CAPÍTULO 5: UN LIMÓN PARA TU TRAGO

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Estaba exhausto, podía sentir mi cuerpo tenso pero aún así los olores del lugar me incitaban a seguir durmiendo, como un relajante natural pero la punzada en la espalda y las voces susurrando afuera me obligaban  a abrir los ojos.

No sabía cuánto tiempo llevaba durmiendo pero estaba plenamente consciente de que estuve a punto de hacerlo con Kinn, nunca antes me había excitado de esa forma con nadie, incluso llegué a imaginar que tenía algún tipo de desorden hormonal, además soy un alfa ¿Porqué un alfa se mojaría del trasero por otro alfa? Esto era totalmente extraño.

-¡Pero señor! No puede permitirle seguir aquí, claramente está mintiendo acerca de su género y solo está buscando una excusa para acorralarlo.-

-Basta Big, no se irá y es una orden, sal de aquí.-

Las voces afuera de la habitación habían parado, unos pasos se alejaban y pude escuchar la puerta siendo azotada, realmente es un rey del drama.

Me senté en la gran cama y miré a mi alrededor, no es la misma habitación en la que había estado con Chay, está era más grande y lujosa, al frente había un gran televisor y a un lado podía ver unos enormes ventanales con vistas a la ciudad, era realmente bonito. Me levanté de la cama aún mareado e intenté salir del cuarto, al abrir la puerta me encontré con la imagen de Kinn, sentado cerca del bar que se encontraba aquí, no llevaba el saco, sus pantalones estaban arrugados, su camisa se encontraba totalmente abierta y dios... su cabello que siempre estaba perfectamente peinado ahora estaba alborotado, un mechón salvaje se cruzaba por su rostro pero solo lo hacía ver muy sexy, ¡No! Qué demonios estaba pensando.

-Ya reaccionaste ¿Cómo te sientes? Los supresores que te dieron parecen haber sido demasiado para ti.-

-¿Supresores?.-

-De Omega, interesante ¿No te parece?.-

-No, no es interesante, porque me darían supresores de omega, soy un alfa.-

-Porque despertaste mi celo.-

-¿Desperté tú qué? Estás loco, tal vez solo eres un lujurioso al que se le levanta con cualquier cosa.-

-¿Entonces tú eres la cosa? jaja realmente no te das cuenta de lo que dices.- mierda estúpido idiota

-¡Deja de reírte!.-

-Bien bien, no te enojes, es solo que eres realmente ingenuo.-

-¡Me largo!.- giré mi cuerpo para caminar a la puerta pero antes de llegar a tocarla sentí su mano sujetando mi brazo, voltee a verlo y su rostro mostraba una expresión de preocupación, estuvo mirándome así un par de segundos más hasta que reaccionó y miró hacia otro lado ¿Pero que rayos le pasa?

-Bueno pero ¿Saldrás con esa ropa?.-

-¿Qué?.- miro mi cuerpo y me doy cuenta de que no traía el uniforme que había robado en la bodega, traía puesto un pijama muy femenino, una camisa de seda color rojo que solo se abotonaba a la mitad dejando bastante vista de mi pecho y unos shorts diminutos, si me agachaba un poco se me vería todo el trasero y además ¡No traía ropa interior!

-¡¿Por qué traigo puesto esta cosa tu pervertido?!-.

-Porque no te iba a dar uno de mis pijamas, además te ves bien.-

Kinn recorre todo mi cuerpo con su mirada y sus ojos se oscurecen, quiero abrir la boca para maldecirlo pero no puedo hacer nada más que quedarme paralizado, da un paso más hacia mi y poco a poco va acercando su rostro al mío, toma mi cintura entre sus manos y olfatea desde mi mejilla hasta mi cuello, el toque de sus manos en mi cuerpo se siente eléctrico, el pijama de seda solo hace que pueda sentirlo mil veces más, suspiro e intento no perder la conciencia, es entonces que me percato de algo.

Pan con mermelada (KinnPorsche)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora