LXVIII

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Para sorpresa de Sana , Jihyo tomó su rostro, besándola de forma brusca, colocándose lentamente cada vez más sobre ella.

La muda abrió sus labios, aún sin dejarla ir, pidiendo que la lengua de Sana entrara, y así lo hizo, recorriendo la boca de la otra, ahogando un jadeo con su baile.

Jihyo tuvo que separarse de la misma forma que había iniciado aquel beso, respirando agitada, con el corazón muy acelerado y el rostro muy rojo, sintiendo cómo sus pantalones comenzaban a apretarle.

Se dió cuenta que estaba prácticamente sentada sobre Sana, y que podía sentir que estaba igual de agitada que la otra.

No sabía por qué lo había hecho.

Avergonzada, negó de forma agitada, intentó retroceder, pero los brazos de Sana se enrozcaron al rededor de su cintura.

— No paremos, por favor— pidió, con ojos suplicantes—. Sigamos... Al menos hasta lo que puedas, Jihyo.

Jihyo mordió su labio con nervios.

— Lo dejaremos cuando creas que sea demasiado, lo prometo— habló Sana con suavidad.

La chica la miró con cierta inseguridad, pero asintió lentamente.

Sabía que tendría que hacerlo en algún momento, y que quizás era la hora de al menos intentarlo.

Sabía que Sana sería bueno con ella, que podía confiar completamente, repetirse eso la hizo perder un poco el miedo.

— Comencemos de a poco, juntas— dijo la pelinaranja—. Yo te quitaré una prenda, y luego tú me quitas una a mí— Jihyo asintió—, ¿Quieres empezar?

Jihyo sintió su labio comenzar a doler de tanto morderlo, con manos temblorosas, se acercó a la remera de Sana, se complicó ella mismo para intentar quitarla, así que la pelinaranja terminó por hacerlo ella.

Sana le dió una mirada de permiso antes de hacer lo mismo con la remera de Jihyo.

Para ese punto, Jihyo ya estaba como un tomate, sin poder dejar de mirar el torso de su novia, pero sintiéndose inapropiada por hacerlo.

Luego de unos segundos, Jihyo acercó sus manitos a la cremallera de los jeans de Sana, quién también tuvo que ayudar para que pudiera bajarlos.

Sólo con lencería , Sana bajó con suavidad los pantalones de la chica muda, dejándolas a un lado.

Con ambas en ropa interior, Jihyo tenía la frente perlada en sudor por la vergüenza.

Sana acarició sus mejillas.

— ¿Vas bien? — le preguntó, mirando a sus ojitos.

Jihyo respiró profundamente antes de asentir, y sonrió un poco, para alivio de Sana.

La muda bajó la vista hacia la única prenda que le quedaba Sana, sintiendo los nervios a flor de piel.

— Espera— lo frenó la pelinaranja, haciendo que Jihyo la mirara con sorpresa—. Antes de eso... Te despertaré un poco.

※Mute※ (Adaptación) ① ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora