CAPÍTULO 7: EL SECRETO DEL POSTRE PERFECTO

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Porschay

Después de que el director Vegas me hablara de la oportunidad de estudiar en este colegio me pidió que lo dejara un momento a solas con Pete, no entendía porqué el ambiente parecía estar tan tenso y pude notar sorpresa en la mirada de Pete, parecía estar pidiendo ayuda pero ¿Qué podía yo hacer ante la orden de un alfa dominante? Y no era solo un alfa, era un Theerapanyakul.

Salí de la dirección a buscar la sala de música que había visto en el pasillo y no pude evitar sentir una vez más ese peculiar olor a café, era muy tenue y suave, estaba en calma ¿El extraño estaría por aquí?

Conforme me acercaba a la sala de música el olor se iba intensificando, empezaba a sentir calor y las manos me sudaban, no otra vez... mi celo.

Al entrar a la sala de música intenté apoyarme de una mesa para evitar caer, esta vez no era como las demás, empezaba a sentir una ligera humedad en mi parte baja. Nunca antes en mi celo había entrado en éxtasis, solo me daba fiebre y tenía que reposar en cama los tres días que duraba, incluso las veces que había entrado en celo en la escuela mis feromonas eran tan débiles que los alfas de mi alrededor ni siquiera se molestaban en acercarse.

Estaba intentando adivinar de donde provenía el olor a café, podía olerlo muy cerca pero al mismo tiempo parecía estar lejos, vi el estuche de una guitarra abierto al fondo del salón y noté que es de ahí de donde provenía, esto me estaba matando de miedo ¿entré en celo solo con el olor impregnado en ese objeto?.

Escuché pasos por el pasillo y esperaba que fuera Pete... no, es un alfa, ¿Vegas? no es el chico extraño, lo se, entonces..

-Oye tú, no está permitido merodear por la escuela después del horario de clas...-

Uno de los guardias de la entrada, se interrumpió automáticamente cuando entró por la puerta, un alfa recesivo, los recesivos no tiene tanto control como un dominante y un omega recesivo como yo no puede hacer uso de sus feromonas como un dominante para evitar lo que vendrá a continuación.

Empiezo a arrastrarme hacia atrás con mis brazos, puedo ver en sus ojos que está perdiendo el control de sus sentidos, se avalanza sobre mí y empieza a arrancarme la ropa y yo no puedo hacer nada para evitarlo, el miedo me está consumiendo y mi mente está completamente nublada por el. Sus gruñidos que ahora escucho en mi oído me hacen temblar, cuando mi camisa es arrancada y mis pantalones están a punto de sufrir el mismo destino el aroma que me trajo a este lugar me golpea en la nariz, está aquí.

-¡Quítate de encima idiota!.-

Gruñe, de forma violenta, lo toma del cuello y lo lanza hacia atrás, es entonces que por primera vez puedo ver su rostro, en está situación lo último que debería hacer es admirarlo, pero me es inevitable, este sujeto es hermoso, su expresión enfurecida a diferencia del otro alfa solo me excita más, me retuerzo en el suelo sin poder controlar mis feromonas, lo están llamando con todas las fuerzas que me quedan. Pero la rabia que debe sentir ahora debe ser más fuerte que su propio éxtasis porque después de observarme por unos segundos se vuelve al guardia y comienza a golpearlo salvajemente, el alfa no puede hacer nada contra él, no puede moverse para esquivar los golpes, no puede ni poner sus manos en defensa, el poder de un alfa dominante de este nivel es imposible de controlar, si no se detiene ahora morirá pero no puedo detenerlo, no en este estado.

-Basta.- intento levantar la voz pero me sale en un susurro- ¡por favor detente!.-

Y en un milagro, me hace caso, la cara del tipo está destrozada en medio de un charco de sangre, el chico se levanta y viene hacia mí, se arrodilla para levantarme del suelo y después me rodea con sus brazos, puedo sentir su nariz olfateando mi cabello.

Pan con mermelada (KinnPorsche)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora