XXVIII

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Sana se preguntaba porqué las cosas habían terminado así.

Jihyo ya no le hablaba, no contestaba sus mensajes y ni siquiera la miraba, haciendo preguntar qué había hecho mal.

Para su desgracia, Tzuyu también había comenzado a juntarse más con ella, confesando que también sentía un distanciamiento con Jihyo, ya que la muda había decido juntarse con Chaeyoung y ella seguía sin animarse a hablarle.

¿Por qué las cosas tenían que ser así?

A Sana le costaba ver a Jihyo de lejos, quería al menos volver a ser las amigas que eran antes.

Quería volver a intentarlo.

Quería estar a su lado de nuevo.

—¿Por qué no aprendes lenguaje de señas? — le preguntó Tzuyu un día—. Así podrás acercarte a ella de nuevo, de una forma distinta, incluso serán más cercanas.

Sana negó.

— ¿Alguna vez aprendiste un idioma? Tardas muchísimo tiempo, Tzu, años. No puedo dejar tanto tiempo.

— No tienes que aprender todo el idioma, sólo lo que quieras decirle.

Y Sana pensó que Tzuyu era una genia.

Le preguntó a la señora Park si podría ayudarlo con su plan, y con vergüenza le explicó lo que había pasado, desde el beso hasta que Jihyo lo ignoraba.

La señora no se negó, y confesó que había notado un cambio en Jihyo en esos últimos días.

— ¿Por qué no me lo dijeron antes, mocosas? — protestó a mujer, haciendo que la pelinaranja se encogiera en la silla—. Lo dicen como si tuvieran miedo, como si estuviera mal, si ustedes se quieren tanto, ¿Qué importa?

Sana se sentía regañado, pero a su vez agradecido.

— Nana, nadie ha cuidado a Hyonnie tanto como tú. Y sí, puede que sea algo nuevo para mí esto de... Las relaciones entre dos chicas, pero... Le haces mucho bien a mi hija.

Sana sonrió.

— Y en parte siempre lo supe, ¿Crees que los padres somos tan ciegos como para no ver esas cosas?

※Mute※ (Adaptación) ① ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora