista, podría ser utilizada para mostrar cosas no tan comunes.

La locura puede ser buena, por ejemplo, aquella persona en su trabaja que tomó un riesgo que las personas definieron como una “locura” y eso lo llevó al éxito. No siempre es así tampoco, la locura puede ser morbosamente negativa como la persona que abre una persona a la mitad para probar un pulmón crudo y comprobar si sabe bien.

La locura tiene muchos matices, muchos caminos. ¿Estamos locos todos acaso? ¿La ética nos salva de la locura? Pareciera que sí, la locura a mi parecer es un instinto albergado en todos, brotando de diversas maneras, siempre osadas o nefastas.

—Locura… —Me repito a mí mismo saboreando la palabra una última vez antes de dejar la máscara en su lugar y volver a mí.
Me aseo perdido en múltiples pensamientos, conciliando sueño quizá más rápido de lo que esperaba, pero mentalmente estoy agotado. Incluso no deseo despertar ya, la vida me haría un favor si algo me sucediera mientras duermo, librarme de este infierno tan rápido como sea posible. La situación podría pensar que no puede empeorar más, pero sorpresa, siempre lo hace.

—Levántate.

La voz es seca, profunda. ¿Es un sueño? No, no es un sueño. Siento algo sacudirme con fuerza y a los pocos segundos me doy en plena cara contra el suelo soltando un quejido de molestia. Estoy a punto de reclamar que me han tirado de la cama abriendo mis ojos furioso, pero me detengo al ver a Min Suga observándome mortal. Paso saliva y aún desde el suelo, me incorporo lentamente sobando mi nariz.

—Lo siento. ¿Qué hora es? —pregunto aún sintiéndome desconcertado, busco el reloj con la mirada y veo que son las seis y media de la mañana.

—Vístete —repite sin hacerme el mínimo caso—. En el armario encontrarás ropa deportiva, póntela y te ve abajo en diez minutos. Ni un segundo más.

Sale de la habitación con las manos en los bolsillos sin decir nada. Aprieto un poco mis labios y haciendo caso, me dirijo al armario para buscar la ropa que me ha pedido. Me visto, aunque la ropa me quede un poco grande y voy al baño a lavarme la cara con agua fría. Me seco veloz con la toalla y salgo de la habitación, bajando las escaleras hasta la sala. Aún no hay movimiento para mi sorpresa, apenas puedo ver desde acá arriba las camionetas rodeando el lugar y los guardias con las armas en mano. Aún es de noche, está todo silencioso y las luces al interior son tenues. La luna… aún puede apreciarse un poco de ella, está llena.

—¿Te interrumpo? —Vuelvo a escuchar detrás de mí provocando que dé un pequeño respingo. Joder, vaya que es silencioso—. ¿Te gusta la noche, Jimin?

—Eso… eso creo… —murmuro sin saber bien qué decir, él se va acercando intimidante hasta quedar cerca de mí, detallándome con la mirada.

—¿Tienes miedo de tu propio padre? —pregunta burlón y ahí siento otra vez mi sangre volverse hielo. La conmoción del momento en el que me lo dijo me había impedido tomarle mucha importancia, pero ahora que lo decía así… debía ser un error. ¿Cierto? —. Oh… ¿no te lo había dicho, Yoongi?

Mis ojos se amplían en terror, ¿Yoongi qué?

—No sabías… —repite y se lleva una mano a la boca, aguantando una carcajada cruel que poco después brota de su garganta. Yo no puedo hablar, me quedo allí plasmado—. No te lo dijo, me contó Seokjin que se lo soltó. ¡Oh! Creí que te lo diría, eso volvería más emocionante y enferma su relación, ¿no es así? —Se lleva un dedo a la barbilla—. Mi hijo es tan curioso, menudos métodos. En fin, ¿tienes hambre, hijo mío?

INNOCENT - yoonmin  [Libro 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora