※Mute※ (Adaptación) ① ✓

LXXX

Se sentó más cómodamente, tomó a Jihyo por sus antebrazos para que se sentará sobre su regazo.

Ya sobre ella, abrazó las caderas de la chica, llevándolas más hacia adelante para que sus intimidades se encontraran, al mismo tiempo en que la besaba de forma húmeda, ahogando leves gemidos, por cada mínimo roce, que surgía de sus labios.

Llevó una mano hacia sus vaginas, no lograba hacer mucho contacto pero sí bastante, empezó a masturbar a ambas.

Cortó el beso para escuchar la agitada respiración de Jihyo, sintiendo su cuerpo temblar por las sensaciones, mientras el aguda sonido de sus gemidos aumentaba de a poco, conforme Sana aumentaba la velocidad de su mano.

Aún con todo lo que sentía invadiendo sus sentidos, una idea algo extraña, que dudaba que pudiera habersele ocurrido de forma lógica, llegó a su mente.

— Jihyonnie— la chica asintió, lo miró con algo de esfuerzo, intentando concertarse por un momento en sus ojos y no en su placer— ¿P-Puedes intentar algo?

Jihyo volvió a asentir.

— Intenta hablar— dijo, y Jihyo no pudo evitar negar, quiso apartarse pero, la pelinaranja seguía teniendo una mano sobre sus caderas, impidiendo que se moviera—. Cuando sientas un gemido, intenta decir algo con ese sonido, mueve esa lindo boquita que tienes... Intenta hablar.

Sana había descendido la velocidad de la masturbación, y ambos podían pensar con un poco más de claridad.

— Sólo intenta, no sé... Decir mí nombre— añadió, viendo la inseguridad en sus ojos—. No pasará nada si no lo logras.

Dejó su intimidad para tomar completamente la de su novia, acariciando la zona un par de veces, antes de introducir en su entrada la punta de su dedo, escuchando las respiraciones cada vez más agitadas de Jihyo.

Pasaron varios gemidos, Sana comenzaba a dudar si Jihyo no necesitaba algo más fuerte.

Así que volvió a acercar sus labios a sus rosados y lindos pezones besandolos y succionandolos.

— Sa- — creyó escuchar, en un corto gemido, su mano se concentró en jugar con su clítoris, mientras su lengua lamía sus sensibles botones.

Jihyo gimió más fuerte cuando un espasmo recorrió todo su abdomen, a punto de acabar.

Sabiendo que no duraría mucho, intentó su mejor esfuerzo, retenido un gemido en su garganta para soltarlo con un nombre.

— Sanaa∼

La pelinaranja sonrió con orgullo, se apartó para ver sus ojos.

— Continúa, bebé— dijo—. Busca tu voz, de dónde viene.

El placer lo recorría completamente, apenas podía entender lo que Sana le decía, sus gemidos comenzaban a ser más erráticos, apenas teniendo tiempo para respirar entre ellos, sintiendo el orgasmo acercarse en violentas olas que lo recorrían completamente, sin poder retener ninguno de sus gemidos, intentó hablar con ellos, repitiendo el nombre de su novia varias veces, sintiendo de dónde surgía esa voz.

Con un último gemido, lleno de placer, Jihyo acabó, aún en manos de Sana.

Sin querer dejar de hacer algún ruido, con miedo de no volver a encontrar lo que había perdido, Jihyo murmuraba bajito, sonidos incoerentes que no tenían intención de ser palabras, permaneció así unos segundos, hasta que su escencia dejó de salir y su respiración se volvió un poco más normal.

Sana se había venido con sólo escuchar a Jihyo gemir su nombre, y con ambas manchadas, se miraron con una sonrisa.

— Gra-cias— habló Jihyo, con lágrimas acumulándose en sus ojos, antes de comenzar a llorar completamente, rompiéndose, abrazando a Sana con todas sus fuerzas.